domingo, 15 de noviembre de 2015

La creatividad, a censura granadahoy.com

En muchos casos los padres somos el principal obstáculo para el desarrollo intelectual de los hijos Educar sin estimular el interés por lo educado es como pescar con un anzuelo sin cebo

LA sociedad está cambiando, siempre ha estado cambiando y oscila en una continua evolución. En realidad ese cambio es difícil anticiparlo, porque se da más rápido de lo que nosotros conseguimos adaptarnos. Esto se ve mucho más claro en los jóvenes, en los valores que van adquiriendo y en cómo estos se reflejan en sus intereses y actitudes, por ello es necesario que los argumentos que utilicemos para educar a los hijos vayan de la mano de estos mismos intereses. Aquí radica una de las cuestiones más difíciles que nos plantea el 'trabajo' de ser padres. ¿Cómo mejoro en mi hijo su sentido de la responsabilidad o estimulo su interés por el conocimiento o la formación? 

Este también es para mí uno de los mayores retos, cómo conectar con mis hijos sin dejar de ser su padre, y sin que ellos dejen de ser creativos, genuinos y espontáneos. Después de muchas vueltas y algunas experiencias en la consulta con chicos que presentaban un alarmante fracaso escolar, empecé a pensar que una de las mayores incoherencias para educar la presentamos nosotros, los padres, y que precisamente nosotros somos en algunos casos los principales obstáculos para su desarrollo intelectual. 

Normalmente planteamos las reglas y les exigimos que las cumplan, pero de una manera tan opaca que nos olvidamos de integrar sus intereses en todo este sistema. Pretender educar sin estimular el interés por lo educado es como intentar pescar con un anzuelo sin ponerle cebo; constituye una tarea imposible o cuanto menos difícil. 

Sacrificamos gran parte de la creatividad a cambio de seguir un esquema establecido de aprendizaje que, al igual que nosotros, tampoco resulta fiel a la realidad social que los jóvenes conocen. 

Por ejemplo, la música o la pintura constituyen una de las actividades más creativas que existen, pero para la mayoría de nosotros David Guetta, Macklemore o Sean Paul podrían ser marcas de ropa o electrodomésticos y la pintura urbana una actividad vandálica. Es en esta divergencia donde se acuña el principal obstáculo para la creatividad: el suponer que conocemos lo adecuado para nuestros hijos sin terminar de conocerlos a ellos, perdiendo así la oportunidad de que la creatividad suponga el mejor fertilizante para su progreso.

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