Los expertos avalan la relación entre cáncer colorrectal y el consumo excesivo de determinados alimentos.
S. VALLEJO, GRANADA
Las carnes rojas y las carnes procesadas son carcinógenos. Esta frase tan rotunda lleva titulando noticias en medios de comunicación de todo el mundo desde que hace justo una semana la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtiera de los riesgos de consumos elevados de estos alimentos como causa de cáncer colorrectal y otro tipo de patologías. En concreto, la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), el órgano de la OMS especializado en esta enfermedad, ha evaluado "la carcinogenicidad del consumo de carne roja y carne procesada" de forma que concluyen que por cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18%. En Granada, el riesgo es que uno de cada 20 hombres y una de cada 38 mujeres desarrollará cáncer de colon y recto antes de cumplir los 75 años. Por lo que la prevención es importante.
Desde entonces, las preguntas sobre la idoneidad de la dieta, la frecuencia de consumo de ciertos alimentos o la erradicación total de los mismos del consumo llenan las conversaciones de la mayoría de la población, alarmada por la noticia. ¿Puedo seguir comiendo hamburguesas, haciendo barbacoas o tomando embutidos o salchichas?
Para encontrar una respuesta adecuada, por la trascendencia de la noticia, hay que recurrir a la voz y el análisis de expertos para situar en su justa medida el informe. La directora del Registro de Cáncer de Granada de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), María José Sánchez, explica a Granada Hoy el informe y da las claves para interpretarlo. Según Sánchez, este informe llega tras comprobar "que hay evidencia científica" por estudios en humanos y en animales de que esas sustancias son carcinógenas. Así, un grupo de trabajo de 22 expertos de 10 países ha clasificado el consumo de carne roja (ternera, cerdo, vaca, cordero, caballo y cabra) como "probablemente carcinógeno para los humanos (grupo 2A), basado en que la evidencia de que el consumo de carne roja causa cáncer en los humanos es limitada". Esta asociación se observó principalmente con el cáncer colorrectal, pero también con el de páncreas y el de próstata. En el caso de la carne procesada, se ha clasificado como "carcinógena para los humanos (grupo 1), basada en evidencia suficiente en humanos de que el consumo de carne procesada causa cáncer colorrectal". Así de rotundo.
Sánchez destaca que para esta conclusión se han considerado "más de 800 estudios epidemiológicos que trataban de ver la relación de varios tipos de cáncer con el consumo de carne roja y procesada, en muchos países y con dietas diversas". Estudios realizados en los últimos 20 años. "Esta clasificación tiene en cuenta la evidencia en los estudios en humanos y animales. No quiere decir el riesgo de desarrollar una enfermedad", aclara. De hecho, la carne procesada se ha incluido en el mismo grupo de riesgo que el tabaco, por ejemplo, cuando la magnitud de las dos sustancias es muy diferente. Así, está demostrado que el consumo acumulado de entre 10 y 20 cigarrillos al día aumenta un 1.000% el riesgo de padecer cáncer de pulmón, mientras que el consumo de más de 50 gramos al día de carnes procesadas aumenta el riesgo de cáncer colorrectal un 18%. En carnes rojas no hay una cantidad mínima recomendada.
Por tanto, la pregunta es clara. ¿Si se consume más de lo recomendado estos alimentos, se desarrollará cáncer? Según la directora del registro de cáncer de la EASP, el cáncer es una "enfermedad multifactorial". "Entre el 5 y el 10% del cáncer es genético. En el otro 90 o 95% influyen factores medioambientales, y ahí tiene mucha importancia la dieta (afecta a entre el 30 y 35% del total de casos de cáncer), el tabaco, el consumo excesivo de alcohol y la obesidad". Así que controlar la alimentación y llevar una dieta equilibrada con productos beneficiosos para el organismo es fundamental para prevenirlo.
Una recomendación que no es de ahora, con el informe de la OMS, sino que hay muchos estudios que lo reflejan, como el estudio EPIC realizado en 2013 sobre 520.000 personas en Europa y en el que participan 8.000 personas de Granada y que dice que alejarse de la dieta mediterránea aumenta el riesgo de cáncer de colon y recto y de otros cánceres. En general, el consumo elevado de carnes rojas y procesadas, según un estudio publicado en 2013, aumenta la mortalidad prematura y la presencia también de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad.
Así, según Sánchez, tomar alimentos ricos en fibra, pescados, legumbres, frutas, verduras (en definitiva, comer más productos de origen vegetal y no de animal), no fumar, limitar el consumo de alcohol y carnes procesadas y hacer ejercicio es la mejor forma de realizar esa prevención primaria. "Eso no quiere decir que no se tomen carnes rojas, que también tienen beneficios para la salud por sus nutrientes y el aporte de hierro, zinc o vitaminas", pero en su justa medida ( no más de 500 gramos a la semana). Del consumo de carne, se recomienda la ingesta de carne blanca (pollo, pavo o conejo), "que es mejor que la carne roja, que a su vez es preferible a las procesadas".
