domingo, 7 de septiembre de 2014

Sorbos de historia granadahoy.com

Salida. Visitamos las bodegas González Byass, uno de los templos del vino de Jerez, y nos sumergimos en siglos de historia y experiencia.
MARGARITA LOZANO 
EL jerez forma parte del Foro de Denominaciones de Origen Vitivinícolas Históricas junto con otros como el oporto, el rioja, el burdeos, el champaña, el coñac, el borgoña y el barolo. Jerez fue la primera Denominación de Origen creada en España y la tradición vitivinícola del Marco, una de las más antiguas de nuestro país. 

Jerez de la Frontera no se entiende sin el vino: ni su historia y costumbres, ni la idiosincrasia de sus gentes, ni siquiera su distribución urbana y su arquitectura, que encierra algunas de las bodegas más bellas del mundo, conocidas como "bodegas catedrales", según la expresión del viajero romántico Richard Ford. Se trata de bodegas que se dedican exclusivamente a la crianza del vino y que se caracterizan por ser edificios de extensa planta rectangular, cubiertos con armaduras y tejados a dos aguas, sustentados por arcos formeros apoyados sobre pilares, lo que determina normalmente que su planta sea de tipo basilical. La similitud de estas bodegas con los edificios religiosos bajoandaluces, especialmente los de tradición mudéjar, ha hecho que el nombre que les dio Richard Ford se haya consolidado a la hora de nombrar estos "templos del vino". Las construcciones de esta tipología se remontan a finales del siglo XVIII y se generalizaron en el siglo XIX, con la producción a gran escala de finos y manzanillas, cuya crianza bajo "flor" requiere de grandes edificios que posibiliten un gran aislamiento térmico y una gran ventilación.

Una de las más conocidas y reconocidas es González Byass, una bodega familiar fundada en el año 1835 por Manuel María González Ángel. En 1837, el fundador se asoció con su agente de Londres, Robert Blake Byass; de la unión de ambos apellidos surge la denominación actual de las bodegas. Marcas tan conocidas como el fino Tío Pepe (cuyo logotipo, formado por una botella de vino fino con sombrero y chaquetilla de color rojo, es una de las figuras más exitosas del mundo publicitario español), joyas enológicas como Noé o Apóstoles, o el brandy solera gran reserva Lepanto, la han consagrado como una de las principales bodegas del mundo, con un trabajo avalado por casi dos siglos de experiencia. 

En realidad, González Byass es una ciudad dentro de la ciudad, con calles, plazas, patios y numerosos edificios dedicados a la crianza de vino, salas de cata, salones sociales, el Archivo Histórico y edificios administrativos. La bodega fue incluida, en septiembre de 2009, en el Inventario de Bienes Reconocidos del Patrimonio Histórico Andaluz y, con 225.000 visitantes al año, es la bodega más visitada de Europa. 

En ella, en más de 22.000 botas, desafiando al tiempo, aliándose con él, se hacen lentamente sus excelentes vinos. Cientos de esas botas están firmadas por una miríada de personajes tan eclécticos como los escritores José María Pemán, Espido Freire o Pérez Reverte; artistas tales que Estrellita Castro, Lola Herrera, Isabel Pantoja o Paco de Lucía (sobre cuya firma escribió: "¿por qué no me dejáis vivir aquí?); tan dispares como Chelsea Clinton o el cocinero Dani García; humoristas, como Tip y Coll; o toreros, tan grandes como Manolete o Padilla, quien escribe en su bota: "vino de Jerez, cicatrizante de mis heridas…". La Bodega de los Reyes es un espacio donde encontraremos las firmas de las diferentes casas reales que han visitado González Byass, presidida por las firmas de los Reyes y Príncipes españoles. 

El Archivo Histórico de González Byass está constituido por los documentos de la bodega desde 1836 y los fondos familiares: sólo del primer año de existencia de la bodega hay 200.000 cartas catalogadas. La familia tenía la "manía" de guardar absolutamente todos los papeles. A la muerte del fundador, su hijo hizo una selección y se deshizo entonces nada menos que de dos vagones de papeles que no consideró útil guardar, por los que le pagaron 50.000 pesetas. Ese es el origen del archivo. 

Entrar en el Archivo Histórico con una copa de jerez en la mano y pasear la vista por sus estanterías y anaqueles es tomar, en cada sorbo de vino, un sorbo de historia. Copiadores de cartas y libros de contabilidad (se muestra una carta de Byass a González, fechada en 1844, que da testimonio del primer envío a Inglaterra de fino Tío Pepe); piezas únicas como el Libro del Gremio de Vinateros, de finales del siglo XVIII, o el Primer libro oficial de inventarios (1838-1858); y decenas de Libros de Muestras (los vinos se hacían "a medida" para el cliente cuando aún no había marcas. En estos libros se registraban las muestras que se enviaban a los diferentes clientes y su composición). 

En el archivo también hay una fototeca con 40.000 fotografías de las que ya han catalogado 3.000 con los nombres de las personas que en ellas aparecen. Algunas tan sorprendentes como las de la última expedición de Scotts a la Antártida bebiendo vinos de González-Byass. 

Este archivo es muy visitado por historiadores. Por ejemplo, un estudio de prefilatelia utilizó como material de estudio los sellos de las cartas aquí catalogadas. Otro estudio titulado "La influencia de los ingleses en Jerez y de Jerez en los ingleses", también se nutrió de los fondos del archivo. 

Jerez es mágico y sus vinos participan de esa magia. Jerez es diferente. Tan diferente que, por ejemplo, hasta la llegada del euro, en Jerez se utilizaba el peso bodeguero para operaciones mercantiles de bodegas. Su valor era de 3,66 pesetas. Y la medida utilizada era la jarra bodeguera, que era con la que se hacían los trasiegos ya que aún no existían las bombas: equivalía a 12,5 litros. Tampoco los depósitos de vino se aforaban en litros, sino en botas, las barricas que se utilizan en Jerez, de una capacidad de 600 litros. 

Ciertamente, parafraseando a Antonio Flores, enólogo y master blender de la bodega, "Jerez no es fácil, pero nada que lo sea merece la pena".

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