lunes, 22 de octubre de 2012

Granada repasa tres siglos laopiniondemalaga.es


Crítica de la actuación del Cuarteto Granda en la sala María Cristina


ALEJANDRO FERNÁNDEZ
Tras la sorpresa, anunciada, a finales de la temporada pasada, la Sala María Cristina, referente y cita obligada de la actividad concertística, se adhiere a la cansina y demoledora realidad actual, restando ese pilar que venía siendo su aportación desde su restauración. Silenciada, y ahora huérfana de esos grandes ciclos, que han repasado lo más destacado del panorama musical nacional e internacional, queda empobrecida, reducida a citas puntuales que en modo alguno compensan la actividad pasada. La cultura en general y la música en particular, no están de moda, quedan avocadas al silencio en favor de la cuenta de beneficios. Triste sueño de una Fundación que día a día cobra menos sentido y pierde enteros de credibilidad enmarañada en su propia ausencia.
En este punto puramente anecdótico de la María Cristina, el Cuarteto Granada protagonizó el pasado sábado una cita obligada con la música de cámara, en uno de sus formatos consagrados como es la agrupación para cuarteto de cuerdas, definido en el clasicismo, consagrado en el romanticismo y continuado en el plural del veinte. Tres siglos de música que bien podría quedar ampliada a una cuarta centuria, si añadimos al programa la interesante propia que esta joven formación camerística obsequió al nutrido auditorio.
Mozart, que junto a Haydn acuñó la estructura clásica del cuarteto, cimentada por Beethoven, fue la figura central del concierto. Excusa para revivir el trabajo de asimilación romántica de Mendelssohn, reconocido por muchos como la continuidad en el diecinueve del salzburgués. Aunque injustamente poco valorado, revela un profundo conocimiento de la forma. Obra de juventud, el Cuarteto nº 1 del op. 12 sigue la estela beethoveniana, aporta, no obstante, originalidad a la obra desde un punto de vista poético, al vestir al primer violín de las connotaciones del lied como elegantemente mostro Emilia Ferriz, especialmente en el conocido segundo tiempo, en el que Mendelssohn adapta sin rodeos un modo vocal al conjunto de cuerdas.
Conocido por su curiosa introducción iniciada por el cello al que se incorporan el resto de cuerdas, el Cuarteto nº 19 de Mozart fue resuelto por el conjunto andaluz con el brillante allegro, que comparte con el último movimiento la forma sonata destacando el sentido depurado y virtuoso que encierra la partitura. Nota que tiene su continuación en el Cuarteto nº 11 de Shostakovich, página donde el autor combina el humor con cierto sentido trágico que evoca la última sección del cuarteto, estructurado en siete secciones aunque de clara vocación clásica. Destacar la versión más que sobresaliente del Cuarteto Granada especialmente en los tiempos centrales, donde se imponen tiempos rápidos y obstinados exigentes. En suma, un concierto donde trascendió un trabajo muy elaborado ensombrecido por imperdonables interrupciones entre tiempos aunque lleno de frescura, sentido de conjunto y gusto.

Cuarteto Granada
Músicos: Mario Navas, violín; Emilia Ferriz, violín; Manuel Moreno, viola y Jeremías Sanz, violoncello. Programa: Cuarteto nº 1 en mi bemol mayor, op. 12, de F. Mendelssohn; Cuarteto nº 19 en do mayor «Disonancias» Kv 465, de W.A. Mozart, y Cuarteto nº 11 en fa menor, op. 122, de D. Shostakovich..

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