El Centro Cultural CajaGranada
acoge una exposición de mujeres artistas andaluzas que simboliza las
últimas cinco décadas de creación
G. Cappa
granada
Antonio
Jara, presidente de CajaGranada, insiste siempre que tiene la ocasión
en que la entidad tiene cuerpo de banco y alma de caja; pero su
Fundación también vive en una dualidad, la que exhibe desde hace unos
días en Puerta Real, con una muestra centrada en la iconografía
religiosa del Barroco, y la que ayer inauguró en el Centro Cultural
Memoria de Andalucía, un huracán de arte contemporáneo que muestra 29
de las artistas andaluzas más determinantes de los últimos 50 años.
Rosas del Sur se puede abordar desde múltiples perspectivas, pero una de las más significativas comienza con el Bodegón Metafísico de Carmen Laffón, la artista más veterana de este all star del arte femenino, y termina con María Ortega, la creadora más joven que exhibe para la ocasión Paisajes de mil vidas. "Ambas artistas hacen una llamada a la naturaleza, pero desde una óptica muy diferente", señaló ayer en la presentación la comisaria de la muestra, Concha Hermano, que estuvo acompañada por el vicepresidente primero de CajaGranada, Luis González. Y entre estas dos creadoras, nombres como Soledad Sevilla, Ángeles Agrela, Rosa Brun, Carmen Sicre, María Acuyó o Concha Ibarra. En total, 29 artistas para una de las muestras más rotundas de las que se han presentado en Granada en los últimos tiempos. En Rosas del Sur. Artistas contemporáneas en Andalucía destaca la "diversidad" de las propuestas y las estéticas incluso enfrentadas, que se salen de los márgenes de la temática de género "aunque aparezca de forma sutil en alguna de las piezas", apuntó Hermano, que resaltó además que la exposición cuenta con "destacadas" representantes de todas las provincias andaluzas, además de otras como Soledad Sevilla, "que están estrechamente ligadas a Granada".
La escultora y ceramista Carmen Vila se inspira en la naturaleza del fondo del mar para recrear sus criaturas marinas en cerámicas y porcelanas de sinuosas formas orgánicas. En contrapunto a la riqueza del cosmos natural anterior, la propuesta objetual de la artista Julie Rivera muestra -en una maqueta y en lavídeocreación performántica- una amplificación del proyecto Arquitectura de la Felicidad, que es el recorrido de la protagonista por una secuencia de localizaciones dentro de un parque temático que promete una imagen idealizada del bienestar.
La temática de los estereotipos despunta en las obras de Asunción Lozano, como renuncia a la idea del objeto-cuerpo, de manera figurada, unos jarrones clásicos delineados con calificativos impresos que exaltan las cualidades de la mujer por encima del símbolo ornamental atribuido.
El trabajo limpio y delicado de María Ángeles Díaz Barbado muestra en la fotografía y en el objeto tridimensional una delicada y "conmovedora" libélula cuya belleza "avisa de los límites de la fragilidad del ser y de la vida".
El blanco es el color elegido por la fotógrafa Lola Guerrera en la escena de Cotidianidades, "que nos retrotrae al mundo de la ensoñación en los espacios neutros". Entre las creadoras emergentes está la granadina Belén Mazuecos, que diseña con nuevos materiales la obra La habitación de la entomóloga, una instalación configurada por vitrinas de exvotos de mariposas y crisálidas realizadas en estaño repujado. En la línea del "sensorialismo" de Soledad Sevilla, creadora de espacios de luz y cuadros pictóricos de líneas geometrizantes, se alza un gran mural de pintura de la colección CajaGranada, que conquista el fondo de la sala.
También sobre papel es la obra Atrio de Rosa Brun, con una "original y preciosista" composición de tres cálidos colores. Siguiendo la abstracción, una pieza rotunda de óleo sobre tabla de la escultura y pintora Carmen Sicre, "exalta la idea de la pasión, en una tonalidad de granates con transparencia de veladuras". La percepción sensorial sigue la senda de las pinturas de luz y calor en los lienzos Plenitud y Primavera, de la artista multidisciplinar Ángela Galindo, que muestra la versatilidad de las obras con una presentación a pie de suelo.
Oro azul, espejismo de una nueva era, los ojos del agua, es la propuesta de Mar Garrido, un políptico de fotografías de abstracción pura. Marisa Mancilla plantea en la realización e intervención de la nueva serie de fotografías Fireoff la síntesis de una trágica escenografía mediante la sucesión de arquitecturas y jardines en llamas.
