El Departamento no ha recibido noticias oficiales del Rectorado ni de la Facultad tras decidir cerrar la sala por seguridad
S. VALLEJO GRANADA
El cierre del laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada por deficiencias de seguridad, higiene y espacio ha generado una oleada de reacciones a nivel nacional y mundial. Algo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que el laboratorio es referente en investigación antropológica forense y tiene una de las mayores colecciones de huesos de España y de Europa.
Según aseguró ayer su director, el catedrático Miguel Botella, están llegando notificaciones, cartas y correos electrónicos en apoyo al centro desde medio mundo, misivas remitidas también al propio Rectorado de la Universidad de Granada. Así, la Universidad Complutense, la de Barcelona, Alicante, Santiago u Orense ya han dado su apoyo al Departamento. También la Asociación Española de Antropología Forense y a nivel internacional las universidades de Burdeos, Colombia y Oxford, entre otras muchas.
Este movimiento de profesionales pide al propio rector, Francisco González Lodeiro, que haga algo por el mantenimiento de este centro de referencia y considera "inaudito" que un laboratorio así tenga que trabajar con esas deficiencias de seguridad, higiene y espacio, algo que ha motivado la decisión por parte del Departamento de no continuar con el trabajo de investigación para proteger a los alumnos y al propio personal ante estas carencias que llevan arrastrando 40 años.
Según Botella, el Departamento no ha recibido ninguna llamada del Rectorado ni del Decanato de la Facultad de Medicina para intentar solucionar la situación ni para emplazarles a una reunión fruto de la voluntad de diálogo que manifestaron a este periódico el martes fuentes de la Universidad tras conocerse la noticia del cierre del laboratorio.
De hecho, el Rectorado, aunque mantiene que la Universidad no ha cerrado oficialmente nada y que un departamento no tiene potestad para tomar una medida así, ha mostrado su disposición a solucionar la situación de uno de los laboratorios y centros de mayor prestigio de la institución académica.
Además del apoyo de la comunidad científica, el Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física está recibiendo las peticiones de los alumnos de que se solucione la situación para no ver afectado su futuro académico. Y es que, por ejemplo, aunque se siga con las clases teóricas y tutorías, la labor de investigación está clausurada y eso afecta de lleno a los 85 alumnos que utilizan el laboratorio entre los 70 de máster -que tienen que presentar en julio un trabajo final que ahora está en el aire-, los investigadores extranjeros y los doctorandos. Los alumnos también están reclamando al propio rector que den una solución a la situación precaria del laboratorio ya que han pagado por una matrícula y ahora mismo no tienen la posibilidad de concluir el curso completo.
El propio departamento ha mostrado su preocupación por la situación de los alumnos pero la decisión de no continuar en el laboratorio es "por fuerza mayor" tras permanecer en situaciones precarias en el sótano de la facultad desde 1971. La gravedad ha quedado patente en dos informes de Riesgos Laborales y de la Inspección de Trabajo. El primero aseguraba que el espacio no cumplía ningún ítem de seguridad y salubridad y el segundo instaba a la Universidad a tomar medidas urgentes para solucionar la situación del laboratorio.
Fruto de esa preocupación por el estado de laboratorio y los informes en contra, el Departamento y el propio rector tuvieron una negociación en la que se acordó realizar unas obras de mejora y adaptación por el importe de 100.000 euros. Unas obras que se iniciaron y que la semana pasada fueron paralizadas sin previo aviso ni justificación al Departamento, que decidió entonces no aguantar más y proceder al cierre de la instalación, una decisión que se tomó por unanimidad en el consejo del propio Departamento.
Según aseguró ayer su director, el catedrático Miguel Botella, están llegando notificaciones, cartas y correos electrónicos en apoyo al centro desde medio mundo, misivas remitidas también al propio Rectorado de la Universidad de Granada. Así, la Universidad Complutense, la de Barcelona, Alicante, Santiago u Orense ya han dado su apoyo al Departamento. También la Asociación Española de Antropología Forense y a nivel internacional las universidades de Burdeos, Colombia y Oxford, entre otras muchas.
Este movimiento de profesionales pide al propio rector, Francisco González Lodeiro, que haga algo por el mantenimiento de este centro de referencia y considera "inaudito" que un laboratorio así tenga que trabajar con esas deficiencias de seguridad, higiene y espacio, algo que ha motivado la decisión por parte del Departamento de no continuar con el trabajo de investigación para proteger a los alumnos y al propio personal ante estas carencias que llevan arrastrando 40 años.
Según Botella, el Departamento no ha recibido ninguna llamada del Rectorado ni del Decanato de la Facultad de Medicina para intentar solucionar la situación ni para emplazarles a una reunión fruto de la voluntad de diálogo que manifestaron a este periódico el martes fuentes de la Universidad tras conocerse la noticia del cierre del laboratorio.
De hecho, el Rectorado, aunque mantiene que la Universidad no ha cerrado oficialmente nada y que un departamento no tiene potestad para tomar una medida así, ha mostrado su disposición a solucionar la situación de uno de los laboratorios y centros de mayor prestigio de la institución académica.
Además del apoyo de la comunidad científica, el Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física está recibiendo las peticiones de los alumnos de que se solucione la situación para no ver afectado su futuro académico. Y es que, por ejemplo, aunque se siga con las clases teóricas y tutorías, la labor de investigación está clausurada y eso afecta de lleno a los 85 alumnos que utilizan el laboratorio entre los 70 de máster -que tienen que presentar en julio un trabajo final que ahora está en el aire-, los investigadores extranjeros y los doctorandos. Los alumnos también están reclamando al propio rector que den una solución a la situación precaria del laboratorio ya que han pagado por una matrícula y ahora mismo no tienen la posibilidad de concluir el curso completo.
El propio departamento ha mostrado su preocupación por la situación de los alumnos pero la decisión de no continuar en el laboratorio es "por fuerza mayor" tras permanecer en situaciones precarias en el sótano de la facultad desde 1971. La gravedad ha quedado patente en dos informes de Riesgos Laborales y de la Inspección de Trabajo. El primero aseguraba que el espacio no cumplía ningún ítem de seguridad y salubridad y el segundo instaba a la Universidad a tomar medidas urgentes para solucionar la situación del laboratorio.
Fruto de esa preocupación por el estado de laboratorio y los informes en contra, el Departamento y el propio rector tuvieron una negociación en la que se acordó realizar unas obras de mejora y adaptación por el importe de 100.000 euros. Unas obras que se iniciaron y que la semana pasada fueron paralizadas sin previo aviso ni justificación al Departamento, que decidió entonces no aguantar más y proceder al cierre de la instalación, una decisión que se tomó por unanimidad en el consejo del propio Departamento.
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