Granada ha perdido por diversas razones los archivos de creadores como Antonio Carvajal, Elena Martín Vivaldi, Javier Egea, Manuel Rivera, Mariano Fortuny o Manuel Ángeles Ortiz
G. Cappa granada
El legado literario de Rafael Guillén no saldrá de Granada por la voluntad inequívoca de sus hijos, pero su cesión a la Biblioteca de Andalucía ha llegado cuando la Fundación Delibes ya había convencido al autor para que sus fondos viajaran con un solo billete de ida a Valladolid. La situación económica y la simple lógica hacen inviable que todos los grandes creadores puedan contar con una fundación propia o un museo dedicado en exclusiva a su figura, una idea que siempre ha defendido el poeta Antonio Carvajal, Premio Nacional de Poesía en 2013 por su obra Un girasol flotante. En su caso, en el año 2000 donó su legado a la Fundación Jorge Guillén, que además de manuscritos y documentos de su propia vida literaria contiene fondos de otros autores, como el de Trina Mercader (1919-1984). En la actualidad, la fundación radicada en Valladolid custodia nueve cajas que contienen un total de 1.361 documentos, entre correspondencia y manuscritos, principalmente. Entre ellos se encuentran documentos de Carlos Villareal y las cartas que Jorge Guillén envió a Elsa Dehennin y que en 2012 fueron consultadas por la profesora Bénédicte Vauthier para la publicación de Epistolario inédito (1961-1981) Jorge Guillén & Elsa Dehennin. Este material, que comparte 'casa' con el de otros autores granadinos como Rosaura Álvarez o Francisco Acuyo, se encuentra en proceso de digitalización y ya hay 89 documentos que se pueden consultar virtualmente.
La Fundación Guillén acoge también el 'testamento' literario de una de las grandes poetas del siglo XX, Elena Martín Vivaldi. El convenio de donación de su fondo fue firmado por sus herederos en enero de 2005 y consta de 6.296 documentos que están en proceso de digitalización. Se trata de 41 cajas de conservación que contienen fundamentalmente manuscritos y correspondencia y fue consultado para la elaboración de su Obra Poética (2008), que publicó la Fundación que da cobijo a su memoria poética. Respecto a su biblioteca personal fue legada a la Universidad de Granada y consta de 3.783 volúmenes, pero cualquier investigador que quiera indagar en la vida poética de Martín Vivaldi tiene que viajar inexcusablemente a Valladolid. El Ayuntamiento de Granada aprobó en 1998 la creación de la Fundación Municipal Elena Martín Vivaldi, a los pocos días de la muerte de la poeta granadina. Esa fundación, sin embargo, jamás llegó a concretarse, razón por la que la familia de la autora de El alma desvelada decidió trasladar todo su legado a la Fundación Jorge Guillén.
El caso más paradigmático sigue siendo el de Federico García Lorca, cuyos fondos siguen custodiados en la Residencia de Estudiantes de Madrid a la espera de la apertura del centro de la Romanilla, que supondrá el regreso del manuscrito de Poeta en Nueva York, el documento estrella de la fundación que dirige Laura García-Lorca.
Los fondos también incluyen dibujos originales del poeta, manuscritos de prosa, teatro y poesía, su correspondencia, con cartas dirigidas a su familia y amigos y una colección de cartas escritas al autor de Romancero gitano. También la biblioteca del poeta, con una importante colección de revistas literarias de la época, libros dedicados por sus autores, un fondo actual de estudios sobre su vida y su obra, un importante archivo fotográfico con más de 900 fotografías ya catalogadas, material musical que incluye partituras autógrafas de García Lorca y más de 300 coleccionadas por él. Todo esto se completa con un archivo de recortes de prensa en vida de Federico y recortes actuales, recogidos y catalogados desde 1986 hasta la actualidad, además de las obras de arte del autor que firman artistas de la talla de Salvador Dalí, Ramón Gaya, Ismael de la Serna, Barradas, Manuel Ángeles Ortiz, José Caballero o Benjamín Palencia.
La Fundación Rafael Alberti de El Puerto de Santa María es el destino del legado del poeta Javier Egea, un material que ha vivido situaciones rocambolescas como dar con sus huesos en la tienda de un chamarilero. En septiembre de 2005 se descubrió que parte de la biblioteca personal del escritor se encontraba en las instalaciones de Betel. Se podían adquirir a un precio ridículo ejemplares que pertenecieron a Egea y que constaban de distintas anotaciones, comentarios y dedicatorias. Rescatado este material, enfiló el camino hacia Cádiz y en la actualidad se compone de sus manuscritos y de los 1.218 libros que componían la biblioteca personal del autor de Paseo de los tristes.
