Las cifras previas al estreno de este servicio de ayuda hablaban de un centenar El perfil es hombre de 42 años sin trabajo y que ha pasado por una experiencia trágica, económica o familiar
LOURDES MINGORANCE GRANADa
Cada día cerca de 500 personas viven en Granada muy por debajo del umbral de la pobreza. Algunas tienen vivienda, otras no disponen de este derecho, lo que les obliga a dormir en las plazas, en los cajeros o en los parques sin otro resguardo que unos cartones y unas mantas. En medio de esta tragedia existe una luz roja capaz de devolverles a todos ellos la esperanza. Se trata de los voluntarios de la unidad móvil de Cruz Roja. Un grupo de personas que patrullan cada semana las calles para buscar a personas que atraviesan por esta situación. Una vez localizados, les ofrecen una asistencia sanitaria, les dan café, comida y algo de abrigo en estos momentos difíciles, pero sobre todo les escuchan y les animan a buscar recursos para recuperar su vida.
En diciembre de 2014 se estrenó este servicio puesto en marcha por la Concejalía de Bienestar Social a través de Cruz Roja y gracias a una ayuda económica de la Fundación Caja Granada. Desde su inicio, según detalló ayer el concejal de Bienestar Social, Fernando Egea, se han realizado un total de 2.400 atenciones y se ha asistido a casi 500 personas. En concreto, la unidad efectúa sus salidas los jueves, sábados y domingos en horario de 20:00 a 24:00 horas.
En primer lugar, los voluntarios tuvieron que ganarse la confianza de los usuarios, sin embargo, con el paso del tiempo según detalló Egea, "estas personas ya les conocen perfectamente, les esperan y desean su legada especialmente para echar un rato de charla y para tomar un café o un bocadillo". Sobre el perfil de la persona sin hogar, Egea destacó que se trata de un hombre, con una edad media de 42 años, estudios de Secundaria de nacionalidad española y que lleva más de tres años sin hogar. Muchos de ellos son consumidores abusivos de sustancias tóxicas, padecen algún tipo de enfermedad mental, son personas que llevan un largo tiempo en paro o con fracasos económicos, o inmigrantes sin empleo. No obstante, también hay mujeres aunque en menor medida porque han aprendido a utilizar todos los recursos sociales posibles antes de caer en esta situación. Algunos de ellos, aceptan la intervención hasta el punto de que se ha derivado a personas a distintos recursos como casas de acogida, a centros de salud en caso de necesitar una intervención o al Coapsh (centro de orientación social y atención a personas sin hogar). En este sentido, el concejal de Bienestar Social destacó la importante labor que realizan los voluntarios de Cruz Roja Granada, con su presidente, Francisco Escribano a la cabeza. En su intervención destacó que también se trabaja con personas que mendigan por el día y duermen por la noche en pensiones o habitaciones compartidas. "Piden trabajo", remarcó Escribano que recordó que también hay extranjeros que viven de los donativos que logran a lo largo de la mañana y "tienen menos posibilidad de vivir". Por último, dio la enhorabuena a los voluntarios de Cruz Roja que, desinteresadamente, dedican su tiempo a ayudar a estas personas y que son "el alma de Cruz Roja".
Una de estas voluntarias es Paula Rodríguez, que ayer se encontraba en la presentación. La joven, que coordina el grupo de la unidad, remarcó que lo que se pretende es hacer un acercamiento a la gente que vive en la calle: "Intentamos ayudarles en todo lo que podemos. Les ofrecemos los recursos que hay disponibles para personas en riesgo de exclusión social pero sin obligaciones".
En este sentido, detalla que hay personas que no desean entrar en ningún programa de reinserción pero también hay casos en los que se ha culminado con éxito el proceso. Ese es el caso de Antonio, (nombre figurado) al que la vida le dio un giro que lo dejó viviendo en la calle. Después de la intervención de los voluntarios de Cruz Roja, Antonio ingresó en la Casa de Acogida Madre de Dios gestionada por Cáritas en un programa de larga duración para reconducir su vida. Y lo logró. Ahora ha empezado una vida normalizada e, incluso, colabora con la unidad.
