Un estudio de la Universidad de California muestra que niveles altos de glucosa, presión y colesterol antes de los 30 suponen peores capacidades cognitivas pasados los 40
M. MARGINEDA | GRANADA
Tener un corazón sano durante la juventud favorece que la mente funcione mejor en edades avanzadas. Las personas de 18 a 30 años que padecen niveles de presión arterial, glucosa en sangre y colesterol por encima de las recomendaciones, tienen capacidades cognitivas más bajas cuando sobrepasan los 40 años.
Es lo que aseguran científicos de la Universidad de California en San Francisco, en el artículo 'Early Adult to Mid-Life Cardiovascular Risk Factors and Cognitive Function' (Factores de riesgo cardiovascular de edades tempranas a medias y funciones cognitivas), del que se hacen eco la revista Circulation eInvestigación y Ciencia.
El artículo es resultado de una investigación en la que participaron 3.300 personas que fueron evaluadas durante 25 años. El análisis se llevó a cabo en el marco del estudio longitudinal Desarrollo de Riesgo de Arterias Coronarias en Adultos Jóvenes (CARDIA), un programa del Gobierno estadounidense.
A los sujetos del estudio se les midió la presión arterial, el azúcar en sangre y el colesterol. Los resultados se cotejaron con los obtenidos en tres pruebas cognitivas que evaluaban la memoria, la agilidad y la flexibilidad mental.
Niveles altos de presión arterial y glucosa aparecieron asociados a malos resultados en las tres pruebas cogntivas. El colesterol alto y poca memoria verbal están también relacionados.
Los excesos en la presión arterial y los niveles de glucosa pueden reducir el riego sanguíneo al cerebro. Esto y el estrés oxidativo pueden provocar daños neuronales. Por otro lado, aseguran que estos factores podrían interferir en la eliminación de proteínas amiloides, asociadas a la enfermedad de Alzheimer.
Los resultados del estudio vienen a confirmar la teoría de que enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, se desarrollan antes de llegar a la vejez.
Kristine Yaffe, autora del artículo, señala que la dieta y el ejercicio físico durante la juventud son claves a la hora de reducir el riesgo de demencia en edad avanzada. "Los factores de riesgo cardiovascular son bastante modificables", afirma. "Si el daño comienza antes de la mediana edad, debemos ampliar nuestro foco de acción y trabajar para reducir los riesgos de enfermedades del corazón en las etapas tempranas de la vida".
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