En este sentido, la empresa Open Cultura, que gestiona los derechos de autor del poeta fallecido en 1999, anunció en noviembre que trabaja para que este material pueda regresar a Granada a partir de 2016, que es cuando finaliza el acuerdo de cesión con la Fundación Alberti. "No creemos que sea necesaria la proliferación de casas museo, pero es un material que debe estar accesible a la investigación más que al curioso, porque no creemos que tenga esa dimensión", defiende Alfonso Salazar, responsable de Open Cultura, sobre la integración del legado de Javier Egea en alguno de los proyectos ya existentes en la ciudad. "Vamos a hacer lo posible para que el material regrese a Granada, porque la heredera nunca tuvo intención de llevarse el legado de Javier Egea, pero tuvo que irse por motivos laborales y tampoco hubo un verdadero interés en su momento".
Un caso paradigmático es el del pintor Manuel Rivera, cuyas obras se encuentran en los mejores espacios y galerías del mundo, como la Biblioteca Nacional de Madrid, el British Museum de Londres , el Brooklyn Museum de Nueva York, el Stedelijk Museum de Amsterdam o la Tate Gallery de Londres. La familia del pintor granadino fallecido en 1995 siempre ha mostrado su interés en donar a Granada su colección particular, que se encuentra en Madrid. De hecho, en 2010, cuando parecía que la colección Guerrero iba a abandonar el museo de la calle Oficios, la Diputación barajó la posibilidad de asumir esta colección, pero finalmente los lienzos se quedaron en Granada y la obra de Rivera visitó el museo de manera temporal con una gran exposición.
Considerado como uno de los grandes pintores españoles del siglo XX por todas las aportaciones técnicas que realizó en el mundo de la creación pictórica y por el estilo absolutamente personal que imprimió siempre en su obra, su viuda, Mary Rivera, guarda todavía obras inéditas del artista. En una entrevista concedida a este periódico, confesó que no quiere vender este legado "por si algún día hay alguna iniciativa para crear un centro. Si Granada mostrase interés, yo colaboraría", afirmó Mary Rivera, que siempre se ha mostrado muy dolida por el olvido de Granada con uno de sus hijos más ilustres.
Una gran oportunidad perdida fue la de acoger el legado del pintor nacido en el Realejo Mariano Fortuny, que fue ofrecido a Granada pero que acabó finalmente en Venecia, algo similar a lo que ocurrió con el archivo del artista Manuel Ángeles Ortiz, que integra ahora el fondo del Museo Reina Sofía tras ser vendido por los herederos para sufragar la penosa enfermedad de su yerno. Entre este material hay fotografías originales realizadas por Man Ray en las que el artista granadino aparece junto a Picasso o Buñuel, entre otros. Otro pintor, José Hernández Quero, quiso donar a la provincia de Granada su legado, pero no encontró ninguna respuesta a su ofrecimiento, con el consecuente 'enfado' de un autor que no pedía ninguna contraprestación económica.
Otro granadino que ha mostrado siempre su firme voluntad de traer su legado a la ciudad es el guitarrista flamenco Juan Habichuela. De hecho, en 2011 organizó un encuentro con los medios de comunicación para dar a conocer su deseo de regresar a la ciudad en la que nació. Entre las pertenencias de Juan Habichuela se encuentra una guitarra de Vicente Arias de 1808, el equivalente a un violín Stradivarius, aunque su favorita es una de Santos Hernández que es prácticamente imposible de encontrar. "Cuando me venga, me lo quiero traer todo y entregarlo al Ayuntamiento", dijo el tocaor, padre de Antonio Carmona, que pedía a cambio un domicilio para vivir. " Me gustaría que pudiese verse en el Ayuntamiento, o que se hiciera una casa museo", dijo el tocaor que, de momento, sigue en Madrid acompañado de una vida de recuerdos.
Sin salir del mundo del flamenco, en enero de 2009 se anunció a bombo y platillo que La Chumbera acogería una de las sedes de la Fundación Mario Maya, el bailaor nacido en Córdoba pero criado en el Sacromonte. Según este proyecto, su hija, la bailaora Belén Maya, dirigiría el Centro de Estudios Flamencos, que custodiaría además una parte importante del legado del artista fallecido en 2009 tras revolucionar la escena flamenco con espectáculos como Camelamos naquerar. Finalmente, el acuerdo cayó en el olvido y, en la actualidad, todos los recuerdos y objetos personales de Mario Maya están depositados en la localidad sevillana de Carmona.
