Los expertos en la lucha contra la delincuencia en la red de la Policía Nacional de Granada centran su trabajo en la investigación de estafas en compras 'on line', falsos empleos y ciberataques a la intimidad
Y. HUERTAS / F. P. A. GRANADA
Los delitos relacionados con las nuevas tecnologías han crecido mucho en los últimos años, algo obvio si se tiene en cuenta que la expansión de internet y de los teléfonos móviles de última generación son un fenómeno muy reciente. De su esclarecimiento en Granada se encargan los agentes del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional. Son los encargados de la vigilancia de la red, un concepto tan amplio como difícil de vigilar precisamente por su globalidad.
El grupo, que encabeza el inspector Francisco Rodríguez, pertenece a la Brigada Provincial de Policía Judicial. Se creó como tal en junio de 2011, aunque la actividad de investigación tecnológica llevaba ya un lustro desarrollándose en el ámbito de los delitos económicos, pues los primeros hechos delictivos en internet eran mayoritariamente de carácter económico. Actualmente está integrado por siete funcionarios, cuatro de los cuales son mujeres.
Los delitos tecnológicos que afectan a la población de Granada no se cometen en su mayoría en Granada. "Internet es una demarcación en sí misma", subraya el jefe del grupo, al tiempo que advierte de que los delitos tecnológicos que sufren los españoles, y por ende los granadinos, vienen marcados por sus costumbres en el uso de las nuevas tecnologías, que son distintas a otros países europeos. "Aquí usamos las nuevas tecnologías más para las relaciones sociales, mientras que países del centro o del norte de Europa las usan principalmente para el e-commerce".
Los delitos que se cometen a través de la red se pueden dividir en dos grandes bloques: los delitos de carácter patrimonial y los delitos contra las personas, que afectan a derechos fundamentales como el honor, la intimidad, la propia imagen o el secreto de las comunicaciones. Luego hay otros ilícitos, como el espionaje industrial, que también se producen pero que son menos comunes.
En el bloque de ilícitos de carácter patrimonial es donde se sitúa el delito que más trabajo da a estos investigadores especializados: la estafa. Rodríguez confirma que un 70% de las denuncias que reciben tienen que ver con fraudes económicos en la red. Las principales estafas son las relacionadas con la compraventa de productos en internet y entre particulares, con ofertas de empleo inexistentes o con falsos alquileres. Sobre este último engaño, al ser Granada una ciudad universitaria, con una especial demanda de alquiler de viviendas, el fraude en los arrendamientos tiene un escenario bastante propicio. Septiembre es además un mes clave para la búsqueda de piso por parte de los estudiantes y por ello la Policía espera un repunte de este tipo de engaño en las próximas semanas. Luego están las cartas nigerianas, que es un timo antiguo con numerosas modalidades y que consiste básicamente "en simular premios que va a recibir la víctima para que ésta haga una pequeña transferencia como condición para recibir una cantidad mayor".
Con respecto al otro bloque de delitos, los principales protagonistas son jóvenes y menores, y se cometen principalmente a través de la red social. En este 'saco' entra también el sexting, término con el que se conoce el envío de imágenes de contenido erótico o sexual a través de internet, redes sociales o sistemas de mensajería de teléfonos móviles. El inspector Rodríguez confirma que los casos de sexting son bastante habituales y están protagonizados por jóvenes con edades comprendidas entre los 14 años y los 30. Incluso existen, según explica, plataformas en internet creadas expresamente para que la gente cuelgue este tipo de imágenes. "Algunas de ellas son páginas preparadas para dañar la imagen de ex parejas", añade.
A la hora de investigar estas imágenes de índole sexual, se ha de comprobar si han sido captadas con consentimiento o no y si en ellas aparecen menores de edad, ya que su difusión puede integrar un delito de distribución de pornografía infantil. Si sus protagonistas son mayores de edad, su difusión podría constituir un delito contra la intimidad. "El hecho de que capten una relación sexual voluntaria con tu pareja no quiere decir que pueda ser trasladado al ámbito público", subraya el jefe del grupo, al tiempo que detalla que en Granada sí se han dado algunos casos de personas que han colgado imágenes de otras practicando sexo en la red, a través del canal YouTube.
Siguiendo en la esfera del sexo y la red, lo que la Policía ha detectado en los últimos meses es una nueva modalidad para llevar a cabo al final chantajes. Los investigadores creen que los realizan organizaciones bien estructuradas que, a través de chicas extranjeras atractivas y jóvenes, contactan con varones vía correo electrónico o por whatsapp a fin de entablar amistad. Luego, proponen a sus víctimas conocerse mejor a través de Facebook y cuando ya se han ganado su confianza, logran iniciar con ellas una relación de cibersexo. "Normalmente -explica- piden al varón que tenga comportamientos sexuales delante de la webcam y una vez la organización ya tiene esas imágenes lo amenaza con difundirlas a todos sus contactos si no paga una cantidad de dinero". En la actualidad, en la capital hay abiertas cinco investigaciones de este tipo de extorsiones, todas ellas ocurridas este año. El dinero que piden suele ser 600 o 700 euros y si no son abonados la organización cumple sus amenazas.