Estas historias son las que motivan a la Fundación Caja Granada a seguir financiando parte de este programa que tiene un coste de 40.000 euros. Según detalló ayer su director, Diego Oliva, estas casi 500 historias de auxilio son un motivo más que suficiente para continuar con el programa al que el pasado año destinaron 12.000 euros, una cuantía que han vuelto a entregar al Ayuntamiento. "Quiero felicitar a Francisco Escribano, a Paula Rodríquez y a Cruz Roja por el trabajo que han hecho, el tacto con el que han atendido a estas personas en días de lluvia, frío, a altas horas de la madrugada... pero sobre por la discreción y profesionalidad con las que han trabajado".
En diciembre de 2014 se estrenó este servicio puesto en marcha por la Concejalía de Bienestar Social a través de Cruz Roja y gracias a una ayuda económica de la Fundación Caja Granada. Desde su inicio, según detalló ayer el concejal de Bienestar Social, Fernando Egea, se han realizado un total de 2.400 atenciones y se ha asistido a casi 500 personas. En concreto, la unidad efectúa sus salidas los jueves, sábados y domingos en horario de 20:00 a 24:00 horas.
En primer lugar, los voluntarios tuvieron que ganarse la confianza de los usuarios, sin embargo, con el paso del tiempo según detalló Egea, "estas personas ya les conocen perfectamente, les esperan y desean su legada especialmente para echar un rato de charla y para tomar un café o un bocadillo". Sobre el perfil de la persona sin hogar, Egea destacó que se trata de un hombre, con una edad media de 42 años, estudios de Secundaria de nacionalidad española y que lleva más de tres años sin hogar. Muchos de ellos son consumidores abusivos de sustancias tóxicas, padecen algún tipo de enfermedad mental, son personas que llevan un largo tiempo en paro o con fracasos económicos, o inmigrantes sin empleo. No obstante, también hay mujeres aunque en menor medida porque han aprendido a utilizar todos los recursos sociales posibles antes de caer en esta situación. Algunos de ellos, aceptan la intervención hasta el punto de que se ha derivado a personas a distintos recursos como casas de acogida, a centros de salud en caso de necesitar una intervención o al Coapsh (centro de orientación social y atención a personas sin hogar). En este sentido, el concejal de Bienestar Social destacó la importante labor que realizan los voluntarios de Cruz Roja Granada, con su presidente, Francisco Escribano a la cabeza. En su intervención destacó que también se trabaja con personas que mendigan por el día y duermen por la noche en pensiones o habitaciones compartidas. "Piden trabajo", remarcó Escribano que recordó que también hay extranjeros que viven de los donativos que logran a lo largo de la mañana y "tienen menos posibilidad de vivir". Por último, dio la enhorabuena a los voluntarios de Cruz Roja que, desinteresadamente, dedican su tiempo a ayudar a estas personas y que son "el alma de Cruz Roja".
Una de estas voluntarias es Paula Rodríguez, que ayer se encontraba en la presentación. La joven, que coordina el grupo de la unidad, remarcó que lo que se pretende es hacer un acercamiento a la gente que vive en la calle: "Intentamos ayudarles en todo lo que podemos. Les ofrecemos los recursos que hay disponibles para personas en riesgo de exclusión social pero sin obligaciones".
En este sentido, detalla que hay personas que no desean entrar en ningún programa de reinserción pero también hay casos en los que se ha culminado con éxito el proceso. Ese es el caso de Antonio, (nombre figurado) al que la vida le dio un giro que lo dejó viviendo en la calle. Después de la intervención de los voluntarios de Cruz Roja, Antonio ingresó en la Casa de Acogida Madre de Dios gestionada por Cáritas en un programa de larga duración para reconducir su vida. Y lo logró. Ahora ha empezado una vida normalizada e, incluso, colabora con la unidad.
Estas historias son las que motivan a la Fundación Caja Granada a seguir financiando parte de este programa que tiene un coste de 40.000 euros. Según detalló ayer su director, Diego Oliva, estas casi 500 historias de auxilio son un motivo más que suficiente para continuar con el programa al que el pasado año destinaron 12.000 euros, una cuantía que han vuelto a entregar al Ayuntamiento. "Quiero felicitar a Francisco Escribano, a Paula Rodríquez y a Cruz Roja por el trabajo que han hecho, el tacto con el que han atendido a estas personas en días de lluvia, frío, a altas horas de la madrugada... pero sobre por la discreción y profesionalidad con las que han trabajado".
No hay comentarios:
Publicar un comentario