La ciudad también dejó volar el patrimonio del director teatral José Tamayo o el legado de Juan Bustos, primer cronista oficial de la ciudad. En este caso, la familia emitió en 2011 un comunicado en el que anunciaba que estaba dispuesta a destruir este material por problemas económicos y por falta de apoyo de institucional. Juan Bustos (1930-2005) catalogó el historial de monumentos, edificios, calles y pasajes de la historia de la ciudad. Pese a este descarnado llamamiento, este archivo sigue a la espera de encontrar un último refugio.
La Fundación Guillén acoge también el 'testamento' literario de una de las grandes poetas del siglo XX, Elena Martín Vivaldi. El convenio de donación de su fondo fue firmado por sus herederos en enero de 2005 y consta de 6.296 documentos que están en proceso de digitalización. Se trata de 41 cajas de conservación que contienen fundamentalmente manuscritos y correspondencia y fue consultado para la elaboración de su Obra Poética (2008), que publicó la Fundación que da cobijo a su memoria poética. Respecto a su biblioteca personal fue legada a la Universidad de Granada y consta de 3.783 volúmenes, pero cualquier investigador que quiera indagar en la vida poética de Martín Vivaldi tiene que viajar inexcusablemente a Valladolid. El Ayuntamiento de Granada aprobó en 1998 la creación de la Fundación Municipal Elena Martín Vivaldi, a los pocos días de la muerte de la poeta granadina. Esa fundación, sin embargo, jamás llegó a concretarse, razón por la que la familia de la autora de El alma desvelada decidió trasladar todo su legado a la Fundación Jorge Guillén.
El caso más paradigmático sigue siendo el de Federico García Lorca, cuyos fondos siguen custodiados en la Residencia de Estudiantes de Madrid a la espera de la apertura del centro de la Romanilla, que supondrá el regreso del manuscrito de Poeta en Nueva York, el documento estrella de la fundación que dirige Laura García-Lorca.
Los fondos también incluyen dibujos originales del poeta, manuscritos de prosa, teatro y poesía, su correspondencia, con cartas dirigidas a su familia y amigos y una colección de cartas escritas al autor de Romancero gitano. También la biblioteca del poeta, con una importante colección de revistas literarias de la época, libros dedicados por sus autores, un fondo actual de estudios sobre su vida y su obra, un importante archivo fotográfico con más de 900 fotografías ya catalogadas, material musical que incluye partituras autógrafas de García Lorca y más de 300 coleccionadas por él. Todo esto se completa con un archivo de recortes de prensa en vida de Federico y recortes actuales, recogidos y catalogados desde 1986 hasta la actualidad, además de las obras de arte del autor que firman artistas de la talla de Salvador Dalí, Ramón Gaya, Ismael de la Serna, Barradas, Manuel Ángeles Ortiz, José Caballero o Benjamín Palencia.
La Fundación Rafael Alberti de El Puerto de Santa María es el destino del legado del poeta Javier Egea, un material que ha vivido situaciones rocambolescas como dar con sus huesos en la tienda de un chamarilero. En septiembre de 2005 se descubrió que parte de la biblioteca personal del escritor se encontraba en las instalaciones de Betel. Se podían adquirir a un precio ridículo ejemplares que pertenecieron a Egea y que constaban de distintas anotaciones, comentarios y dedicatorias. Rescatado este material, enfiló el camino hacia Cádiz y en la actualidad se compone de sus manuscritos y de los 1.218 libros que componían la biblioteca personal del autor de Paseo de los tristes.
En este sentido, la empresa Open Cultura, que gestiona los derechos de autor del poeta fallecido en 1999, anunció en noviembre que trabaja para que este material pueda regresar a Granada a partir de 2016, que es cuando finaliza el acuerdo de cesión con la Fundación Alberti. "No creemos que sea necesaria la proliferación de casas museo, pero es un material que debe estar accesible a la investigación más que al curioso, porque no creemos que tenga esa dimensión", defiende Alfonso Salazar, responsable de Open Cultura, sobre la integración del legado de Javier Egea en alguno de los proyectos ya existentes en la ciudad. "Vamos a hacer lo posible para que el material regrese a Granada, porque la heredera nunca tuvo intención de llevarse el legado de Javier Egea, pero tuvo que irse por motivos laborales y tampoco hubo un verdadero interés en su momento".
