La elaboración de un censo de aves
reproductoras detecta el incremento de estas rapaces y otras especies
que eligen Granada para nidificar
JUAN ENRIQUE GÓMEZ / MERCHE S. CALLE | GRANADA
Uno de los polluelos nacidos en la Alhambra en 2006. :: J. E. GÓMEZ
Los polluelos de cernícalo primilla que hace ocho
años nacieron en la torre de las Cabezas en las murallas de la Alhambra,
fueron la avanzadilla de una reconquista que ha dado sus frutos. Las
primeras crías de Falco naumanni que nacieron en las atalayas nazaríes
después de más de un siglo de ausencia pusieron las bases para que esta
especie haya logrado la reconquista de sus territorios ancestrales en la
provincia de Granada. Cortijos abandonados y tajos cercanos a cultivos y
zonas habitadas vuelven a ser sobrevolados por esta rapaz de tamaño
medio que se caracteriza por poder detenerse en vuelo, como si de un
helicóptero se tratase, para avistar y lanzarse sobre sus presas:
reptiles, pequeños roedores y grandes insectos, sobre todo saltamontes.
«En los últimos dos años hemos detectado un gran incremento de colonias
de cernícalo primilla en toda la provincia de Granada, donde se han
podido multiplicar por cinco las poblaciones que había hace menos de una
década», afirma el responsable de censos de la Sociedad Española de
Ornitología en Andalucía y Granada, Juan Francisco Jiménez, que junto a
grupos de especialistas y voluntarios acaba de iniciar las
investigaciones para elaborar un nuevo censo de aves reproductoras tanto
en Granada como en el resto de España, trabajos que se desarrollarán
entre 2014 y 2017, en el que los datos sobre las colonias de cernícalos
primilla han sido de los primeros en constatarse, ya que estas aves
están entre las que más pronto vuelven de sus migraciones de invierno en
busca de lugares donde nidificar y reproducirse.
Un grupo de voluntarios de SEO/Birdlife comprobaba
la presencia de una numerosa colonia de 'primillas' en un cortijo
semiabandonado del municipio de La Malahá. Una veintena de cernícalos
sobrevolaban los tejados casi derruidos. Tienen sus nidales en el
interior de los huecos, entre las tejas, donde en pocos días podrá
comprobarse la presencia de polluelos. «En años anteriores, en este
mismo lugar, podíamos ver dos o tres parejas, y ahora hemos contado
hasta quince, igual que en otros puntos de la provincia de Granada,
donde el ecosistema es similar, es decir, grandes extensiones
esteparias, con mezcla entre dehesa con olivar y cereales, donde hay
diferentes alturas y algún lugar donde refugiarse para construir los
nidos, como son los cortijos abandonados». Han detectado otras colonias
como la de Castillo de Tajarja con 9 parejas.
Reproductoras
La gran diversidad de ecosistemas que forman la
provincia de Granada, con todas las altitudes y pisos bioclimáticos
posibles en la Península Ibérica, desde el mar a las altas cumbres,
tiene su reflejo en la cantidad de especies de avifauna que pueden
encontrar en estos territorios un lugar donde reproducirse. En pocos
días empezarán a verse los primeros grupos de abejarucos que ya cruzan
el estrecho de Gibraltar en busca de sus tradicionales lugares de
reproducción; y las carracas en ecosistemas esteparios, alcaudones y
pinzones. Ya llegaron las águilas calzadas, los vencejos se ven en la
ciudad junto con algunas golondrinas, y vuelven las garzas reales que se
marcharon. Parejas de avetorillos localizan humedales para nidificar.
«Hay un constante ir y venir que tenemos que conocer y confirmar.
Con ese objetivo desde SEO/Birdlife se ha dividido
toda la península en cuadrículas que van a ser rastreadas
minuciosamente para constatar qué aves son las que, en realidad, se
pueden considerar reproductoras», afirma uno de los miembros de la SEO,
Mariano Sevilla, que tiene adjudicado el estudio de varias de estas
cuadrículas en la provincia de Granada.
Desde hace unas semanas, grupos de voluntarios son
entrenados por los responsables de la Sociedad Española de Ornitología
para realizar esta labor. «Este año, a los participantes en el programa
de localización de aves a través de sus sonidos, que llamamos, Sacre,
les hemos dato las bases para poder reconocer y colaborar en el censo de
aves reproductoras», afirma Juan Francisco Jiménez, para quien la
necesidad de contar con datos fiables es fundamental, ya que, al fin y
al cabo, las aves que nacen aquí y vuelven para que nazcan sus hijos,
«también son nuestros vecinos y paisanos».
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