La Asociación Amigos de los Animales de Granada, con casi 200 canes, es una más de las que en esta época del año se ven desbordadas
ROSA GÁMIZ LIZANA | GRANADA
Los perros del refugio de la asociación Amigos de los Animales de Granada saludan a Natan, uno de sus cuidadores. :: RAMÓN L. PÉREZ |
Gina corre de un lado a otro en uno de los refugios de la ciudad. Es una perra de pelaje completamente blanco y de gran tamaño. Al principio intimida un poco, pero bastan unos segundos para darse cuenta de que es uno de los animales más dóciles que se pueden encontrar. Tiene una malformación en sus patas traseras, aunque no se aprecia hasta que su cuidador lo advierte. No obstante, esto no le impide avalanzarse sobre los visitantes como cualquiera de sus compañeros. Una veintena de perros reciben con una calidad bienvenida a todos los que los visitan a la hora del recreo. Felices, no dejan de mover el rabo y muestran todo el cariño que han acumulando sobre sus cuatro patas.
Gina ha crecido en el refugio de la asociación Amigos de los Animales de Granada y convive con aproximadamente 180 perros más. A estos hay que sumarle los 40 gatos que también se resguardan allí. Además, muchos son los voluntarios que acogen temporalmente a animales en sus casas. Algunos perros llegan por distintos avisos de la gente, otros porque los dejan atados en la puerta del centro e, incluso, hay quienes salvajemente los tiran por encima del muro. Normalmente, los animales proceden de Granada y los municipios de la periferia, pero a veces reciben llamadas que alertan de perros que se encuentran en muy mal estado en otras partes de la provincia. Así, esta asociación ha llegado a ir a Salobreña o Castell de Ferro para llevar a cabo un rescate en un barranco.
Si hay una época en la que más abandonos de animales domésticos se producen, sin duda, es en verano. Las familias ansían irse de vacaciones, no tienen con quien dejar a su 'mejor amigo' y tampoco pueden llevarlo consigo. La solución que suelen tomar, todos la conocemos. Los voluntarios de las asociaciones no dan abasto y los refugios se ven saturados. Se encuentran un gran porcentaje de perros que han vivido en condiciones lamentables y casos de maltrato con heridas, quemaduras, patas cortadas, especialmente en los usados en la caza, como pueden ser galgos o podencos. Aunque, como explica Natan, uno de los cuidadores de los Amigos de los Animales de Granada, también van maltratados psicológicamente: «Esto es algo que percibes en su comportamiento. El abandono en sí es un maltrato. De repente, vivir con 180 perros más, cuando antes el perro vivía solo en una casa, es algo que al principio es muy complicado de adaptarles».
La mayoría no tienen implantado el microchip y los que sí no quieren ser recuperados por sus propietarios. «El 90% de los dueños a los que hemos llamado al ver que habían abandonado a sus mascotas con chip han dicho que no querían recuperarlas. Hay sanciones, pero muchos recovecos en las leyes. Si les dices que vas a denunciarlos, rápidamente dicen que desean recuperarlos. Lo que es peor, porque los vuelven a abandonar o incluso los matan», se lamenta este amante de los animales.
10 días para salvarse
Sin embargo, señala que la gente se va sensibilizando poco a poco y que últimamente también se están dando buenas cifras en cuanto a adopciones. Además, hace hincapié en que este es otro camino para hacerse con un animal de compañía y no solo el comprarlos: «La gente no sabe que hay refugios, ni en qué se diferencian estos de las perreras. Las protectoras municipales están financiadas por los ayuntamientos y su objetivo es sacar a los perros de las calles. Si en diez días no han encontrado nadie que los quieran, los sacrifican. Sin embargo en los refugios nunca lo hacemos». Asimismo, nos explica que casi todo el mundo se lleva cachorros, porque los más grandes necesitan más espacio. Pero asegura que se encuentra de todo. Hay personas que están muy concienciadas con los animales abandonados y adoptan perros adultos para que vivan dichosos, al menos, sus últimos años.
Entre las ventajas de adoptar un perro de tres o cuatro años en adelante está el que son más sociables que los cachorros, y se puede comprobar su carácter. Mientras que, en muchas ocasiones, cuando se llevan un perro más pequeño, puede llegar a ser tan difícil someterlo a unas pautas de comportamiento hay quienes requieren de un educador canino o incluso lo devuelven. Así, perros como Gina siguen esperando para ser adoptados.
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