Para Sánchez, esta publicación llega una vez que ha habido suficiente evidencia científica. Y reconoce que la incidencia del cáncer colorrectal va en aumento. En Granada, según el Registro de Cáncer de la EASP, el cáncer de colon y recto es el tercero en hombres y el segundo en mujeres. Al año se diagnostican unos 541 casos nuevos por cada 100.000 habitantes. La tendencia va al alza y desde 1985 a 2012 ha aumentado un 3,7% cada año en hombres y un 2,3% en mujeres.
Desde entonces, las preguntas sobre la idoneidad de la dieta, la frecuencia de consumo de ciertos alimentos o la erradicación total de los mismos del consumo llenan las conversaciones de la mayoría de la población, alarmada por la noticia. ¿Puedo seguir comiendo hamburguesas, haciendo barbacoas o tomando embutidos o salchichas?
Para encontrar una respuesta adecuada, por la trascendencia de la noticia, hay que recurrir a la voz y el análisis de expertos para situar en su justa medida el informe. La directora del Registro de Cáncer de Granada de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), María José Sánchez, explica a Granada Hoy el informe y da las claves para interpretarlo. Según Sánchez, este informe llega tras comprobar "que hay evidencia científica" por estudios en humanos y en animales de que esas sustancias son carcinógenas. Así, un grupo de trabajo de 22 expertos de 10 países ha clasificado el consumo de carne roja (ternera, cerdo, vaca, cordero, caballo y cabra) como "probablemente carcinógeno para los humanos (grupo 2A), basado en que la evidencia de que el consumo de carne roja causa cáncer en los humanos es limitada". Esta asociación se observó principalmente con el cáncer colorrectal, pero también con el de páncreas y el de próstata. En el caso de la carne procesada, se ha clasificado como "carcinógena para los humanos (grupo 1), basada en evidencia suficiente en humanos de que el consumo de carne procesada causa cáncer colorrectal". Así de rotundo.
Sánchez destaca que para esta conclusión se han considerado "más de 800 estudios epidemiológicos que trataban de ver la relación de varios tipos de cáncer con el consumo de carne roja y procesada, en muchos países y con dietas diversas". Estudios realizados en los últimos 20 años. "Esta clasificación tiene en cuenta la evidencia en los estudios en humanos y animales. No quiere decir el riesgo de desarrollar una enfermedad", aclara. De hecho, la carne procesada se ha incluido en el mismo grupo de riesgo que el tabaco, por ejemplo, cuando la magnitud de las dos sustancias es muy diferente. Así, está demostrado que el consumo acumulado de entre 10 y 20 cigarrillos al día aumenta un 1.000% el riesgo de padecer cáncer de pulmón, mientras que el consumo de más de 50 gramos al día de carnes procesadas aumenta el riesgo de cáncer colorrectal un 18%. En carnes rojas no hay una cantidad mínima recomendada.
Por tanto, la pregunta es clara. ¿Si se consume más de lo recomendado estos alimentos, se desarrollará cáncer? Según la directora del registro de cáncer de la EASP, el cáncer es una "enfermedad multifactorial". "Entre el 5 y el 10% del cáncer es genético. En el otro 90 o 95% influyen factores medioambientales, y ahí tiene mucha importancia la dieta (afecta a entre el 30 y 35% del total de casos de cáncer), el tabaco, el consumo excesivo de alcohol y la obesidad". Así que controlar la alimentación y llevar una dieta equilibrada con productos beneficiosos para el organismo es fundamental para prevenirlo.
Una recomendación que no es de ahora, con el informe de la OMS, sino que hay muchos estudios que lo reflejan, como el estudio EPIC realizado en 2013 sobre 520.000 personas en Europa y en el que participan 8.000 personas de Granada y que dice que alejarse de la dieta mediterránea aumenta el riesgo de cáncer de colon y recto y de otros cánceres. En general, el consumo elevado de carnes rojas y procesadas, según un estudio publicado en 2013, aumenta la mortalidad prematura y la presencia también de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad.
Así, según Sánchez, tomar alimentos ricos en fibra, pescados, legumbres, frutas, verduras (en definitiva, comer más productos de origen vegetal y no de animal), no fumar, limitar el consumo de alcohol y carnes procesadas y hacer ejercicio es la mejor forma de realizar esa prevención primaria. "Eso no quiere decir que no se tomen carnes rojas, que también tienen beneficios para la salud por sus nutrientes y el aporte de hierro, zinc o vitaminas", pero en su justa medida ( no más de 500 gramos a la semana). Del consumo de carne, se recomienda la ingesta de carne blanca (pollo, pavo o conejo), "que es mejor que la carne roja, que a su vez es preferible a las procesadas".
Para Sánchez, esta publicación llega una vez que ha habido suficiente evidencia científica. Y reconoce que la incidencia del cáncer colorrectal va en aumento. En Granada, según el Registro de Cáncer de la EASP, el cáncer de colon y recto es el tercero en hombres y el segundo en mujeres. Al año se diagnostican unos 541 casos nuevos por cada 100.000 habitantes. La tendencia va al alza y desde 1985 a 2012 ha aumentado un 3,7% cada año en hombres y un 2,3% en mujeres.
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