La identidad es incuestionable en el retrato "audaz" de Ángeles Agrela, "un dibujo que no deja nada oculto, en la actitud y el juego irónico de La elegida", señala Hermano. Por otra parte, el vídeo Poder desvela también en clave de humor las fantasías supersónicas de la protagonista en acción. En contrapunto al descaro de la anterior, el rostro tatuado del que se sirve la fotógrafa María Clauss en un retrato sensual que subraya el tema social de la inmigración y la cultura del mestizaje.
Y si en la contemplación de la obra de arte existen espacios donde la implicación del espectador es vital, Landpartie, de Cristina Martín Lara, plantea un reto en la observación de la sucesión de momentos causales que vive la persona. Otro panorama diferente de encuentros e identidades lo plantea Salomé del Campo en Jóvenes en la cancha, un retrato colectivo de adolescentes que conversan en un lugar de esparcimiento de ambientación turbadora.
En una simbiosis con la naturaleza se encuentra la obra de la almeriense Toña Gómez. El paisaje posee muchas facetas, y así lo muestra Dolores Montijano en su particular visión de Sierra Nevada, un misterioso paisaje de densos ritmos. Desde otra perspectiva del paisaje, María Teresa Martín-Vivaldi, consigue en Torre una abstracción de su pulsión por el paisaje natural. Un nuevo género de examen pictórico trasciende en las pinturas enigmáticas de María Acuyó, que recrea el mundo microscópico de la materia orgánica. La pintura continúa por otras vías menos transitadas en las enérgicas obras de Marina Vargas, mientras que un planteamiento de aspecto análogo luce en el simbolismo que habita el universo pictórico y los dibujos de María José Gallardo en su versión original de los Evangelistas en femenino.
Para Concha Hermano, la idea principal de la exposición es un canto a la autonomía de la estética y la sensibilidad en el arte. "El equilibrio de estas creaciones de inusitada fuerza quiere recordar la perspectiva de las autoras consolidadas, la proyección de las artistas media carrera y la evolución de las jóvenes emergentes en la añorada situación de un presente mejor", concluyó la comisaria de Artistas contemporáneas en Andalucía, una propuesta que toma el testigo de otras propuestas en femenino como La más elegante del invernadero, que tuvo lugar en la Casa de Los Tiros el pasado año. Pero Rosas del Sur es mucho más que una simple exposición de mujeres y trasciende las disciplinas y los géneros.
Rosas del Sur se puede abordar desde múltiples perspectivas, pero una de las más significativas comienza con el Bodegón Metafísico de Carmen Laffón, la artista más veterana de este all star del arte femenino, y termina con María Ortega, la creadora más joven que exhibe para la ocasión Paisajes de mil vidas. "Ambas artistas hacen una llamada a la naturaleza, pero desde una óptica muy diferente", señaló ayer en la presentación la comisaria de la muestra, Concha Hermano, que estuvo acompañada por el vicepresidente primero de CajaGranada, Luis González. Y entre estas dos creadoras, nombres como Soledad Sevilla, Ángeles Agrela, Rosa Brun, Carmen Sicre, María Acuyó o Concha Ibarra. En total, 29 artistas para una de las muestras más rotundas de las que se han presentado en Granada en los últimos tiempos. En Rosas del Sur. Artistas contemporáneas en Andalucía destaca la "diversidad" de las propuestas y las estéticas incluso enfrentadas, que se salen de los márgenes de la temática de género "aunque aparezca de forma sutil en alguna de las piezas", apuntó Hermano, que resaltó además que la exposición cuenta con "destacadas" representantes de todas las provincias andaluzas, además de otras como Soledad Sevilla, "que están estrechamente ligadas a Granada".
La escultora y ceramista Carmen Vila se inspira en la naturaleza del fondo del mar para recrear sus criaturas marinas en cerámicas y porcelanas de sinuosas formas orgánicas. En contrapunto a la riqueza del cosmos natural anterior, la propuesta objetual de la artista Julie Rivera muestra -en una maqueta y en lavídeocreación performántica- una amplificación del proyecto Arquitectura de la Felicidad, que es el recorrido de la protagonista por una secuencia de localizaciones dentro de un parque temático que promete una imagen idealizada del bienestar.
