Esta pérdida de litoral
afectaría a localidades como Marbella o San Sebastián, aunque sería más
acusada en las zonas de costa expuesta del Atlántico y en los
archipiélagos.
efe, madrid |
Marbella afectada por el cambio climático. Foto: Greenpeace / Pedro Armestre / Mario Gómez
El mar podría invadir hasta 700 metros hacia el interior del litoral español en 2100 por efecto del cambio climático y el deshielo del Ártico, según el informe España: hacia un clima extremo. Riesgos de no frenar el cambio climático y la destrucción del Ártico, presentado por Greenpeace.
Esta pérdida de litoral afectaría a localidades como Marbella o San
Sebastián, aunque sería más acusada en las zonas de costa expuesta del
Atlántico y en los archipiélagos, "si los gobernantes no se movilizan
con rapidez para frenarlo", ha explicado el director de Greenpeace
España, Mario Rodríguez.
Para evidenciar los efectos de la subida del nivel del mar, la organización ha elaborado una galería de montajes fotográficos de cuatro puntos icónicos: Benidorm, Marbella y San Sebastián, inundados y arrasados por las olas, y un viñedo del
noreste peninsular en proceso de desertización. Estas fotografías
ficticias visualizan las peores prospecciones de futuro de la comunidad
científica para España para "incitar la movilización de gobernantes y
empresas contra el cambio climático", ha subrayado Rodríguez, porque
"hay una realidad tozuda que no se puede sortear con silencio: España camina hacia un clima extremo".
La responsable de costas de Greenpeace, Pilar Marcos, ha explicado
que cada aumento de un centímetro del nivel del mar equivale a perder un metro de playa, por lo que si se cumplen los peores escenarios del Panel Intergubernamental para Cambio Climático (IPCC), el completo deshielo del Ártico
provocaría un aumento de 7 metros del nivel del mar y la consecuente
regresión de 700 metros de playas. La responsable de cambio climático de
la ONG, Tatiana Nuño, ha añadido que la subida del nivel del mar tendrá
unos costes directos de 17.000 millones de euros anuales en 2100 para
los países de la UE.
Para evitarlo, Greenpeace pide la implicación del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, para crear un santuario en el Alto Ártico:
un espacio protegido donde se prohíba la extracción de petróleo y el
acceso de la pesca industrial. "Exteriores tiene mucho que decir sobre
el Ártico y el cambio climático. España tiene estatus de observador en
el Consejo Ártico, foro político donde se reparte el pastel. Es el
momento de pedirle a España que tome postura sobre esta región", ha
afirmado Rodríguez.
Según Greenpeace, el Ártico se calienta dos veces más rápido que cualquier otro lugar del planeta
y entre 2004 y 2008 perdió una superficie de hielo polar equivalente a
tres veces la superficie de España. "Queremos evidenciar que el
deshielo, aunque esté muy lejos, podría tener efectos drásticos en
España", añade Rodríguez. Los últimos informes del IPCC confirman que
los pronósticos climáticos para España en los próximos decenios prevén
un aumento generalizado de temperaturas, entre 5 y 8 grados este siglo,
además de una reducción de las precipitaciones y un incremento de la
intensidad y frecuencia de olas de calor.
En el informe, Greenpeace advierte de la aparición de escenarios de riesgo que afectarían a España si no se frena este cambio climático: supertemporales de mayor frecuencia y duración, incremento del riesgo de incendios y aumento del nivel del mar con
pérdida de buen número de playas. La ONG apunta que el cambio climático
también tendrá repercusiones sobre la energía y recuerda que, según el
IPCC, con un aumento de temperatura de 3,7 grados para 2100 los cambios
estacionales afectarían a la demanda de electricidad, con mayores picos en verano y más necesidad de refrigeración en
gran parte del Mediterráneo. El mayor riesgo de inundaciones, la menor
disponibilidad de agua dulce y el aumento de la frecuencia de las olas de calor extremo
podrían además tener repercusiones negativas en sectores como el
turismo o la industria del vino. La protección del Ártico, concluye
Rodríguez, es una necesidad y supone mucho más, porque significa también
"salvar el clima de España".
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