Fue el profesor Berrueta el que sacó de Granada a García Lorca El poeta nunca se lo agradeció Lorca copió la idea de su compañero Luis Mariscal Mejor conocer España que viajar a la Cochinchina
JOSÉ LUIS DELGADO GRANADA / JOSÉ LUIS DELGADO1. Portada de 'Impresiones y paisajes', de Federico García Lorca. 2. Luis Mariscal Parado, amigo de Lorca. 3. Lorca en la Cartuja de Miraflores. 4. García Lorca junto a Berrueta y Luis Mariscal en el Monasterio de Silos. Reportaje gráfico: José Luis Delgado
Lo que cambian las cosas con el paso del tiempo… Si yo les llego a decir a mis alumnos que me los llevo de viaje de estudios a Baeza, Ávila o Burgos me tiran piedras o me sacan en los periódicos.
Sin embargo, "de entre todos los métodos de enseñanza ninguno es tan fructífero como este de las excursiones de estudio. Ellas nos descubren la patria que está casi por completo ignota". Así se expresaba el que luego fuera diplomático en Salónica, Luis Mariscal Parado, el alumno preferido del profesor salmantino Martín Domínguez Berrueta, con el que iba a todos los viajes de estudios y que, con la denominación de "excursiones pedagógicas", realizaron por media España entre los años 1914 a 1919 los estudiantes de Granada.
Don Martín había llegado a Granada para ocupar la Cátedra de Teoría del Arte y la Literatura de la Facultad de Letras y puso de moda entre sus alumnos este tipo de "excursiones de estudio" siguiendo la línea educativa de la Institución Libre de Enseñanza. Empezó por girar visitas a los conventos y monumentos granadinos, hasta que realizó el primer viaje fuera de Granada en febrero de 1914 a Baeza, Jaén, Cabra y Córdoba; a él se apuntaron siete alumnos, entre ellos Gallego Burín. En el Instituto de Baeza fueron recibidos por Antonio Machado.
En un nuevo viaje a Baeza, Úbeda, Córdoba y Ronda en junio de 1916 ya aparece el alumno Federico García Lorca; será a partir de los próximos viajes a Castilla, Galicia y León de 1916 y 17 los que sirvieron a Lorca como inspiración de su primera obra Impresiones y Paisajes publicada en 1918. Aunque tal vez la idea fue copiada de los escritos que antes había hecho su compañero de curso Luis Mariscal que calificó a Lorca, al que conocía muy bien, de "capitalista y poeta por sport".
Fue un capítulo de esta obra, Impresiones, en la que apenas menciona a su maestro, el que abrió la brecha en la amistad Lorca-Berrueta. Por culpa de una discusión en la que el profesor Berrueta defendía la calidad artística del San Bruno de la Cartuja de Miraflores, obra del escultor portugués Pereyra, mientras que Lorca la puso fatal en su libro, diciendo que no tenía expresión ni sufrimiento espiritual. "Estamos soportando en España una serie de esculturas ante la cuales los técnicos se extasían; pobre idea del pobre señor Pereira… Este santo tiene la rudeza de un patán", escribió Lorca.
Naturalmente esto irritó al profesor Berrueta que le devolvió el libro Impresiones cuando Lorca se lo envió; y para colmo el libro, cuya edición costeó su padre, está dedicado no a su profesor de Arte, Domínguez Berrueta, que hubiera sido lo elegante, sino a su maestro de música Segura Mesa "…por sus cabellos de plata crepuscular, con aire de galán enamorado".
A partir de ahí Lorca ya no se presentó a los exámenes de don Martín, seguro de que el ilustre profesor miraría con lupa sus ejercicios. Aunque aprobar con Berrueta era relativamente fácil; siempre preguntaba sobre la catedral de Burgos, Fray Luis de León y Unamuno; pero ¿y si le preguntaba en esta ocasión por el San Bruno de Miraflores? ¿Qué respondería Lorca?
Fueron aquellos Viajes pedagógicos, precedentes de los viajes de estudios serios, semillas de inquietudes por conocer nuestro patrimonio cultural; nada que ver con algunos de los hoy llamados viajes de estudios, programados frívolamente a las playas de Cancún o a las discotecas de Mallorca. Hagamos como Lorca y viajemos primero por España; no sea que conozcamos peor La Mancha que la Cochinchina.
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