Especies marinas intentan sobrevivir entre arenales y charcos de marea tras haber sido arrastradas por la fuerza de las olas
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE | GRANADA
Regreso desesperado. Estrellas de mar naranja en la orilla de la playa. :: J. E. GÓMEZ |
Entre las piedras, junto al rompeolas, mueven sus
centenares de pies gelatinosos en un intento de superar la distancia que
les separa del agua, algo menos de tres metros que suponen la
diferencia entre la vida y la muerte. Son estrellas de mar naranja,
Astropecten aranciacus, que no pudieron soportar el empuje de las
corrientes, la fuerza del agua sobre las piedras y las arenas donde
intentaban refugiarse durante el último temporal de poniente en la costa
oriental granadina. Fueron arrancadas de su hábitat y arrastradas por
las olas hasta los rompientes, materialmente lanzadas sobre la playa que
intentan abandonar antes de que la falta de oxígeno y el sol acabe con
su existencia. Algunas lo consiguen y logran recuperarse bajo el agua.
Las tormentas que casi sin tregua han azotado el
litoral este invierno y en el inicio de una primavera de viento y
lluvia, dejan su rastro en las arenas de las playas. Convierten en
visibles a una gran cantidad de especies que habitualmente se encuentran
en zonas de aguas someras, a escasa profundidad y que viven entre las
rocas. Son las que vemos sobre las arenas en un paseo por la playa,
generalmente muertas, después de una jornada de temporal. Pero si la
observación se realiza poco después de haber amainado el ímpetu de las
olas, la imagen será muy diferente.
En la arena los cangrejos ermitaños dejan ver sus
patas rojas e incluso sus pequeños ojos negros, que salen de las
aberturas de las caracolas que les sirven de casa y refugio, casi
siempre cubiertas por anémonas parásitas que, a su vez, han lanzado
largos tentáculos blancos en un intento de defenderse y sobrevivir. Los
ermitaños, poco a poco, moverán su pesada carga y caminarán hacia el mar
para sobrevivir. Igual que otros crustáceos que tienen la capacidad de
soportar un tiempo fuera del agua y tamaño suficiente para poder
situarse sobre sus patas y regresar al límite de las olas y esperar a
que la corriente les empuje hacia el interior. No son especies extrañas,
sino pequeñas cigalas, langostas y santiaguiños, que en la costa
granadina llaman 'monas'. Otros más pequeños, como las gambas, no lo
tienen tan fácil, si se quedan en la arena, mueren irremediablemente.
Bancos de peces
Las grandes olas llegan a sacar del mar bancos de
peces, de alevines de boquerón, de sardinillas y jureles que se
desarrollan entre las aguas más cercanas a las playas y suelen nadar
pegados a la superficie. Las crestas de las olas les atrapan y les
depositan sobre la arena. En ocasiones los vecinos del litoral, hacen su
particular recolecta de 'pescaito chico' en lo que llaman el
'rebalaje'.
Más suerte tienen quienes en lugar de caer en la
arena son transportados por el agua hasta charcos intermareales, y otros
que se forman entre las rocas. El agua se mantiene durante días, por lo
que se pueden observar los movimientos de grupos de pequeñísimas
quisquillas, cangrejos de muy diferentes especies y tamaños. Los más
habituales son de colores rojizos y grisáceos, de cuerpo cuadrado y
veteados, el cangrejo corredor, Pachygrapsus marmoratus; otros más
extraños de cuerpo muy pequeño en forma triangular y patas larguísimas
Macropodia rostrata, araña de mar; y los casi invisibles entre las algas
Acanthonyx lunulatus, que miden menos de un centímetro y se
caracterizan por tener un triángulo blanco en el centro de su caparazón.
También hay pelotitas pelosas que no son más que
acumulaciones de fibras de la fanerógama marina protegida, Posidonia
oceánica. Se ven ramilletes de hojas largas y verdes que han sido
arrancados por el temporal de las praderas submarinas. Hay también otras
bolas, rojas de tacto mullido y huecos redondeados, de entres tres y
cinco centímetros de diámetro, que son esponjas cangrejeras,
invertebrados poríferos, en los que suelen refugiarse ermitaños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario