domingo, 9 de agosto de 2015

Un arabista fascinado también por el misterio de dos siamesas granadahoy.com

El profesor granadino, uno de los mayores expertos en la Alhambra, comparte su existencia con un par de gatas y afirma que su vida no habría sido igual sin estos felinos


Dice una sentencia que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. La frase relegaba al género femenino al ámbito de lo doméstico, lo que afortunadamente resulta anacrónico cuando en muchos países del mundo se ha conseguido que alcance la esfera de lo público casi en igualdad de condiciones. Pero con independencia del sexo que sean y de la esfera en la que destaquen, sí es cierto que detrás de las personalidades que alcanzan notoriedad hay una esfera privada que en la mayoría de los casos apenas trasciende y resulta determinante. En ese ámbito de lo que normalmente permanece oculto quedan los perros, gatos, peces, pájaros y demás animales que acompañan a estos ilustres durante buena parte de sus vidas, porque detrás de un gran o hombre o una gran mujer a veces hay también una estupenda mascota. 

Granada Hoy inicia ahora una serie con diversas personalidades granadinas que disfrutan de la compañía de algún animal en su día a día. La serie comienza este fin de semana con Emilio de Santiago. 

De Santiago (Granada, 1946) es conocido por ser una de las personas que mejor conoce la Alhambra, sino la que mejor. Arabista, discípulo de Emilio García Gómez, el profesor es internacionalmente conocido por sus estudios sobre Al-Ándalus, a lo que ha dedicado toda su vida. 

En paralelo, todos estos años Emilio ha cultivado una pasión que sólo conocían sus amigos: su amor por los gatos. "Son mi debilidad -confiesa-. Son animales excepcionales: independientes al máximo pero capaces de dar todo el cariño del mundo". 

Fascinado por el misterio de estos felinos, en la rutina de sus días ahora goza de la permanente compañía de Peque y Cuca. 

Esta última fue la primera en llegar, hace 8 años, cuando se enamoró de ella al verla en el escaparate de una tienda de animales. "La vi y ella me miró fijamente. Me fui pero volví a comprarla al día siguiente. El chico que me la vendió dijo que había tenido muy buen gusto pero ella fue la que me eligió a mi. Uno nunca tienen a los gatos, son los gatos los que lo tienen siempre a uno". 

Después de esta siamesa pura llegó Peque, un cruce de esta raza que le 'donó' una vecina con varios gatos y un perro. "Crió una de las suyas y me pidió que le ayudara quedándome con una", cuenta el prestigioso arabista, que prefiere acoger animales de la calle a comprar. "A mi me gusta más adoptar y si hubiese tenido hijos también los hubiese adoptado. Es más bonito". 

Ellas son las dos últimas de una larga lista, porque siempre ha estado acompañado por gatos. La pasión por estas mascotas le viene de su familia, sobre todo de sus tías maternas, origen de su temprana afición por los gatos. "Mis tías, que me criaron y eran dos seres prodigiosos, siempre han tenido gatos. Yo muchas veces me acuerdo de forma especial de una de mis tías, porque todo lo que amo en la vida me viene de ella". 

Y esa tía fue la primera que le puso Cuca de nombre una gata, una tradición ritual que ha mantenido todos estos años. "Siempre he tenido una gata que se llamaba Cuca". 

Cuando se emancipó, a un apartamento en la calle en Emperatriz Eugenia le acompañó una de ese mismo nombre. Como maullaba mucho cada vez que se quedaba sola y los vecinos una vez le llamaron la atención, le buscó compañía: Tina, un regalo del pintor ya fallecido Valentín Albardíaz.

Salvo Bambi, el gato que lo acompañó mientras vivía en Motril -aunque era más de sus hermanas que suyo-, siempre ha tenido gatas. Le han acompañado en los años en los que vivió en la Costa granadina y en las distintas residencias que ha tenido en la capital. En observarlas, cuidarlas y mimarlas, vuelca parte de ese amor que para él es "el ejercicio más importante de la vida". "Lo único que realmente importa", comenta el profesor. 

Y como todas las prácticas que se prolongan en el tiempo y se realizan con pasión, el cuidado de los gatos le ha convertido en un profundo conocedor de la materia, en este caso el los misterios de su fantástico comportamiento. Se nota que disfruta con ello. "Yo les hablo mucho. Como me da miedo que mis vecinos piensen que estoy loco, les hablo en francés. Así además no se enteran de lo que les digo", bromea. 

Pero él no sólo es un gran amante de los gatos, es un amante de todos los animales y rechaza cualquier tipo de maltrato hacia los mismos. "Aborrezco el sufrimiento, sea a las personas o animal. Es algo estéril que hay que evitar", cuenta Emilio de Santiago, quien afirma: "Mi vida no habría sido igual sin los gatos".

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