Un grupo de arqueólogos de la Universidad de Sapienza descubren cinco edificios del complejo levantado por el emperador romano
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D. VALERA | MADRID
Parte de los jardines de Villa Adriana. / Archivo. |
Mientras miles de turistas rodean en interminables filas el Coliseo de Roma imaginando las luchas de gladiadores y fieras, admiran el magnetismo que desprende el Arco de Constantino o pasean entre los restos inmortales del Foro, a pocos kilómetros de allí, sin aglomeraciones ni miradas de curiosos, se encuentra el lugar de esparcimiento de un emperador: la Villa Adriana. Tras pasar décadas en el olvido los últimos trabajos arqueológicos han desvelado nuevos secretos sobre este complejo que, en su día, estuvo dominado por un magnífico jardín. Un equipo de investigadores de la Universidad de la Sapienza ha identificado cinco edificios decorados con grandes estatuas que pretendían recrear paisajes idílicos y ciudades de la antigüedad.
La villa se fundó a pocos kilómetros de Roma -actual Tívoli- por orden del emperador Adriano. El objetivo era crear un espacio ajardinado que utilizara el mandatario para relajarse y descansar de las intrigas políticas inherentes a la capital imperial. El complejo posee más de un kilómetro cuadrado y los expertos calculan que debió de estar formado por una treintena de construcciones, pero la falta de restos arqueológicos y la dificultad para encontrar referencias en las fuentes clásicas provocaron que la zona fuese ignorada. Pero la Antigua Roma sigue deparando sorpresas gracias al incansable trabajo de los arqueólogos.
“Lo que se ha descubierto es sólo la punta de un iceberg, ya que estas estructuras no han sido nunca antes documentadas”, explicó el director de la excavación, Adalberto Ottati. Los restos ahora catalogados están conformado por un templete rectangular, un segundo pabellón circular en combinación con otro templete rectangular. Estos últimos coronados por un gran edificio porticado. Un complejo escenográfico de gran sugestión: “La disposición de los edificios crea un juego de fondos y puntos de vista entre la naturaleza y la arquitectura que dan testimonio de querer recrear paisajes que se encuentran en las pinturas pompeyanas”. Y es que todo pivotaba alrededor del jardín. Su trazado recreaba pasajes de la mitología romana, tenía grandes fuentes y hasta una piscina natural.
Los investigadores también han recuperado figuras de gran valor así como columnas de estilo dórico de la Antigua Grecia, además estatuas y obras de arte. También encontraron cientos de fragmentos de mármol provenientes de una estatua de grandes dimensiones. Una vez reconstruida los expertos piensan que podría tratarse de una representación de la mujer de Adriano, la emperatriz Vibia Sabina.
Hasta ahora, el único edificio visible en el lugar era el Mausoleo. Sin embargo, tras los hallazgos de las excavaciones, los expertos han cambiado su visión sobre esta estructura. Ahora lo consideran más como un museo que albergaba las obras admiradas por Adriano. Quizás estos nuevos descubrimientos consigan que otras muchas personas, siglos después, también contemplen el fantástico paisaje.
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