La temática de los estereotipos despunta en las obras de Asunción Lozano, como renuncia a la idea del objeto-cuerpo, de manera figurada, unos jarrones clásicos delineados con calificativos impresos que exaltan las cualidades de la mujer por encima del símbolo ornamental atribuido.
El trabajo limpio y delicado de María Ángeles Díaz Barbado muestra en la fotografía y en el objeto tridimensional una delicada y "conmovedora" libélula cuya belleza "avisa de los límites de la fragilidad del ser y de la vida".
El blanco es el color elegido por la fotógrafa Lola Guerrera en la escena de Cotidianidades, "que nos retrotrae al mundo de la ensoñación en los espacios neutros". Entre las creadoras emergentes está la granadina Belén Mazuecos, que diseña con nuevos materiales la obra La habitación de la entomóloga, una instalación configurada por vitrinas de exvotos de mariposas y crisálidas realizadas en estaño repujado. En la línea del "sensorialismo" de Soledad Sevilla, creadora de espacios de luz y cuadros pictóricos de líneas geometrizantes, se alza un gran mural de pintura de la colección CajaGranada, que conquista el fondo de la sala.
También sobre papel es la obra Atrio de Rosa Brun, con una "original y preciosista" composición de tres cálidos colores. Siguiendo la abstracción, una pieza rotunda de óleo sobre tabla de la escultura y pintora Carmen Sicre, "exalta la idea de la pasión, en una tonalidad de granates con transparencia de veladuras". La percepción sensorial sigue la senda de las pinturas de luz y calor en los lienzos Plenitud y Primavera, de la artista multidisciplinar Ángela Galindo, que muestra la versatilidad de las obras con una presentación a pie de suelo.
Oro azul, espejismo de una nueva era, los ojos del agua, es la propuesta de Mar Garrido, un políptico de fotografías de abstracción pura. Marisa Mancilla plantea en la realización e intervención de la nueva serie de fotografías Fireoff la síntesis de una trágica escenografía mediante la sucesión de arquitecturas y jardines en llamas.
La identidad es incuestionable en el retrato "audaz" de Ángeles Agrela, "un dibujo que no deja nada oculto, en la actitud y el juego irónico de La elegida", señala Hermano. Por otra parte, el vídeo Poder desvela también en clave de humor las fantasías supersónicas de la protagonista en acción. En contrapunto al descaro de la anterior, el rostro tatuado del que se sirve la fotógrafa María Clauss en un retrato sensual que subraya el tema social de la inmigración y la cultura del mestizaje.
Y si en la contemplación de la obra de arte existen espacios donde la implicación del espectador es vital, Landpartie, de Cristina Martín Lara, plantea un reto en la observación de la sucesión de momentos causales que vive la persona. Otro panorama diferente de encuentros e identidades lo plantea Salomé del Campo en Jóvenes en la cancha, un retrato colectivo de adolescentes que conversan en un lugar de esparcimiento de ambientación turbadora.
En una simbiosis con la naturaleza se encuentra la obra de la almeriense Toña Gómez. El paisaje posee muchas facetas, y así lo muestra Dolores Montijano en su particular visión de Sierra Nevada, un misterioso paisaje de densos ritmos. Desde otra perspectiva del paisaje, María Teresa Martín-Vivaldi, consigue en Torre una abstracción de su pulsión por el paisaje natural. Un nuevo género de examen pictórico trasciende en las pinturas enigmáticas de María Acuyó, que recrea el mundo microscópico de la materia orgánica. La pintura continúa por otras vías menos transitadas en las enérgicas obras de Marina Vargas, mientras que un planteamiento de aspecto análogo luce en el simbolismo que habita el universo pictórico y los dibujos de María José Gallardo en su versión original de los Evangelistas en femenino.
Para Concha Hermano, la idea principal de la exposición es un canto a la autonomía de la estética y la sensibilidad en el arte. "El equilibrio de estas creaciones de inusitada fuerza quiere recordar la perspectiva de las autoras consolidadas, la proyección de las artistas media carrera y la evolución de las jóvenes emergentes en la añorada situación de un presente mejor", concluyó la comisaria de Artistas contemporáneas en Andalucía, una propuesta que toma el testigo de otras propuestas en femenino como La más elegante del invernadero, que tuvo lugar en la Casa de Los Tiros el pasado año. Pero Rosas del Sur es mucho más que una simple exposición de mujeres y trasciende las disciplinas y los géneros.
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