La Iglesia de los Santos Justo y Pastor acogió ayer la inauguración del ciclo que organiza desde hace 12 años la Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias
G. CAPPA GRANADA
Cuando a Andrea Marcon, flamante director de la Orquesta Ciudad de Granada (OCG), se le pregunta por sus actividades favoritas cuando está en Granada, habla con una gran sonrisa de la ensaladilla rusa del Cunini y de los órganos barrocos que acogen las iglesias de la ciudad. Y aunque para algunos tenga la etiqueta de 'minoritario', lo cierto es que el panorama que ofrecía ayer la Iglesia de los Santos Justo y Pastor desmiente esta idea preconcebida. Con mucho más público que en la mayoría de los conciertos de pop de un viernes por la noche, el maestro italiano Matteo Imbruno inauguró la XII Academia Internacional de Órgano que organiza la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias. Además de la interpretación de obras como Aria prima de Pachelbel o Toccatta prima de Muffat, el concierto tuvo el aliciente de ver en movimiento el retablo de la iglesia, con cuadros 'reversibles' y con un equipo de diez personas moviendo las poleas del engranaje para alternar las imágenes de la conversión de San Pablo con las de San Ignacio de Loyola -la iglesia fue fundada por los jesuitas- junto a las reliquias que custodia el templo. "Toda la iconografía es una catequesis en imágenes", explica Juan María Pedrero, organista y miembro de la Real Academia de Bellas Artes, sobre un retablo que, al igual que el instrumento protagonista, fue restaurado en 2007 dentro del plan Andalucía Barroca.
Respecto a la nueva edición de la XII Academia Internacional de Órgano, Pedrero insiste en la doble vertiente de difundir la música y el patrimonio material que representan los propios órganos. "Granada es una ciudad riquísima en este sentido y hay que ponerlos en valor porque son verdaderas obras de arte", afirma.
Los órganos que van a protagonizar el ciclo están restaurados pero, al no tener un uso frecuente en muchas ocasiones, encuentran cada año una puesta a punto perfecta para que la amalgama de timbres y sonidos lleguen al espectador como si el concierto tuviera lugar en el siglo XVIII. "Este festival contribuye a mantenerlos vivos para que la ciudad no pierda uno de sus patrimonios más importantes", continúa Pedrero para recordar a continuación a la Escuela de Granada, el núcleo de compositores que se formó al cobijo de Juan Alfonso García, el organista de la Catedral de Granada.
Juan María Pedrero da un paso más en su análisis y afirma que los órganos son un indicador del nivel cultural y de la sensibilidad hacia lo que es la música y el patrimonio. "Si vamos a Alemania, por ejemplo, que en muchos sentidos es un ejemplo de respeto por la música clásica, es un tema que se cuida", defiende sobre un instrumento que, dejando de lado la religiosidad, rezuma espiritualidad. "Es indiscutible que se ha desarrollado junto a la liturgia, aunque en épocas posteriores ya nos encontramos órganos en la salas de concierto, caso del Auditorio Manuel de Falla", sostiene. Y sin dejar de lado el protagonismo del órgano en la misa de las doce, Pedrero destaca una música que es "una contemplación del arte".
Por último, respecto a la buena acogida que año tras año recibe el ciclo de conciertos, Pedrero destaca la 'pertinaz' presencia de público pese a que otros estilos son los que mueven más dinero y tienen una presencia más destacada en los medios de comunicación. "Hay un prejuicio a priori, pero cuando vas a los conciertos y ves que las iglesias se llenan te das cuenta de la importancia que tiene el órgano".
El espectador agnóstico no tiene que esperar a septiembre para pisar una iglesia con el reclamo de un concierto. El Festival de Música y Danza lleva años abriendo estos espacios en verano en una cita que se retroalimenta con la Academia de Órgano. "Es necesario mostrar esta riqueza cultural de la ciudad que para muchos es un tesoro oculto", concluye Pedrero.
Respecto a la nueva edición de la XII Academia Internacional de Órgano, Pedrero insiste en la doble vertiente de difundir la música y el patrimonio material que representan los propios órganos. "Granada es una ciudad riquísima en este sentido y hay que ponerlos en valor porque son verdaderas obras de arte", afirma.
Los órganos que van a protagonizar el ciclo están restaurados pero, al no tener un uso frecuente en muchas ocasiones, encuentran cada año una puesta a punto perfecta para que la amalgama de timbres y sonidos lleguen al espectador como si el concierto tuviera lugar en el siglo XVIII. "Este festival contribuye a mantenerlos vivos para que la ciudad no pierda uno de sus patrimonios más importantes", continúa Pedrero para recordar a continuación a la Escuela de Granada, el núcleo de compositores que se formó al cobijo de Juan Alfonso García, el organista de la Catedral de Granada.
Juan María Pedrero da un paso más en su análisis y afirma que los órganos son un indicador del nivel cultural y de la sensibilidad hacia lo que es la música y el patrimonio. "Si vamos a Alemania, por ejemplo, que en muchos sentidos es un ejemplo de respeto por la música clásica, es un tema que se cuida", defiende sobre un instrumento que, dejando de lado la religiosidad, rezuma espiritualidad. "Es indiscutible que se ha desarrollado junto a la liturgia, aunque en épocas posteriores ya nos encontramos órganos en la salas de concierto, caso del Auditorio Manuel de Falla", sostiene. Y sin dejar de lado el protagonismo del órgano en la misa de las doce, Pedrero destaca una música que es "una contemplación del arte".
Por último, respecto a la buena acogida que año tras año recibe el ciclo de conciertos, Pedrero destaca la 'pertinaz' presencia de público pese a que otros estilos son los que mueven más dinero y tienen una presencia más destacada en los medios de comunicación. "Hay un prejuicio a priori, pero cuando vas a los conciertos y ves que las iglesias se llenan te das cuenta de la importancia que tiene el órgano".
El espectador agnóstico no tiene que esperar a septiembre para pisar una iglesia con el reclamo de un concierto. El Festival de Música y Danza lleva años abriendo estos espacios en verano en una cita que se retroalimenta con la Academia de Órgano. "Es necesario mostrar esta riqueza cultural de la ciudad que para muchos es un tesoro oculto", concluye Pedrero.
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