La doctora no ha parado desde
que accediera en octubre a un cargo en el que, entre otras cosas, es
responsable del estudio de la anatomía humana.
Miguel López granada
En lo
más alto del Departamento de Anatomía y Embriología Humana, tras pasar
un sinfín de pasillos de la vetusta Facultad de Medicina, se encuentra
el despacho de Celia Vélez. Especialista en anatomía, enseña los
secretos del cuerpo a los alumnos de Medicina y Fisioterapia.
-¿Cómo funciona el servicio de donación de cuerpos?
-Se lleva a cabo gracias a la generosidad y altruismo de las personas, que son quienes donan su cuerpo. El objetivo es facilitar los estudios a los alumnos de grado, postgrado y a los especialistas relacionados con Ciencias de la Salud, así como profundizar en la investigación anatómica. Además desempeña un papel esencial en la formación de estudiantes y en la actualización permanente de médicos y cirujanos en nuestra Facultad.
-¿Cómo se benefician esos alumnos?
-Conociendo mucho mejor la anatomía del cuerpo humano. Las donaciones permiten que los estudiantes examinen, evalúen, y entiendan de cerca la estructura detallada de nuestra anatomía. Una vez que se produce la donación del cuerpo, se prepara el cadáver durante un cierto tiempo y, posteriormente, se lleva a la sala de disección, donde se analiza. Del cadáver se puede estudiar casi todo: el aparato locomotor, sus distintos órganos internos, las vísceras o el sistema nervioso. Los alumnos siempre son ayudados y supervisados por un profesor.
-¿Cómo se desarrolla el periodo de tramitación?
-La persona lo hace de forma voluntaria y tiene que ser mayor de edad y estar en pleno uso de sus facultades. Hay un documento que explica muy bien todos los requisitos. En este dosier se declara la autorización para la donación de su cuerpo una vez fallecido. Las limitaciones para la donación son, fundamentalmente, higiénico-sanitarias: una enfermedad grave o contagiosa. La hepatitis, el sida o una enfermedad vírica o del sistema nervioso central limitará las posibilidades de que se produzca la donación. La obesidad mórbida también. Si la persona está sometida a un proceso judicial en el que se tenga que realizar una autopsia, su cuerpo tampoco será apto. Si todos los requisitos se cumplen se firman una serie de documentos en los que se aceptan estas condiciones. Es muy importante que los familiares del donante conozcan que esa persona tiene esa condición.
-Cuente todo el proceso desde que se recibe el cuerpo.
-Cuando llega al departamento lo primero que hacemos es prepararlo adecuadamente para su conservación y mantenerlo allí bajo custodia. Posteriormente se dispone en unos espacios específicos para asegurar su mantenimiento. No sólo es importante que se conserve adecuadamente, sino a lo largo del tiempo. Luego se sube a la sala de prácticas para su estudio, siempre con mucho respeto tanto por parte del profesorado como de los alumnos, que son conscientes de la generosidad de la persona que ha donado el cuerpo. Todos entendemos que la mejor forma de conocer la anatomía humana es mediante el estudio sobre el cadáver. Una vez que el cuerpo ha sido utilizado hay dos opciones. Una es guardarlo por si se necesita otra vez. En caso de que no sea de utilidad, se procede a la incineración de acuerdo con nuestro protocolo y con el documento que el donante firmó en su momento. En este último caso es una funeraria la que interviene.
-¿Han notado en los últimos tiempos un incremento en el número de donantes debido a la crisis?
-No de forma muy acentuada. Hay que tener en cuenta que cuando se produce una donación no se le pregunta al donante por qué lo hace, y ellos tampoco lo dicen. Sí es cierto que hay quien no sabe que esto es un servicio gratuito y, por eso, muchos preguntan si tiene algún coste. La universidad se ocupa del traslado, mantenimiento, custodia y, si es preciso, de la incineración.
-¿Cuánta gente ha donado su cuerpo hasta el momento?
-A día de hoy tenemos unas 500 personas registradas.
-¿Se ha conseguido hacer hallazgos en los últimos años gracias a la donación de cuerpos?
