La incertidumbre domina en el sector ante las reservas de última hora y la crisis que afecta al turista nacional Algunos establecimientos han retrasado su apertura tras el 'batacazo' de la primavera de 2013, debido al mal tiempo
Rosa Fernández
A pesar de que no lo parezca, según la meteorología, la primavera ya está aquí y con ella vuelven a abrir sus puertas los hoteles que cerraron allá por noviembre (algunos después), para efectuar sus reformas correspondientes o porque para la empresa no es rentable abrir durante los meses de temporada baja. En cualquier caso, la Costa Tropical en pocos días vuelve a poner en el mercado más de 700 habitaciones para hacer frente a lo que esperan que sea una avalancha de turistas, que se suman a las más de 800 plazas que han estado operativas durante todo el invierno.
En concreto, se trata del Hotel Robinson Club Playa Granada de Motril, con 299 habitaciones, Placálida con 325, el Almijara con 40 y el Toboso con 39 en Almuñécar y el Sol Los Fenicios con 43 en La Herradura.
En el caso del Robinson, abre por todo lo alto, pues 'debutó' el pasado 30 de marzo en la temporada al cien por cien de ocupación con una empresa que contrató sus servicios en exclusiva y el resto de días hasta Semana Santa estará al 80%, "con tan sólo 40 habitaciones libres", según explica el responsable de Ventas, Luis Melgarejo. La apertura al público en general se realizará este fin de semana con un evento de moteros.
Su clientela sigue siendo de habla germana (alemanes, suizos, austríacos), "que son los que se pueden permitir ahora mismo estar una semana entera", comenta Melgarejo. Sin embargo, puntualiza que este año es el que han firmado más contratos con turoperadores españoles, por lo que el cliente local "está en auge" en sus instalaciones.
Los que viven prácticamente del turista nacional son el resto de hoteles de la Costa, en especial, en Almuñécar, que es donde se concentra la mayor oferta de plazas hoteleras. La crisis ha hecho cambiar los comportamientos de estos huéspedes, que antes podían pagar estancias más largas (quincenas e incluso meses) y ahora tan sólo pueden permitirse las de fines de semana y que hace años planificaban sus vacaciones con antelación.
Así, el presidente de la Asociación de Hoteleros de la Costa Tropical, Rafael Lamelas, recuerda cuando los turistas reservaban por estas fechas sus estancias de verano: "Para abril o mayo ya tenías un número de habitaciones que te hacían sospechar por dónde iba a ir la tendencia de ocupación en julio o agosto, pero ahora es una incógnita y eso nos pone nerviosos a todos".
Las reservas de última hora son la nota dominante y "hasta los extranjeros han aprendido de este comportamiento", señala Carlos Moralo, director del hotel boutique Sol Los Fenicios, de La Herradura. "Yo creo que están reservando cuando están saliendo con las maletas por la puerta", añade el directivo del único hotel de 4 estrellas del anejo de Almuñécar.
Y es que las nuevas tecnologías también han favorecido dicha práctica, ya que con un simple click en tiempo real en internet o una llamada telefónica se puede contratar hasta segundos antes de llegar al hotel. "Esto se une a la política de cancelación tan flexible que tenemos casi todos los hoteles, nada que ver con la de los trenes o aviones", añade Moralo.
Este último negocio, perteneciente a la cadena Sol Meliá, abrirá después de Semana Santa, mientras que el Toboso, en Almuñécar, sube la persiana en concreto hoy, después de haber efectuado algunas mejoras en cuanto a pintura o decoración. Este pequeño hotel situado a la entrada de la ciudad intenta luchar contra la incertidumbre ocupando sus habitaciones con grupos, aunque su director, Christian Toboso, reconoce que también les afecta las reservas de última hora. Igual ocurre en el Almijara, desde cuya recepción esperan que esta temporada "mejoren las cosas".
Algunos establecimientos han retrasado su apertura este año con respecto a otros ejercicios, unos por cuestiones de arreglos por el temporal, y otros por la incertidumbre que supone abrir durante esos días fuertes, para luego quedarse vacíos hasta San Juan o cuando los escolares ya han terminado el colegio.
Lamelas señala que "los hoteles que han permanecido cerrados están a la espera de que la Semana Santa se presente interesante, pero muchos tienen miedo de cómo irán las cosas cuando pasen estas fechas, y no quieren pillarse los dedos". Así, hace referencia al año pasado, en el que la climatología no acompañó y en el que estos negocios no obtuvieron buenos resultados durante esas fechas.
De ahí la importancia del buen tiempo, por lo que los hoteleros miran al cielo con desconfianza, en una primavera que no se termina de asentar.
