Francisco ha arremetedo contra la "corrupción" de los políticos y la "incoherencia" de los sacerdotes.
OTR/PRESS, MADRID
El Papa Francisco ha asegurado que, por medio de la Cruz, Jesús se une a "tantos" jóvenes que ya no confían en los políticos debido a la corrupción y también a aquellos que han perdido la fe por la "incoherencia" de los cristianos y de los ministros del Evangelio. "¡Cuanto hacen sufrir a Jesús nuestras incoherencias!", ha improvisado. Además, el Papa ha pedido "rehabilitar" la política y ha defendido la laicidad del Estado.
"En ella (la Cruz) Jesús se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticasporque ven egoísmo y corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio", ha subrayado en su discurso de este viernes en el Viacrucis que se ha celebrado en la Playa de Copacabana.
Ante cientos de miles de jóvenes, Francisco también ha indicado que Jesús con su Cruz se une "al silencio de las víctimas de la violencia, que no pueden ya gritar, sobre todo los inocentes y los indefensos"; a "las familias que se encuentran en dificultad, que lloran la pérdida de sus hijos, o que sufren al verlos víctimas de paraísos artificiales como la droga"; a "todas las personas que sufren hambre en un mundo que cada día tira toneladas de alimentos"; y a quien "es perseguido por su religión, por sus ideas, o simplemente por el color de su piel". También ha recordado a los 242 jóvenes victimas del incendio en la ciudad de brasileña de Santamaría.
El Papa ha invitado a los jóvenes a hacer resonar en sus corazones tres preguntas: "¿Qué han dejado ustedes en la Cruz?¿Qué ha dejado la Cruz en los que la han visto, en los que la han tocado? y ¿Qué deja en cada uno de nosotros?".
El Papa Francisco ha pedido a los dirigentes que sean "responsables", que "rehabiliten la política" y piensen las consecuencias de sus decisiones ante los "gritos que piden justicia" y ha defendido la laicidad del Estado, durante su encuentro con la clase dirigente de Brasil en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, donde le han ofrecido un concierto. En este sentido, ha indicado que el futuro exige "una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza" de forma que "a nadie le falte lo necesario y se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad". "Este es el camino a seguir", ha añadido.
Concretamente, ha indicado que la forma de ir "al centro de los males de una sociedad" y de superarlos "con la audacia de acciones valientes y libres" consiste en " elegir la más justa de las opciones después de haberlas considerado, a partir de la propia responsabilidad y el interés por el bien común".
También ha pedido que se elija la opción del "diálogo constructivo" que siempre se puede encontrar "entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta". Así, ha animado a un diálogo "sin prejuicios" entre "la cultura popular, universitaria, juvenil, artística y tecnológica, económica, de la familia y de los medios de comunicación" y ha apostado por una democracia "que no sea inmune de quedarse cerrada en la pura lógica de la representación de los intereses establecidos".
Además, ha defendido la laicidad del Estado que, "sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas". Finalmente, ha asegurado que la hermandad entre los hombres y la colaboración para construir una sociedad más justa "no son una utopía" y ha alentado a los dirigentes "en su compromiso por el bien común, que requiere por parte de todos sabiduría, prudencia y generosidad".
Al finalizar, alumnas de la escuela de danza del teatro municipal han rodeado y abrazado al Papa y una niña pequeña le ha traído un ramo de flores, mientras la orquesta tocaba.
El Papa ha llamado a los obispos a ir contra la "cultura de la exclusión, del descarte" que ha impuesto "este humanismo economicista" en la que "no hay lugar para el anciano ni para el hijo no deseado", así como tampoco para ayudar a los pobres, y les ha invitado a se "callejeros de la fe". En este sentido, ha apuntado que "a veces" parece que, "para algunos, las relaciones humanas estén reguladas por dos dogmas: la eficiencia y el pragmatismo" y, ante esta situación, ha exhortado a los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas a "tener el valor de ir contracorriente".
