Porteño de Caballito, uno de los barrios más emblemáticos de Buenos Aires, fue el espíritu aventurero lo que le animó a dejar su tierra y sus raíces para venir a España
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INMA SÁNCHEZ | GRANADA
Facundo da clases de balonmano en los Escolapios. :: I. SÁNCHEZ
Estudió Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la Facultad de Buenos Aires, trabajaba para el Estado y tenía un negocio de hostelería, pero la ausencia de ataduras y la inquietud por conocer otros países lo trajeron con 28 años, primero a Madrid y después a Granada. Dejó su trabajo en el Club Ferrocarril Oeste, «una de las instituciones más prestigiosas de Argentina». Había estado en Barcelona y viajado por Europa, conocía Brasil, Cuba y Venezuela, pero tenía la inquietud de vivir un país y de tratar con su gente, «sentarme con ellos y saber qué pensaban». Y no se lo pensó.
España cumplía varios requisitos que favorecían la elección: compañeros de facultad y amigos de toda la vida residían en tierras españolas. Así que tras estar tres meses en Madrid bajó hasta Granada. «Todo el mundo decía que en Granada se vivía bien, con calidad de vida, que era una ciudad linda. Y algo tenía que tener si lo decían tantas personas».
Se plantó en Granada y entró con «buen pie». Corría el año 2003 y jugó como deportista extranjero en el CD Universidad de Balonmano. El profesor Luis Javier Chirosa, entrenador del equipo de División de Honor de la Universidad granadina, le dio la oportunidad de formar parte de la estructura deportiva y gracias a su «generosidad» pudo integrarse al nivel español, mucho más «duro» que en su tierra. «Fue fantástico llegar a un país en el que se jugaba un buen balonmano. Una situación tentadora». Practicaba su deporte favorito a alto nivel, empezó a dar clases en un colegio y fundó la oenegé Asociación Granadina Educar, con fines deportivos y educativos, dirigida a niños con problemas de exclusión social, en colaboración con la Ciudad de los Niños de Granada. Estaba satisfecho porque trabajaba, jugaba a balonmano y participaba en proyectos destinados a favorecer a los chavales a través de la educación y el deporte, «lo mejor que se le puede ofrecer a un niño» y una de sus pasiones. Y además tenía la oportunidad de visitar a su familia y sus amigos cuando en España había vacaciones.
Asegura que le gusta mucho el sentido de pertenencia, que se «implica», que vive en una «ciudad hermosa» y que se siente granadino. Pero el estallido de la crisis y la situación económica empezó a modificar las cosas. Para la oenegé ha sido un revés porque han bajado las subvenciones de la Junta de Andalucía, aunque sigue funcionando y el objetivo es mantenerla a flote. Dice que sigue poniendo el mismo interés y energía en estos proyectos. El Club Deportivo Genil, con 40 niños y tres años de vida, está integrado por un equipo senior y otro juvenil y sigue en pie gracias a la colaboración de amigos y de los ayuntamientos de Padul y Ogíjares. Asegura que lleva años intentando que la Universidad retome la actividad del balonmano masculino, que se ha perdido, pero no ha «habido frutos».
Cambio social
Facundo asegura que este momento lo ve todo «bastante negro» porque la clase política quiere transmitir la sensación de que las cosas van a mejor, pero él considera que las decisiones no son aceptables. «Veo a la clase política bastante equivocada». Entiende que el cambio social y económico del país viene de la propia ciudadanía, de «reeducarnos a nosotros mismos» y no de la mano de los políticos, «porque al final somos nosotros los que cambiamos las cosas». No entiende los recortes llevados a cabo por el Ejecutivo en educación, sanidad y deportes, los caminos más importantes para poder crecer socialmente y como personas. «Se puede ser pobre, pero con educación y recursos culturales se puede salir adelante», confiesa. No comprende que se «mutile» la educación y la salud con la excusa del equilibrio económico. «Un país es como una familia, aunque haya dificultades económicas si la salud y la educación van bien, se pueden superar los momentos económicos adversos. Si tengo un equipo y la mitad están lesionados no podemos ser campeones», razona. «¿Cómo van a sacar de la crisis al país si se reduce en I+D (Investigación y Desarrollo), cuando el conocimiento es la fuente más grande de riqueza, de un valor infinito?», se pregunta.
Asegura que le duele que España, con lo que es y ha sido cultural y deportivamente, con talentos de la talla de Nadal y artistas de renombre, un país con una cultura rica, que habla varias lenguas, tenga unos políticos tan «nefastos». No entiende que la gente menosprecie lo que tiene y que un ministro de Educación y Cultura se «atreva a decir que va a españolizar a los alumnos catalanes». Por eso critica lo que califica como falta de honestidad de unos políticos que dicen que van a hacer una cosa y después sin problemas hacen todo lo contrario. «¿Haría eso un padre con sus hijos? ¿Cómo es posible que lo hagan los políticos con su pueblo?», se pregunta. Cree que los españoles no terminan de ser conscientes de su riqueza cultural y considera «asombroso que la clase política que representa a este país sea una clase política de favelas». Por eso desearía que en España hubiera más fuerza ciudadana para modificar las decisiones «erróneas» de los políticos, «que todos vemos pero que se consienten». No obstante, Facundo no para y su próximo proyecto pasa por la creación de un área de deportes y salud para fomentar la actividad física en personas con dificultades cardiacas, gente que ha sufrido infartos o arritmias, y que pretende poner en marcha en la temporada 2013-2014.
Lleva diez años fuera de su casa, extrañando a su gente, pero ya ha echado raíces en esta tierra y ve difícil partir, aunque allí podría trabajar en la función pública. Le gusta la sociedad granadina, la que disfruta del Genil, de las conversaciones de los bares. Ya no se ve prescindiendo de sus amigos del balonmano y de sus niños. No le llama volver a la 'Ciudad de la Furia', con gente estresada, propio de una gran metrópoli como Barcelona o Madrid. «He descubierto otra cosa y soy feliz», aclara. La docencia es su pasión, actualmente imparte clases de balonmano en los Escolapios. Es su trabajo preferido y su ideal de vida pasa por realizar esa tarea. Por eso su proyecto de futuro pasa también porque el Club Genil de Balonmano siga creciendo. Y como ahora le sobra tiempo, tiene intención de realizar un doctorado.
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