domingo, 4 de septiembre de 2016

Las personas más grandes son las que menos buscan parecerlo el Huffington Post

 
Emprendedor, creador de 8Belts
Este 'peldaño' se centra en la importancia de la humildad. A medida que nuestro éxito va aumentando, también lo hace el peligro de creernos superiores a los demás, de tener aires de grandeza y alejarnos un paso más de todo aquello que nos hace humanos. En torno a esta tentación, se crean dos grupos, el que resiste a la tentación y se mantiene humilde, y el que sucumbe ante ella y se vuelve arrogante.

Si la subida te hace olvidar la humildad, ya se encarga la caída de recordártela.
Recuerdo una foto tomada por un astronauta desde el espacio en la que la Tierra aparecía a lo lejos como algo minúsculo. Apenas se distinguían los colores de los mares, las nubes o las montañas. Los continentes eran prácticamente inapreciables. Los países y las personas inexistentes. Al verla, lo primero que pensé fue en las propiedades curativas que estar en una situación así debe tener para cualquiera que se crea un gramo más de lo que es. Cuando ves tan gráficamente el lugar tan insignificante que ocupa toda la Tierra y el lugar atómico que ocupo yo dentro de ella, es difícil sentirse con derecho a cambiar la forma de hablar, vestir o caminar, solo por dominar un idioma más que tu vecino o marcar más goles que tu compañero de equipo.
#88peldaños 
Que nos hagan mejores que los demás puede haber cientos de cosas. 
Que nos haga superiores no hay siquiera una. 
@ANXO
Las personas más grandes son las que menos buscan parecerlo.
He aprendido que si al alcanzar el éxito pierdes la humildad, te acercas un paso más al fracaso. Creerte que vuelas es la mejor manera de dejar de hacerlo. Alcanzar el éxito y permanecer en él requiere de una cierta madurez para saber gestionar ese éxito. Es importante tener siempre presente dos cosas. La primera es que el éxito, igual que se alcanza, puede perderse, por lo que siempre es un error actuar como si te perteneciese. La segunda es que si actúas con arrogancia al subir, ese orgullo se convertirá en brasas al bajar. Cada palabra, gesto, actitud, cada paso que des con aires de superioridad en la subida, se volverá en tu contra en la bajada, mientras que si no lo das, estarás protegido tanto si bajas como si no. 

Cuando te ensalcen, piensa siempre en dos cosas: lo que ya has hecho y lo que te falta por hacer. Lo primero, para no dejar de ser agradecido. Lo segundo, para no dejar de ser humilde. 

Existe un motivo adicional que eleva la importancia de la humildad al máximo exponente. Si quieres ser aprendiz, debes ser permeable, y sólo serás permeable si eres humilde. En mi empresa he tenido que examinar miles de currículums y entrevistar a cientos de personas. En todas ellas, la humildad es quizá la cualidad que más positivamente he valorado. Si contrato a alguien arrogante, tendré problemas de ego en la empresa, se crearán rivalidades y tendré dificultades para conseguir que se adapte a la cultura de empresa que todo director busca. Si contrato a alguien humilde, contrato a una esponja dispuesta a aprender y a crear el ambiente entre sus compañeros más propicio para el crecimiento.
Una persona arrogante busca brillar. 
Una persona humilde busca crecer. 

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