jueves, 31 de mayo de 2018

Los chicos deben hablar y aprender sobre la regla elhuffingtonpost

Recuerdo perfectamente la primera vez que me hablaron sobre la menstruación en el colegio. Los chicos y las chicas estábamos separados. A las chicas nos lo explicaron unas profesoras y los profesores hablaron con los chicos de unos temas que nunca nos contaron.
Al aprender sobre el cuerpo humano y sobre la menstruación de forma aislada, se establecía una barrera entre chicos y chicas que nos condicionaba a todo el mundo a pensar que la menstruación no era un tema del que pudiéramos hablar abiertamente. Este día normal y corriente en el colegio sentó las bases de un estigma para toda la vida, de los tabús culturales y de la desinformación en cuanto a la menstruación.
Como muchos aprendemos estos tabús desde una edad muy temprana, el no hablar abiertamente sobre la regla empieza a parecer normal.
Pero no lo es.
GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO
La regla forma parte de la vida y el código de silencio que la rodea supone un daño mayor del que se piensa. Puede provocar una ansiedad emocional y un aislamiento social capaces de afectar a la salud física, emocional y mental de las mujeres, así como a su participación en la sociedad.
Al crecer, mis compañeros varones no comprendían la repercusión de sus palabras cuando hacían comentarios como "bah, solo está con la regla" o cuando se retiraban de las conversaciones en las que se mencionaba la regla. Yo empecé a menstruar muy joven, antes de que el colegio abordara el tema. Recuerdo que no había ningún sitio donde desechar mis productos de higiene íntima en los baños del colegio. Obstáculos como ese refuerzan los dañinos estereotipos de género y evitan que las mujeres y las chicas puedan cuidar su higiene menstrual de forma segura.
Una encuesta reciente realizada por Plan International Canada indica que no estoy ni mucho menos sola en este tipo de experiencias. El 74% de las mujeres de menos de 25 años dice haber sufrido comentarios despectivos sobre cómo la regla les afecta. Un impactante 83% de las mujeres de menos de 25 años siente que la regla les impide participar plenamente en alguna actividad.
Más allá de las consecuencias sociales del estigma por la menstruación, la regla puede plantear serios problemas económicos a las chicas y a las mujeres. Según la encuesta anterior, un tercio de las mujeres de menos de 25 años en Canadá ha tenido problemas para pagar los productos de higiene menstrual para sí mismas o para las personas bajo su cargo.
Al menos 500 millones de mujeres y chicas a lo largo del planeta carecen de los medios suficientes para cuidar su higiene durante la menstruación.
La pobreza menstrual (la incapacidad de hacer frente al pago de los productos de higiene o de acceder a unas instalaciones adecuadas para llevar a cabo una correcta higiene menstrual) es un problema real, a menudo devastador, al que se enfrentan mujeres de todo el mundo. UNICEF estima que al menos 500 millones de mujeres y chicas a lo largo del planeta carecen de los medios suficientes para cuidar su higiene durante la regla. Sin acceso a los productos e instalaciones pertinentes, las chicas muchas veces se ven obligadas a faltar a la escuela y las mujeres tienen problemas para desarrollar con normalidad sus actividades diarias.
Estamos viendo progresos en Canadá y por todo el mundo con iniciativas como Free the Tampon, lanzada por la escuela universitaria canadiense Centennial College con el objetivo de que los baños femeninos de los campus dispensen de forma gratuita compresas y tampones.
En Uganda, Plan International está llevando a cabo un programa innovadormediante el cual chicos y chicas fabrican compresas higiénicas reutilizables en el colegio. Esta iniciativa proporciona un punto de partida para la educación sobre la menstruación y crea una fuente gratuita de productos higiénicos para que las chicas puedan seguir asistiendo a la escuela.
Si quienes están en el poder no menstrúan y la vergüenza nos sigue impidiendo hablar abiertamente de la regla, ¿cómo vamos a priorizar los problemas de salud femeninos?
A escala mundial, necesitamos un mayor liderazgo sobre este tema. Si quienes están en el poder no menstrúan y la vergüenza y los tabús nos siguen impidiendo hablar abiertamente de la regla, ¿cómo vamos a priorizar los problemas de salud femeninos? El gobierno, las instituciones y las comunidades deben asumir su papel a la hora de priorizar la higiene menstrual para iniciar este debate fundamental y erradicar el estigma de la menstruación.
A la luz del Día Internacional de la Higiene Menstrual, debemos fomentar la conversación sobre la menstruación. Animemos a todo el mundo —chicos, chicas, hombres, mujeres, comunidades, instituciones, empresas y gobiernos— a empezar a hablar de la regla, a innovar en los problemas de salud de la mujer y a consultar con las mujeres y las chicas para derribar los peligrosos obstáculos que sufren relativos a su salud menstrual. Solo cuando trabajemos todos juntos seremos capaces de encontrar verdaderas soluciones y de avanzar hacia la erradicación de la desigualdad.
Amy Bing, autora del post, estudia Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas en la Universidad de Toronto. Es asesora y representante en temas de maternidad, recién nacidos y salud infantil, y es miembro del panel de conferenciantes de Plan International Canada.

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