Alertan de la inminente desaparición de especies únicas en el mundo y que aún podrían salvarse
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JUAN ENRIQUE GÓMEZ | GRANADA
Son científicos especializados en el mundo de los lepidópteros, investigadores que constatan la situación de peligro extremo en la que se encuentran algunas especies de mariposas endémicas que tienen sus principales hábitats en las sierras granadinas. El comité director de la Butterfly Conservation Europe, mantenía en Granada una de sus reuniones de trabajo para dar cuenta de los seguimientos realizados a cuatro especies que son consideradas como de las más amenazadas de Europa. Son parte de las 15 que la organización estudia en el continente y las únicas de la península Ibérica, lo que muestra que Granada, sobre todo Sierra Nevada, es también en el campo de la lepidopterología un territorio clave e internacionalmente reconocido por su especifidad.
«Son cuatro especies de las que dos podríamos indicar que están ya en una situación muy difícil y que a causa del cambio climático y la presión humana, desaparecerán», dice Miguel López Munguira, principal responsable de la Butterfly Conservation Europe y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, considerado como uno de los máximos expertos europeos en lepidópteros. Son dos endemismos de Sierra Nevada considerados como emblemáticos del macizo montañoso, Agriades zullichi (conocida como niña de Puerto Lobo) y Polyommatus golgus (niña de Sierra Nevada y niña del Mulhacén), las dos especies son de la familia de los licénidos, la mayoría de colores celestes en los machos y marrones las hembras, con el reverso de sus alas de colores ocres con puntitos negros. En los dos casos sus poblaciones son muy pequeñas y están aisladas. Agriades zullichi vive asociada a una planta, Androsace vitaliana nevadensis, que al igual que ella se encuentra amenazada de extinción por lo que su desaparición llevará consigo la de la mariposa. La niña de Sierra Nevada es más versátil en cuanto a flora de la que alimentarse, pero sus poblaciones están en regresión por encontrarse en zonas próximas a la estación de esquí y con presencia humana.
Los últimos estudios, en los que participan de forma muy activa especialistas del Parque Nacional de Sierra Nevada, la Consejería de Medio Ambiente, UGR y el Observatorio del Cambio Global, muestran una reducción de las poblaciones y una subida en altitud. «Si siguen ascendido llegará un momento en que no hay más tierra en la que vivir», dicen los científicos.
Las otras dos especies son endemismos que poseen sus poblaciones en la sierra de la Almijara, la llamada Polyommatus violetae, un licénido con el reverso de sus alas posteriores cruzado por una línea blanca, con poblaciones muy pequeñas y también en peligro de extinción.
La cuarta de ellas es una especie que vive en los pastizales de la sierra de Baza y algunos puntos de la Sagra, Euchloe Bazae, amenazada sobre todo por la reducción del ganado en esa zona, que ya no come en los pastizales y permiten el crecimiento de plantas que impiden la pervivencia de la flora habitual de los pastos, que es de la que se alimenta esta especie. «En este caso no es el exceso de ganado, sino su ausencia lo que provoca el problema», dice Munguira, que considera que con proyectos como el que tienen en marcha, patrocinado por la fundación suiza, Fondation pour la Nature, muestran la realidad de estas especies para poder establecer líneas de protección.
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