Para Lamelas, terminar con la estacionalidad, "pasa por la promoción del destino" y aclara que a los que cierran durante el invierno les gustaría abrir todo el año, pero que no lo hacen en la mayoría de los casos porque no pueden hacer frente a los gastos fijos tan elevados, como los de plantilla o calefacción durante esos meses tan duros, en los que el timbre suena durante el fin de semana, pero en los que de lunes a viernes los establecimientos pueden permanecer casi vacíos.
En concreto, se trata del Hotel Robinson Club Playa Granada de Motril, con 299 habitaciones, Placálida con 325, el Almijara con 40 y el Toboso con 39 en Almuñécar y el Sol Los Fenicios con 43 en La Herradura.
En el caso del Robinson, abre por todo lo alto, pues 'debutó' el pasado 30 de marzo en la temporada al cien por cien de ocupación con una empresa que contrató sus servicios en exclusiva y el resto de días hasta Semana Santa estará al 80%, "con tan sólo 40 habitaciones libres", según explica el responsable de Ventas, Luis Melgarejo. La apertura al público en general se realizará este fin de semana con un evento de moteros.
Su clientela sigue siendo de habla germana (alemanes, suizos, austríacos), "que son los que se pueden permitir ahora mismo estar una semana entera", comenta Melgarejo. Sin embargo, puntualiza que este año es el que han firmado más contratos con turoperadores españoles, por lo que el cliente local "está en auge" en sus instalaciones.
Los que viven prácticamente del turista nacional son el resto de hoteles de la Costa, en especial, en Almuñécar, que es donde se concentra la mayor oferta de plazas hoteleras. La crisis ha hecho cambiar los comportamientos de estos huéspedes, que antes podían pagar estancias más largas (quincenas e incluso meses) y ahora tan sólo pueden permitirse las de fines de semana y que hace años planificaban sus vacaciones con antelación.
Así, el presidente de la Asociación de Hoteleros de la Costa Tropical, Rafael Lamelas, recuerda cuando los turistas reservaban por estas fechas sus estancias de verano: "Para abril o mayo ya tenías un número de habitaciones que te hacían sospechar por dónde iba a ir la tendencia de ocupación en julio o agosto, pero ahora es una incógnita y eso nos pone nerviosos a todos".
Las reservas de última hora son la nota dominante y "hasta los extranjeros han aprendido de este comportamiento", señala Carlos Moralo, director del hotel boutique Sol Los Fenicios, de La Herradura. "Yo creo que están reservando cuando están saliendo con las maletas por la puerta", añade el directivo del único hotel de 4 estrellas del anejo de Almuñécar.
Y es que las nuevas tecnologías también han favorecido dicha práctica, ya que con un simple click en tiempo real en internet o una llamada telefónica se puede contratar hasta segundos antes de llegar al hotel. "Esto se une a la política de cancelación tan flexible que tenemos casi todos los hoteles, nada que ver con la de los trenes o aviones", añade Moralo.
Este último negocio, perteneciente a la cadena Sol Meliá, abrirá después de Semana Santa, mientras que el Toboso, en Almuñécar, sube la persiana en concreto hoy, después de haber efectuado algunas mejoras en cuanto a pintura o decoración. Este pequeño hotel situado a la entrada de la ciudad intenta luchar contra la incertidumbre ocupando sus habitaciones con grupos, aunque su director, Christian Toboso, reconoce que también les afecta las reservas de última hora. Igual ocurre en el Almijara, desde cuya recepción esperan que esta temporada "mejoren las cosas".
Algunos establecimientos han retrasado su apertura este año con respecto a otros ejercicios, unos por cuestiones de arreglos por el temporal, y otros por la incertidumbre que supone abrir durante esos días fuertes, para luego quedarse vacíos hasta San Juan o cuando los escolares ya han terminado el colegio.
Lamelas señala que "los hoteles que han permanecido cerrados están a la espera de que la Semana Santa se presente interesante, pero muchos tienen miedo de cómo irán las cosas cuando pasen estas fechas, y no quieren pillarse los dedos". Así, hace referencia al año pasado, en el que la climatología no acompañó y en el que estos negocios no obtuvieron buenos resultados durante esas fechas.
De ahí la importancia del buen tiempo, por lo que los hoteleros miran al cielo con desconfianza, en una primavera que no se termina de asentar.
Para Lamelas, terminar con la estacionalidad, "pasa por la promoción del destino" y aclara que a los que cierran durante el invierno les gustaría abrir todo el año, pero que no lo hacen en la mayoría de los casos porque no pueden hacer frente a los gastos fijos tan elevados, como los de plantilla o calefacción durante esos meses tan duros, en los que el timbre suena durante el fin de semana, pero en los que de lunes a viernes los establecimientos pueden permanecer casi vacíos.
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