Discurre hacia Nigüelas 'colgada' de los tajos calizos que encauzan el río Torrente
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JUAN ENRIQUE GÓMEZ | GRANADA
Una acequia que recoge el agua del deshielo para conducirla a Nigüelas, Dúrcal, Acequias y Mondújar
Está suspendida en el vacío, horadada en la piedra caliza desde que estas tierras formaban el Reino de Granada y los nazaríes cultivaban las huertas aterrazadas de las estribaciones de Sierra Nevada. La acequia que recoge el agua del deshielo para conducirla hacia los aljibes de las localidades del Nigüelas, Dúrcal, Acequias y Mondújar, está cargada de historia y vuelve a convertirse en centro de atención de los habitantes de la comarca. Al sureste del núcleo urbano de Nigüelas, el río Torrente baja desde la sierra entre cañones y cortados. Una centenaria captación recoge parte del caudal para conducirlo hacia la red de acequias.
En el paraje conocido como el pago de los Cahorros, una pequeña obra maestra de ingeniería hidráulica, que se mantiene casi igual que cuando fue construida, hace más de cinco siglos, realiza la distribución en dos canales, uno que se dirige hacia Nigüelas, y otro que cruza el río para discurrir hacia Acequias, en dirección sur. Es el punto donde se inicia la acequia de la Pavilla.
Merece la pena disfrutar de un recorrido junto a este curso de agua, entre la vegetación especial de un hábitat húmedo, y adentrarse en el desfiladero por el que discurre la acequia y que, desde hace unos años, dispone de una estructura de pasarelas que lo han convertido en un atractivo y misterioso sendero.
Se le conoce como el desfiladero de los enamorados y a la acequia como La Pavilla, debido a que el sendero, las antiguas veredas, eran utilizadas por los jóvenes para ‘pelar la pava’. El reportaje completo, con el vídeo de la ruta, foto galería, datos de biodiversidad, espcies de fauna y flora se puede leer en la revista de naturaleza de Ideal Digital, Waste Magazine
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