Así, el Pontífice les ha invitado a ser "callejeros de la fe", pues no se pueden quedar "enclaustrados en la parroquia, en su comunidad" cuando "tantas personas están esperando el Evangelio", y les ha instado a acercarse, sobre todo, a los que no suelen ir a la Iglesia que son "los invitados VIP". El Papa ha señalado que uno de los aspectos fundamentales de su vocación es que son "llamados por Dios", un hecho que, a su juicio, se debe "reavivar" pues "a menudo se da por descontado entre tantos compromisos cotidianos". "No se puede ser un desmemoriado, se pierde la referencia esencial al inicio del camino", ha improvisado.
En este punto, ha recordado algunas palabras de la beata Madre Teresa de Calcuta: "Debemos estar muy orgullosos de nuestra vocación, que nos da la oportunidad de servir a Cristo en los pobres. Es en las favelas, en los cantegriles, en las villas miseria donde hay que ir a buscar y servir a Cristo".
Por otra parte, se ha centrado en otro aspecto importante de su vocación: que están "llamados a anunciar el Evangelio" y en el marco de la JMJ, ha recordado a obispos, sacerdotes y seminaristas que su compromiso con los jóvenes es "ayudarles a que arda en su corazón el deseo de ser discípulos misioneros de Jesús" y les ha reclamado que "no se escatimen esfuerzos en la formación de los jóvenes".
No obstante, ha precisado que, ante esta invitación de ser misioneros "muchos se pueden sentir asustados" y, por ello, ha remarcado que hay que explicarles que no significa irse lejos sino que "el primer lugar donde hay que evangelizar es la propia casa, el ambiente de estudio, la familia y los amigos". "Me acuerdo de mi sueño cuando era joven: ir de misionero al lejano Japón. Pero Dios me mostró que mi tierra de misión estaba mucho más cerca: mi patria", ha destacado.
Además, ha instado a escuchar con "paciencia" a la juventud. "Pongámoles la oreja, necesitan ser escuchados --ha reclamado--. Se lo pido de todo corazón, sepamos perder el tiempo con ellos, sembrar cuesta y cansa muchísimo y es mucho más gratificante gozar de la cosecha, pero Jesús nos pide que sembremos en serio", ha puntualizado.
"En ella (la Cruz) Jesús se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticasporque ven egoísmo y corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio", ha subrayado en su discurso de este viernes en el Viacrucis que se ha celebrado en la Playa de Copacabana.
Ante cientos de miles de jóvenes, Francisco también ha indicado que Jesús con su Cruz se une "al silencio de las víctimas de la violencia, que no pueden ya gritar, sobre todo los inocentes y los indefensos"; a "las familias que se encuentran en dificultad, que lloran la pérdida de sus hijos, o que sufren al verlos víctimas de paraísos artificiales como la droga"; a "todas las personas que sufren hambre en un mundo que cada día tira toneladas de alimentos"; y a quien "es perseguido por su religión, por sus ideas, o simplemente por el color de su piel". También ha recordado a los 242 jóvenes victimas del incendio en la ciudad de brasileña de Santamaría.
El Papa ha invitado a los jóvenes a hacer resonar en sus corazones tres preguntas: "¿Qué han dejado ustedes en la Cruz?¿Qué ha dejado la Cruz en los que la han visto, en los que la han tocado? y ¿Qué deja en cada uno de nosotros?".
El Papa Francisco ha pedido a los dirigentes que sean "responsables", que "rehabiliten la política" y piensen las consecuencias de sus decisiones ante los "gritos que piden justicia" y ha defendido la laicidad del Estado, durante su encuentro con la clase dirigente de Brasil en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, donde le han ofrecido un concierto. En este sentido, ha indicado que el futuro exige "una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza" de forma que "a nadie le falte lo necesario y se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad". "Este es el camino a seguir", ha añadido.