Estos casos son difíciles de investigar porque los chantajistas suelen estar en otros países sin que la víctima lo supiera. Hay que comprobar IPs, localizar el servidor en el que está y así averiguar de dónde ha salido el vídeo. Otra línea de investigación es seguir el rastro del dinero, si se ha llegado a pagar. Moraleja: siempre hay que desconfiar de la persona que está al otro lado si no se conoce quién es. A la hora de eliminar las imágenes, el inspector aclara que existen fórmulas para retirar de inmediato archivos de contenido sexual, aunque eso no garantiza que no vuelvan a ser subidos o difundidos.
El grupo, que encabeza el inspector Francisco Rodríguez, pertenece a la Brigada Provincial de Policía Judicial. Se creó como tal en junio de 2011, aunque la actividad de investigación tecnológica llevaba ya un lustro desarrollándose en el ámbito de los delitos económicos, pues los primeros hechos delictivos en internet eran mayoritariamente de carácter económico. Actualmente está integrado por siete funcionarios, cuatro de los cuales son mujeres.
Los delitos tecnológicos que afectan a la población de Granada no se cometen en su mayoría en Granada. "Internet es una demarcación en sí misma", subraya el jefe del grupo, al tiempo que advierte de que los delitos tecnológicos que sufren los españoles, y por ende los granadinos, vienen marcados por sus costumbres en el uso de las nuevas tecnologías, que son distintas a otros países europeos. "Aquí usamos las nuevas tecnologías más para las relaciones sociales, mientras que países del centro o del norte de Europa las usan principalmente para el e-commerce".
Los delitos que se cometen a través de la red se pueden dividir en dos grandes bloques: los delitos de carácter patrimonial y los delitos contra las personas, que afectan a derechos fundamentales como el honor, la intimidad, la propia imagen o el secreto de las comunicaciones. Luego hay otros ilícitos, como el espionaje industrial, que también se producen pero que son menos comunes.
En el bloque de ilícitos de carácter patrimonial es donde se sitúa el delito que más trabajo da a estos investigadores especializados: la estafa. Rodríguez confirma que un 70% de las denuncias que reciben tienen que ver con fraudes económicos en la red. Las principales estafas son las relacionadas con la compraventa de productos en internet y entre particulares, con ofertas de empleo inexistentes o con falsos alquileres. Sobre este último engaño, al ser Granada una ciudad universitaria, con una especial demanda de alquiler de viviendas, el fraude en los arrendamientos tiene un escenario bastante propicio. Septiembre es además un mes clave para la búsqueda de piso por parte de los estudiantes y por ello la Policía espera un repunte de este tipo de engaño en las próximas semanas. Luego están las cartas nigerianas, que es un timo antiguo con numerosas modalidades y que consiste básicamente "en simular premios que va a recibir la víctima para que ésta haga una pequeña transferencia como condición para recibir una cantidad mayor".
Con respecto al otro bloque de delitos, los principales protagonistas son jóvenes y menores, y se cometen principalmente a través de la red social. En este 'saco' entra también el sexting, término con el que se conoce el envío de imágenes de contenido erótico o sexual a través de internet, redes sociales o sistemas de mensajería de teléfonos móviles. El inspector Rodríguez confirma que los casos de sexting son bastante habituales y están protagonizados por jóvenes con edades comprendidas entre los 14 años y los 30. Incluso existen, según explica, plataformas en internet creadas expresamente para que la gente cuelgue este tipo de imágenes. "Algunas de ellas son páginas preparadas para dañar la imagen de ex parejas", añade.
A la hora de investigar estas imágenes de índole sexual, se ha de comprobar si han sido captadas con consentimiento o no y si en ellas aparecen menores de edad, ya que su difusión puede integrar un delito de distribución de pornografía infantil. Si sus protagonistas son mayores de edad, su difusión podría constituir un delito contra la intimidad. "El hecho de que capten una relación sexual voluntaria con tu pareja no quiere decir que pueda ser trasladado al ámbito público", subraya el jefe del grupo, al tiempo que detalla que en Granada sí se han dado algunos casos de personas que han colgado imágenes de otras practicando sexo en la red, a través del canal YouTube.
Siguiendo en la esfera del sexo y la red, lo que la Policía ha detectado en los últimos meses es una nueva modalidad para llevar a cabo al final chantajes. Los investigadores creen que los realizan organizaciones bien estructuradas que, a través de chicas extranjeras atractivas y jóvenes, contactan con varones vía correo electrónico o por whatsapp a fin de entablar amistad. Luego, proponen a sus víctimas conocerse mejor a través de Facebook y cuando ya se han ganado su confianza, logran iniciar con ellas una relación de cibersexo. "Normalmente -explica- piden al varón que tenga comportamientos sexuales delante de la webcam y una vez la organización ya tiene esas imágenes lo amenaza con difundirlas a todos sus contactos si no paga una cantidad de dinero". En la actualidad, en la capital hay abiertas cinco investigaciones de este tipo de extorsiones, todas ellas ocurridas este año. El dinero que piden suele ser 600 o 700 euros y si no son abonados la organización cumple sus amenazas.
Estos casos son difíciles de investigar porque los chantajistas suelen estar en otros países sin que la víctima lo supiera. Hay que comprobar IPs, localizar el servidor en el que está y así averiguar de dónde ha salido el vídeo. Otra línea de investigación es seguir el rastro del dinero, si se ha llegado a pagar. Moraleja: siempre hay que desconfiar de la persona que está al otro lado si no se conoce quién es. A la hora de eliminar las imágenes, el inspector aclara que existen fórmulas para retirar de inmediato archivos de contenido sexual, aunque eso no garantiza que no vuelvan a ser subidos o difundidos.
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