-El objetivo fundamental es el conocimiento por parte del alumnado del cuerpo humano. Pero es verdad que también hay un fin formativo, que es lo que se conoce como cursos de postgrado. Estos programas son desarrollados por especialistas que investigan nuevas técnicas de abordaje en artroscopias. Los departamentos de anatomía en general, y en concreto el de la Facultad de Medicina de la UGR, realizan cursos de especialización. Por ejemplo, el año pasado se realizó un curso de abordaje artroscópico en codo. Eso facilitó, en este caso a los traumatólogos, practicar y mejorar la técnica y poder llevar a cabo un mejor abordaje antes de actuar sobre un sujeto vivo.
-¿Han notado los recortes?
-No mucho. Las partidas proceden del dinero para prácticas, porque a fin de cuentas es un material práctico. Hay menos dinero, pero tampoco es nada especial.
-¿Cuál ha sido su hoja de ruta desde que accedió al cargo en octubre del año pasado?
-Por una parte hemos ampliado el espacio para la recepción de los cadáveres con nuevos congeladores y, por otra, hemos ajustado y mejorado el documento de donación del cuerpo a la ciencia. Tenemos que agradecer a la Universidad de Granada que haya dado todos los fondos suficientes y necesarios para ampliar nuestra capacidad de trabajo. También estamos agradecidos a la vicerrectora de Infraestructuras por la enorme sensibilidad y el gran esfuerzo económico que ha hecho con este departamento, que tiene unas características muy especiales y unas instalaciones muy costosas.
-¿Qué va a suponer el traslado al Campus de la Salud?
-Será muy positivo. Vamos a mejorar, y dispondremos de unas instalaciones con la más moderna tecnología. En relación con la preparación, mantenimiento, conservación y estudio del cadáver vamos a mejorar enormemente. Los nuevos espacios van a ser manifiestamente mejores que los actuales y facilitarán y mejorarán la enseñanza de la anatomía. Además nos van a permitir tener una mayor capacidad para recibir cuerpos. Los profesionales también van a salir ganando porque, seguramente, podamos organizar muchos más cursos de postgrado y ello mejorará las habilidades de nuestros médicos.
-¿Cuál es el perfil del donante?
-Viene gente de todas las condiciones sociales. Hace décadas sí que se notaba un perfil diferente en ese apartado, pero en la actualidad no. Han influido mucho las campañas de concienciación de los últimos quince años. Suelen llegar personas mayores, aunque se ha reducido la edad en la que vienen a donar. Estamos hablando de gente en torno a los 65 años. Cualquier persona, en cualquier momento, puede comunicar su intención de dejar de ser donante.
-¿Cómo funciona el servicio de donación de cuerpos?
-Se lleva a cabo gracias a la generosidad y altruismo de las personas, que son quienes donan su cuerpo. El objetivo es facilitar los estudios a los alumnos de grado, postgrado y a los especialistas relacionados con Ciencias de la Salud, así como profundizar en la investigación anatómica. Además desempeña un papel esencial en la formación de estudiantes y en la actualización permanente de médicos y cirujanos en nuestra Facultad.
-¿Cómo se benefician esos alumnos?
-Conociendo mucho mejor la anatomía del cuerpo humano. Las donaciones permiten que los estudiantes examinen, evalúen, y entiendan de cerca la estructura detallada de nuestra anatomía. Una vez que se produce la donación del cuerpo, se prepara el cadáver durante un cierto tiempo y, posteriormente, se lleva a la sala de disección, donde se analiza. Del cadáver se puede estudiar casi todo: el aparato locomotor, sus distintos órganos internos, las vísceras o el sistema nervioso. Los alumnos siempre son ayudados y supervisados por un profesor.
-¿Cómo se desarrolla el periodo de tramitación?
-La persona lo hace de forma voluntaria y tiene que ser mayor de edad y estar en pleno uso de sus facultades. Hay un documento que explica muy bien todos los requisitos. En este dosier se declara la autorización para la donación de su cuerpo una vez fallecido. Las limitaciones para la donación son, fundamentalmente, higiénico-sanitarias: una enfermedad grave o contagiosa. La hepatitis, el sida o una enfermedad vírica o del sistema nervioso central limitará las posibilidades de que se produzca la donación. La obesidad mórbida también. Si la persona está sometida a un proceso judicial en el que se tenga que realizar una autopsia, su cuerpo tampoco será apto. Si todos los requisitos se cumplen se firman una serie de documentos en los que se aceptan estas condiciones. Es muy importante que los familiares del donante conozcan que esa persona tiene esa condición.
