martes, 6 de junio de 2017

La trashumancia, noble oficio en peligro de extinción granadahoy.com

Los ganaderos de Santiago de la Espada-Pontones (Jaén) bajan en noviembre a los pastos de Linares; en mayo hacen el camino de vuelta

Un momento de la ruta que siguen los ganaderos de Santiago de la Espada en la trashumancia durante la subida del ganado que se hace ahora. Mª CARMEN GARCÍA

El 7 de abril de 2017. El Consejo de Ministros aprueba un Real Decreto por el que se declara la Trashumancia como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. El Honrado Concejo de la Mesta fue creado en 1273 por el Rey Alfonso X el Sabio. En España hay más de 125.000 kilómetros de vías pecuarias de las cuales, 34.000 kilómetros corresponden a Andalucía. Estas vías son utilizadas por los ganaderos trashumantes. La Cañada Real tiene 75 metros de anchura; los cordeles 37,5 metros; y las veredas 20,89.
Los ganaderos de Santiago de la Espada-Pontones, en el Parque Natural de las Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, bajan en noviembre sus rebaños de oveja segureña por el cordel de Hornos el Viejo, bordean el Tranco de Beas, cruzan el Guadalimar y, por la Cañada Real Conquense, llegan hasta los pastos de Linares, más suaves en invierno. En mayo hacen el camino de regreso, subiendo hasta Pontones, Santiago de la Espada y los Campos de Hernán Perea, a 1.500 metros de altura. En estos años hemos acompañado a estos ganaderos que viven la mitad del año en Santiago Pontones y la otra mitad en Linares, en donde matriculan a sus hijos en colegios de esa zona.
Del 1 al 4 de junio se ha celebrado la I Feria de la Trashumancia en Santiago Pontones, con un mercadillo tradicional y unas jornadas técnicas. Intervinieron el alcalde de Santiago Pontones, Pascual González; los organizadores de las jornadas, Gustavo Jiménez y Miriam Martínez; el antropólogo Pau Sanosa, de la Universidad de Barcelona, quien realiza una investigación sobre sistemas y pastos comunales; Antonio Linares, de Covap; Francisco Casero, presidente de la Fundación Savia, y el autor de este reportaje.
En el debate participaron ganaderos de la oveja segureña. Conclusiones: los ganaderos son reacios a unirse en cooperativas; hay que ampliar el matadero, activar la sala de tipificación que, según el alcalde, estará en breve, y crear una sala de despiece para que el valor añadido se quede en la zona.
Los problemas son: de relevo generacional; eliminar trabas de las administraciones (es incomprensible que Medio Ambiente impida que en los campos de Hernán Perea se teche el tejado de una casa refugio de pastores con teja árabe); retrasos en la percepción de las ayudas; se cierran colegios en pueblos por un alumno de menos según la normativa, y se desplaza a los chicos, con el consiguiente trastorno familiar; precaria asistencia sanitaria; aislamiento, dificultades de comunicación con carreteras peligrosas; robo de ganado por parte de desaprensivos, etcétera.
Tanto en esta jornada como en los dos días que acompañamos a los ganaderos para subir 2.650 cabezas de ovino segureño con varios carneros desde el Tranco de Beas a Santiago de la Espada, quisimos conocer la vida y los problemas de estas personas.
Cada día recorren de 20 a 25 kilómetros. A las seis y media ya se ponen en marcha, y a las nueve y media de la noche, en la sierra, donde toque, forman un sencillo campamento, cenan y a dormir al raso, con las estrellas por techo.
Subimos por el cordel de Hornos con el joven ganadero Jordi Morcillo, de 34 años, quien lleva unas mil ovejas en producción ecológica, tres mastines: ChicaCaldero y Tranco, y Moro, negro de raza carea-pastor. ¿Un sueño?, le pregunto: "Cuando tenía 16 años y veía a mi padre con el ganado, soñaba con hacer la trashumancia y tener una nave para el ganado, y ya lo tengo, estoy contento".
¿Problemas, Jordi? "Pues, las ayudas. Llevo tres años sin cobrar el pago único por trabas administrativas. Y hablamos de 24.000 euros, 8.000 por año. Espero que se resuelva. Tengo una subvención de 10 euros por oveja, que son unos 9.000 euros al año. Las ayudas a la trashumancia, que las hay, suponen 15.000 euros cada tres años, que te alivian un poco. Arrendar las fincas en Linares y en Santiago, me cuesta 25.000 euros al año, a lo que hay que sumar los piensos en paridera". ¿Cómo ves el futuro?: "Lo veo jodido porque nadie mira por nosotros. Las ayudas se van al olivo, al almendro, al algodón, y de nosotros nadie se ocupa".
Antonio Martínez, 33 años, lleva varios realizando la trashumancia con Jordi. Cada uno con su rebaño. Antonio lleva un millar de ovejas segureñas en ecológico, y Polvorón, de color canela y cruce carea-pastor belga. ¿Dificultades? "Pedimos delimitar las veredas, porque es difícil conducir a los animales por la vereda, por la cañada, por la vía pecuaria; faltan abrevaderos y descansaderos y cuando te metes en zonas de olivar, las dificultades son mayores", responde.
Antonio sueña "con tener una tienda y comercializar la carne a pequeña escala, ser autosuficiente". "Estamos pendientes de ayudas por criarlos en ecológico, pero esto tarda". Llega la noche y tras controlar al ganado, seguimos hablando en torno a una fogata: Andrés Martínez, de 67 años, padre de Antonio, va en un todoterreno de apoyo con la intendencia y un transportín para los perros y alguna oveja lisiada o enferma.
Daniel García, ganadero de 61 años, va con su hijo Javier, de 22, que estudia Ciencias Químicas en Granada, y con sus 650 ovejas, dos perros careas y dos mastines. Andrés y Daniel hablan de las ayudas de la PAC: "Se retrasan más de un año. A la hora de pagar, tarde y mal". Daniel heredó 200 ovejas del padre: "Yo, el orgullo que tengo es trabajar por mi cuenta, sin dueño ni jefe que te mande, aunque es un oficio muy esclavo". Le pregunto a Daniel por la segureña: "Es más fuerte que las demás, aguanta muy bien el frío y el rendimiento de la carne y el sabor es muy bueno, no tiene nada que ver con el merino".
Marcelo Morcillo, 70 años, ganadero de segureño y padre de Jordi: "Estoy orgulloso de mi hijo, pues sigue con la tradición mía y de mi padre. Me acuerdo que con siete u ocho años salía de la escuela y se venía conmigo a las ovejas". "Aquí, de algunas aldeas se está yendo la gente y, si los jóvenes no siguen, este oficio se acaba", dice.
Las ovejas ya están en su destino. Subimos a los Campos de Hernán Perea con Jordi y Nicolás, otro pastor-ganadero. En el todoterreno, Nicolás, de 54 años, habla de la sequía. "Mire, este camino de tierra por el que vamos solía estar encharcado por cauces de agua que fluyen de la montaña, pero está todo seco". Le pregunto por el cambio climático y me dice: "Yo no sé en que piensan los que lo niegan. Antes por esta época, tenías que abrigarte, y ahora subimos en mangas de camisa".
Varios patronos de la Fundación Savia y Paco Casero, su presidente, han acompañado a estos ganaderos en la trashumancia, un oficio en peligro de extinción. Las ovejas limpian el monte, lo abonan, diseminan las semillas y crean cortafuegos. La trashumancia debe preservarse y con ella el noble oficio de pastor y ganadero en extensivo por el bien del medio rural, de la naturaleza y del medio ambiente, cuyo Día Mundial, 5 de junio, seguimos celebrando.

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