Una ruta interpretativa por las pistas para descubrir la esencia del macizo
ALEJANDRO MOLINA | SIERRA NEVADA
Vista de Granada desde el Radiotelescopio. / IDEAL |
Esquiar es algo más que deslizarse sobre la nieve. No hay
duda de que bajar por una pista es una de las sensaciones más
placenteras que se pueden tener haciendo deporte. Para la mayoría de los
usuarios de una estación de esquí esto es suficiente, pero es solo una parte del pastel.
Si en algo se diferencian el esquí y el snowboard de la
mayoría de los deportes de masas es por su perfecta comunión con el
medio en el que se practican. Dejando a un lado experimentos bajo techo,
la esencia no es otra que la montaña, sin la cual no se podrían
entender. Pero es frecuente que la sensación (a veces obsesión) de
deslizamiento sobre la nieve eclipse el resto del ‘menú’ que ofrece la
montaña. Estas posibilidades son en Sierra Nevada aún mayores debido a
su especial situación geográfica y un pasado que a más de uno
sorprenderá.
A continuación se propone un itinerario interpretativo que puede dar a la jornada en Sierra Nevada algo más que deporte.
Carihuela del Veleta
La primera parada del itinerario es la Carihuela, a la que
se accede desde el Telesilla Laguna, tomado la pista que sale a la
derecha. Tras una suave bajada se llega a un pequeño ‘balcón’ fácilmente
identificable, justo antes de que se inicie un pronunciado descenso por
la pista Olímpica. Es uno de los lugares más recomendables para
contemplar el mar y las estribaciones del continente africano desde
Sierra Nevada. En los días claros se distinguen las montañas del Rif y
el Cabo Tres Forcas, junto a Melilla. La cercanía de Marruecos ayuda a
entender el color rosa que estos días tienen muchas lomas de la sierra,
es la tierra del desierto que trae el viento desde el otro lado del
Mediterráneo. Un poco más cerca, en la costa española, se ve
perfectamente otro mar, pero de plástico. Es el que forman los
invernaderos de El Ejido, en Almería.
Este lugar suele ser el punto por el que los esquiadores de
travesía cruzan a la cara sur del macizo. La ruta hacia el Mulhacén se
suele hacer desde allí. Muchos identificarán el lugar porque es el punto
en el que la antigua carretera que llevaba a Capileira cruzaba la
divisoria de mares. Otro de los atractivos de la Carihuela es que allí
existe un refugio vivac que recibe el mismo nombre. Durante la mayor
parte del invierno está enterrado en nieve y está fuera del área de
pistas, por lo que la visita debe hacerse siempre y cuando se tengan los
conocimientos de progresión en alta montaña adecuados.
Si el esquiador se gira 180 grados tendrá ante sí la zona
de La Laguna, quizá la más valorada de la estación. Toma su nombre de la
Laguna de las Yeguas, fácilmente visible. Es una de las muchas lagunas
de origen glaciar que salpican este macizo montañoso. Todo está rodeado
del inmenso muro que forman los Tajos de la Virgen y los picos Elorrieta
y Cartujo. Es una línea de crestas que forman parte de la integral de
los ‘tresmiles’ de Sierra Nevada, donde, por otro lado, está la mayor
concentración de elevaciones de más de 3.000 metros de España. Desde
este punto espera una bajada que bien se puede hacer pasando por el
borde de laguna o siguiendo la pista que rodea la zona por las faldas
del Elorrieta. Esta es, quizá, la versión más inhóspita del área de
pistas. Desde allí podrá subir al siguiente punto del itinerario a
través del Telesilla Dílar.
Radiotelescopio
No lo formó la madre naturaleza pero se ha convertido en
otro de los iconos de la sierra. El Radiotelescopio, como su nombre
indica, explora el universo a través de las ondas, a diferencia del que
existe unos metros más arriba, que pertenece al Instituto de
Astrofísica. No es casual que estén allí, pues, además de la altura, la
escasez de humedad relativa convierten al cielo de la sierra en uno de
los mejores para estudiar la bóveda celeste. Su emplazamiento iba a ser
el Veleta, pero se descartó por las rachas de viento habituales allí.
Al Radiotelescopio se accede por uno de los pocos remontes
que existen en el mundo con un tramo en curva, una solución que se
adoptó para no invadir la zona protegida de parque nacional. Y es que se
debe recordar que todo el macizo goza de la mayor protección
medioambiental, lo cual da cuenta de su inmenso valor.
Una vez arriba, se disfruta de una vista extraordinaria de
la ciudad de Granada, su Vega y las estribaciones de la provincia de
Málaga, con el pico granadino de La Maroma de fondo. Para la siguiente
parada es preciso bajar hasta Borreguiles y volver a subir hasta las
estribaciones del Veleta a través del Teleskí Zayas.
Estación Superior Teleskí Zayas
Este remonte toma su nombre de Antonio Zayas, quien durante muchos años estuvo al frente del mítico Albergue Universitario. Es uno de los mejores lugares para contemplar el corazón de la estación de esquí.
Parece imposible, pero hubo un tiempo en el que los
esquiadores no se planteaban esquiar por Borreguiles. En los albores de
este deporte en Sierra Nevada, el esquí se practicaba en la zona de la
Hoya de la Mora y el Valle de San Juan. Cuando se bajaba del Veleta
hacia Cauchiles, Borreguiles quedaba a un lado como un lugar
inexplorado. Hoy es el eje sobre el que giran todas las pistas.
Descendiendo en dirección noroeste se alcanza la última etapa de la
ruta.
Posiciones del Veleta
El acceso a las posiciones desde el Zayas es una suave
bajada por la pista del Águila que rodea todo el veleta hasta desembocar
en la zona del Valle de San Juan. De pronto la imagen del ‘couluir’ del
Veleta se presenta con una fuerza brutal. Los expertos aseguran que en
el corral del Veleta existe hielo fósil, aunque el cambio climático lo
ha puesto en peligro. Es probablemente la mejor vista de este
emblemático pico. Un poco más lejos se ven el Mulhacén y la Alcazaba. Es
techo de la Península Ibérica con 3.478 metros.
A muy pocos metros, a la derecha según se desciende por la
pista, se ven las ruinas de lo que fue un emplazamiento militar durante
la guerra civil llamadas Posiciones del Veleta. Estuvieron ocupadas
durante la contienda por el bando nacional debido a su importancia
estratégica. El límite con la zona republicana estaba muy cerca y,
además, permitían la defensa de numerosas centrales hidroeléctricas.
Así se llega al final de esta ruta, que es una de las
muchas posibilidades de acercarse a los 98 kilómetros de pistas que se
abren durante esta Semana Santa en Sierra Nevada.
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