Un caso paradigmático es el del pintor Manuel Rivera, cuyas obras se encuentran en los mejores espacios y galerías del mundo, como la Biblioteca Nacional de Madrid, el British Museum de Londres , el Brooklyn Museum de Nueva York, el Stedelijk Museum de Amsterdam o la Tate Gallery de Londres. La familia del pintor granadino fallecido en 1995 siempre ha mostrado su interés en donar a Granada su colección particular, que se encuentra en Madrid. De hecho, en 2010, cuando parecía que la colección Guerrero iba a abandonar el museo de la calle Oficios, la Diputación barajó la posibilidad de asumir esta colección, pero finalmente los lienzos se quedaron en Granada y la obra de Rivera visitó el museo de manera temporal con una gran exposición.
Considerado como uno de los grandes pintores españoles del siglo XX por todas las aportaciones técnicas que realizó en el mundo de la creación pictórica y por el estilo absolutamente personal que imprimió siempre en su obra, su viuda, Mary Rivera, guarda todavía obras inéditas del artista. En una entrevista concedida a este periódico, confesó que no quiere vender este legado "por si algún día hay alguna iniciativa para crear un centro. Si Granada mostrase interés, yo colaboraría", afirmó Mary Rivera, que siempre se ha mostrado muy dolida por el olvido de Granada con uno de sus hijos más ilustres.
Una gran oportunidad perdida fue la de acoger el legado del pintor nacido en el Realejo Mariano Fortuny, que fue ofrecido a Granada pero que acabó finalmente en Venecia, algo similar a lo que ocurrió con el archivo del artista Manuel Ángeles Ortiz, que integra ahora el fondo del Museo Reina Sofía tras ser vendido por los herederos para sufragar la penosa enfermedad de su yerno. Entre este material hay fotografías originales realizadas por Man Ray en las que el artista granadino aparece junto a Picasso o Buñuel, entre otros. Otro pintor, José Hernández Quero, quiso donar a la provincia de Granada su legado, pero no encontró ninguna respuesta a su ofrecimiento, con el consecuente 'enfado' de un autor que no pedía ninguna contraprestación económica.
Otro granadino que ha mostrado siempre su firme voluntad de traer su legado a la ciudad es el guitarrista flamenco Juan Habichuela. De hecho, en 2011 organizó un encuentro con los medios de comunicación para dar a conocer su deseo de regresar a la ciudad en la que nació. Entre las pertenencias de Juan Habichuela se encuentra una guitarra de Vicente Arias de 1808, el equivalente a un violín Stradivarius, aunque su favorita es una de Santos Hernández que es prácticamente imposible de encontrar. "Cuando me venga, me lo quiero traer todo y entregarlo al Ayuntamiento", dijo el tocaor, padre de Antonio Carmona, que pedía a cambio un domicilio para vivir. " Me gustaría que pudiese verse en el Ayuntamiento, o que se hiciera una casa museo", dijo el tocaor que, de momento, sigue en Madrid acompañado de una vida de recuerdos.
Sin salir del mundo del flamenco, en enero de 2009 se anunció a bombo y platillo que La Chumbera acogería una de las sedes de la Fundación Mario Maya, el bailaor nacido en Córdoba pero criado en el Sacromonte. Según este proyecto, su hija, la bailaora Belén Maya, dirigiría el Centro de Estudios Flamencos, que custodiaría además una parte importante del legado del artista fallecido en 2009 tras revolucionar la escena flamenco con espectáculos como Camelamos naquerar. Finalmente, el acuerdo cayó en el olvido y, en la actualidad, todos los recuerdos y objetos personales de Mario Maya están depositados en la localidad sevillana de Carmona.
La ciudad también dejó volar el patrimonio del director teatral José Tamayo o el legado de Juan Bustos, primer cronista oficial de la ciudad. En este caso, la familia emitió en 2011 un comunicado en el que anunciaba que estaba dispuesta a destruir este material por problemas económicos y por falta de apoyo de institucional. Juan Bustos (1930-2005) catalogó el historial de monumentos, edificios, calles y pasajes de la historia de la ciudad. Pese a este descarnado llamamiento, este archivo sigue a la espera de encontrar un último refugio.
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