-Cuente todo el proceso desde que se recibe el cuerpo.
-Cuando llega al departamento lo primero que hacemos es prepararlo adecuadamente para su conservación y mantenerlo allí bajo custodia. Posteriormente se dispone en unos espacios específicos para asegurar su mantenimiento. No sólo es importante que se conserve adecuadamente, sino a lo largo del tiempo. Luego se sube a la sala de prácticas para su estudio, siempre con mucho respeto tanto por parte del profesorado como de los alumnos, que son conscientes de la generosidad de la persona que ha donado el cuerpo. Todos entendemos que la mejor forma de conocer la anatomía humana es mediante el estudio sobre el cadáver. Una vez que el cuerpo ha sido utilizado hay dos opciones. Una es guardarlo por si se necesita otra vez. En caso de que no sea de utilidad, se procede a la incineración de acuerdo con nuestro protocolo y con el documento que el donante firmó en su momento. En este último caso es una funeraria la que interviene.
-¿Han notado en los últimos tiempos un incremento en el número de donantes debido a la crisis?
-No de forma muy acentuada. Hay que tener en cuenta que cuando se produce una donación no se le pregunta al donante por qué lo hace, y ellos tampoco lo dicen. Sí es cierto que hay quien no sabe que esto es un servicio gratuito y, por eso, muchos preguntan si tiene algún coste. La universidad se ocupa del traslado, mantenimiento, custodia y, si es preciso, de la incineración.
-¿Cuánta gente ha donado su cuerpo hasta el momento?
-A día de hoy tenemos unas 500 personas registradas.
-¿Se ha conseguido hacer hallazgos en los últimos años gracias a la donación de cuerpos?
-El objetivo fundamental es el conocimiento por parte del alumnado del cuerpo humano. Pero es verdad que también hay un fin formativo, que es lo que se conoce como cursos de postgrado. Estos programas son desarrollados por especialistas que investigan nuevas técnicas de abordaje en artroscopias. Los departamentos de anatomía en general, y en concreto el de la Facultad de Medicina de la UGR, realizan cursos de especialización. Por ejemplo, el año pasado se realizó un curso de abordaje artroscópico en codo. Eso facilitó, en este caso a los traumatólogos, practicar y mejorar la técnica y poder llevar a cabo un mejor abordaje antes de actuar sobre un sujeto vivo.
-¿Han notado los recortes?
-No mucho. Las partidas proceden del dinero para prácticas, porque a fin de cuentas es un material práctico. Hay menos dinero, pero tampoco es nada especial.
-¿Cuál ha sido su hoja de ruta desde que accedió al cargo en octubre del año pasado?
-Por una parte hemos ampliado el espacio para la recepción de los cadáveres con nuevos congeladores y, por otra, hemos ajustado y mejorado el documento de donación del cuerpo a la ciencia. Tenemos que agradecer a la Universidad de Granada que haya dado todos los fondos suficientes y necesarios para ampliar nuestra capacidad de trabajo. También estamos agradecidos a la vicerrectora de Infraestructuras por la enorme sensibilidad y el gran esfuerzo económico que ha hecho con este departamento, que tiene unas características muy especiales y unas instalaciones muy costosas.
-¿Qué va a suponer el traslado al Campus de la Salud?
-Será muy positivo. Vamos a mejorar, y dispondremos de unas instalaciones con la más moderna tecnología. En relación con la preparación, mantenimiento, conservación y estudio del cadáver vamos a mejorar enormemente. Los nuevos espacios van a ser manifiestamente mejores que los actuales y facilitarán y mejorarán la enseñanza de la anatomía. Además nos van a permitir tener una mayor capacidad para recibir cuerpos. Los profesionales también van a salir ganando porque, seguramente, podamos organizar muchos más cursos de postgrado y ello mejorará las habilidades de nuestros médicos.
-¿Cuál es el perfil del donante?
-Viene gente de todas las condiciones sociales. Hace décadas sí que se notaba un perfil diferente en ese apartado, pero en la actualidad no. Han influido mucho las campañas de concienciación de los últimos quince años. Suelen llegar personas mayores, aunque se ha reducido la edad en la que vienen a donar. Estamos hablando de gente en torno a los 65 años. Cualquier persona, en cualquier momento, puede comunicar su intención de dejar de ser donante.
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