domingo, 12 de mayo de 2013

Granada y su patrimonio laprensa.com.ni


  • Granada es una de las ciudades más importantes del país. De su arquitectura como ciudad colonial, una especialista en patrimonio recrea la situación de la ciudad de Granada
AMELIA BARAHONA




El panorama del turismo en Nicaragua tiene uno de sus puntos de inflexión más relevantes en el patrimonio urbano de la ciudad de Granada, ciudad fundada en 1524 por Hernández de Córdoba y que, a pesar de haber sido quemada por el filibustero William Walker, se levantó de sus cenizas en su primitiva ubicación, conservada hasta nuestros días.

Mal mantenidas y poco valoradas, sus edificaciones se preservaron en relativo buen estado a lo largo de todo el siglo XX, con dolorosas excepciones como el colapso total de la Casa del Sombrero o la Casa Sampieri y la cuasi destrucción del Hospital San Juan de Dios.

LOS OCHENTA


Durante la década de los ochenta, el Ministerio de Cultura dio los primeros pasos en la conservación integral del conjunto histórico con resultados bastantes limitados pero alentadores, ya que se iniciaron las obras de Puesta en valor del Convento San Francisco y la Casa de Los Leones, hoy Casa de Los Tres Mundos, con financiamiento sueco y austriaco respectivamente. Ambas intervenciones constituyeron un valioso punto de partida que vino a demostrar la viabilidad de los proyectos de restauración y reutilización de los inmuebles como parte del equipamiento cultural de la ciudad.

LOS NOVENTA


A partir de la década del noventa se inició un proceso sistemático de ordenamiento y Puesta en valor de una de las ciudades más antiguas de América que culminó con la elaboración del Plan Maestro de Conservación Urbana del Centro Histórico de Granada. La cooperación técnica y económica de agencias internacionales, especialmente de la Cooperación Española, han sido invaluables en todo este largo proceso con resultados más que alentadores y ejemplares. No hay que olvidar que, amén de su privilegiada ubicación a orillas del Cocibolca y las bellezas naturales del Mombacho y las isletas, el principal valor de Granada es la unidad del conjunto urbano, su volumetría, la escala humana de sus principales edificaciones, la preservación de numerosos elementos estilísticos tradicionales que le son propios y por ende tienen un carácter único.

SU VALOR


Nos encontramos así con una ciudad que ha recuperado la calidad y valor estético de su Centro Histórico, ha reorientado su actividad económica hacia el turismo y se ha constituido en un referente urbano e histórico no solo a nivel nacional sino centroamericano. Pero no todo es color de rosa y duele ver cómo seguimos enquistados en prácticas y usos que tienen efectos negativos para el futuro de la ciudad.

Como es frecuente en este tipo de procesos, la aplicación de las ordenanzas del mencionado Plan de Conservación encontró, y continúa encontrando numerosas dificultades basadas principalmente en la poca o nula cultura de conservación entre la población y las instituciones nacionales; el poco aprecio a “lo nuestro”, a nuestra cultura; la idiosincrasia inmediatista del nicaragüense; la permisividad de las autoridades involucradas en la delicada tarea de conservar el patrimonio cultural nacional y local y la permanente impunidad de los infractores.

Las ordenanzas no se aplican a todos por igual; los requisitos técnicos establecidos para la ejecución de intervenciones se “suavizan” o se pasan por alto dependiendo de quien se trate; se permite iniciar obras sin haber presentado la propuesta completa de intervención ante las autoridades correspondientes y sin contar con la aprobación específica de estas.

LA CULTURA DEL “AMIGO” DEL “PODEROSO”


Prevalece la cultura del “amigo” y del “poderoso”, del favor político o económico con resultados a menudo irreversiblemente desastrosos para el conjunto urbano o el inmueble en particular.

Por razones de espacio, voy a referirme únicamente a dos ejemplos.

Hace un par de años, la Escuela de Arquitectura de la UAM realizó un documentado trabajo sobre la destrucción de espacios públicos en Granada, subrayando especialmente la invasión de las aceras y los espacios peatonales, incorporados, en numerosos casos, como parte del espacio privado de los dueños de los inmuebles, lo que obliga a los peatones a circular directamente sobre la calle con los consecuentes riesgos. Hubo una presentación tanto oral como fotográfica en la propia universidad y ante la municipalidad de Granada; sin embargo, no ha habido un solo caso de los documentados en el trabajo de los estudiantes que haya sido revertido en beneficio de la comunidad y de la ciudad en su conjunto.

LAS PREGUNTAS


Cabe entonces preguntarse:

¿Existe verdadera voluntad de preservar la unidad de la ciudad y su calidad urbana? Los casos ejemplificados fueron muy numerosos.

¿Quién autorizó tales abusos?, ¿Por qué las autoridades correspondientes no han intervenido y siguen insensibles antes semejantes hechos?

LAS INTERVENCIONES


Más recientemente, hemos visto con amarga sorpresa una intervención más que discutible en la esquina posterior de la iglesia Catedral de Granada, Monumento Nacional y por ende, sujeto a estrictas normas de preservación. Una estructura de acero de mayor altura que la propia iglesia y que, para empezar, ha afectado las molduras superiores del inmueble, se levanta sin que nadie se moleste en explicar los alcances de dicha obra. Ahora ya está rodeada por una valla de zinc, quizás para que no podamos visualizar el alcance de los daños.

Si la municipalidad y las autoridades nacionales del INC permiten que se intervenga de esta forma una edificación de semejante calibre, ¿cómo se le va a exigir al ciudadano común que cumpla con todas las regulaciones establecidas en la Ley? ¿Cuándo vamos a asumir nuestra responsabilidad como guardianes del Patrimonio Cultural que heredaremos a las generaciones futuras?

No solo las autoridades, sino también la ciudadanía, tienen la palabra.

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