Concretamente, ha indicado que la forma de ir "al centro de los males de una sociedad" y de superarlos "con la audacia de acciones valientes y libres" consiste en " elegir la más justa de las opciones después de haberlas considerado, a partir de la propia responsabilidad y el interés por el bien común".
También ha pedido que se elija la opción del "diálogo constructivo" que siempre se puede encontrar "entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta". Así, ha animado a un diálogo "sin prejuicios" entre "la cultura popular, universitaria, juvenil, artística y tecnológica, económica, de la familia y de los medios de comunicación" y ha apostado por una democracia "que no sea inmune de quedarse cerrada en la pura lógica de la representación de los intereses establecidos".
Además, ha defendido la laicidad del Estado que, "sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas". Finalmente, ha asegurado que la hermandad entre los hombres y la colaboración para construir una sociedad más justa "no son una utopía" y ha alentado a los dirigentes "en su compromiso por el bien común, que requiere por parte de todos sabiduría, prudencia y generosidad".
Al finalizar, alumnas de la escuela de danza del teatro municipal han rodeado y abrazado al Papa y una niña pequeña le ha traído un ramo de flores, mientras la orquesta tocaba.
El Papa ha llamado a los obispos a ir contra la "cultura de la exclusión, del descarte" que ha impuesto "este humanismo economicista" en la que "no hay lugar para el anciano ni para el hijo no deseado", así como tampoco para ayudar a los pobres, y les ha invitado a se "callejeros de la fe". En este sentido, ha apuntado que "a veces" parece que, "para algunos, las relaciones humanas estén reguladas por dos dogmas: la eficiencia y el pragmatismo" y, ante esta situación, ha exhortado a los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas a "tener el valor de ir contracorriente".
Así, el Pontífice les ha invitado a ser "callejeros de la fe", pues no se pueden quedar "enclaustrados en la parroquia, en su comunidad" cuando "tantas personas están esperando el Evangelio", y les ha instado a acercarse, sobre todo, a los que no suelen ir a la Iglesia que son "los invitados VIP". El Papa ha señalado que uno de los aspectos fundamentales de su vocación es que son "llamados por Dios", un hecho que, a su juicio, se debe "reavivar" pues "a menudo se da por descontado entre tantos compromisos cotidianos". "No se puede ser un desmemoriado, se pierde la referencia esencial al inicio del camino", ha improvisado.
En este punto, ha recordado algunas palabras de la beata Madre Teresa de Calcuta: "Debemos estar muy orgullosos de nuestra vocación, que nos da la oportunidad de servir a Cristo en los pobres. Es en las favelas, en los cantegriles, en las villas miseria donde hay que ir a buscar y servir a Cristo".
Por otra parte, se ha centrado en otro aspecto importante de su vocación: que están "llamados a anunciar el Evangelio" y en el marco de la JMJ, ha recordado a obispos, sacerdotes y seminaristas que su compromiso con los jóvenes es "ayudarles a que arda en su corazón el deseo de ser discípulos misioneros de Jesús" y les ha reclamado que "no se escatimen esfuerzos en la formación de los jóvenes".
No obstante, ha precisado que, ante esta invitación de ser misioneros "muchos se pueden sentir asustados" y, por ello, ha remarcado que hay que explicarles que no significa irse lejos sino que "el primer lugar donde hay que evangelizar es la propia casa, el ambiente de estudio, la familia y los amigos". "Me acuerdo de mi sueño cuando era joven: ir de misionero al lejano Japón. Pero Dios me mostró que mi tierra de misión estaba mucho más cerca: mi patria", ha destacado.
Además, ha instado a escuchar con "paciencia" a la juventud. "Pongámoles la oreja, necesitan ser escuchados --ha reclamado--. Se lo pido de todo corazón, sepamos perder el tiempo con ellos, sembrar cuesta y cansa muchísimo y es mucho más gratificante gozar de la cosecha, pero Jesús nos pide que sembremos en serio", ha puntualizado.
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