sábado, 15 de febrero de 2014

"Por desgracia, el sistema sigue plagado de lobos" granadahoy.com

La dureza de la crisis ha llevado a la ONG a plantear una ampliación del campo de batalla, aunque la prioridad sigue siendo la actuación en zonas de pobreza extrema, como el Sahel. "Allí, si nos vamos, la gente se muere".
FEDE DURÁN
José María Vera, director general de Oxfam Intermón. / M. G.
Aunque la ONG Oxfam Intermón no actúa todavía en España, la dureza y duración de la crisis le ha llevado a plantear una ampliación del campo de batalla que no es sinónimo de un cambio de modelo porque, recuerda José María Vera (Madrid, 1965), "las diferencias siguen siendo abismales". "Aunque en España hay una mayor exclusión social, nuestra prioridad siguen siendo las situaciones de pobreza extrema como la del Sahel, donde sigue habiendo una diferencia de renta de 50 a 1. Allí, si nos vamos, la gente se muere". 
 

-Me gustaría plantearle una serie de conceptos para que los encaje como  crea en España. El primero: plutocracia. 

-Lo de gobernar para las élites se ve más en otros países y entornos, pero España tiene mucho de plutócrata. Los datos arrojan que la desigualdad crece drásticamente, y eso ocurre porque hay una influencia mayor de las cúpulas. Antes de la crisis, el 20% de los españoles más ricos ganaba 5,3 veces más que el 20% más pobre, pero en 2011 esta cifra había aumentado a 7,5 veces.

-Segundo: cleptocracia.

-Tenemos mucha corrupción, y es algo que se percibe ahora en la sociedad española de una forma diferente. ¿Cuántas veces nos han dicho que el fenómeno era propio de los países del sur? Sin embargo, lo padecemos justo aquí, y como ocurre en otros territorios de cualquier tipo y nivel de desarrollo, esa corrupción suele quedar impune, muy especialmente la de cuello blanco y alta esfera.

-El tercero es doble. Corporatocracia y partitocracia van de la mano.

-Las conexiones e influencias de las grandes empresas sobre el poder político son altas, y sobre el partido como exponente de ese poder político incluso mayores. Y eso acaba influyendo en las leyes y en la gobernanza. Un ejemplo: el impuesto de Sociedades recaudaba hace seis o siete años más de 40.000 millones. A poco que la crisis empezó, la recaudación cayó a apenas 20.000, más del 50%, cuando los beneficios empresariales apenas se habían reducido un 10%. ¿Qué hay detrás? Una legislación procedente de la segunda legislatura de Aznar que aplica el Gobierno de Zapatero y que no revierte el actual aunque haya hecho algunos ajustes.

-La política fiscal de Montoro ha practicado un doble rasero: grandes patrimonios entre algodones, clases medias entre espinas.

-La presión ha aumentado sobre las clases medias porque el IVA, que se ha subido, es el impuesto más regresivo que hay. Volviendo al ámbito empresarial, pagan mucho más las pymes que las grandes corporaciones, aun sabiendo que las pymes fortalecen el tejido productivo y crean empleo. 

-Esta desafección del ciudadano estándar nos lleva a un escenario indeseable y pujante en Europa: el neofascismo.

-En España no ocurre con tanta fuerza aún. La ciudadanía está dando muestras de una sensatez y unos valores cívicos notables. Antes veo otro peligro que en realidad ya está ahí: la sociedad dual, la polarización, la ruptura de la cohesión social, la destrucción de lo que tantas décadas costó construir. Ese modelo donde hay espacio para la iniciativa privada pero bajo una regulación y una redistribución es lo que se está rompiendo y tiene un efecto muy directo sobre millones de personas a través de la exclusión, la precarización y la inseguridad. Y tiene efectos sobre la misma estabilidad del sistema. 

-El índice de Gini mide la desigualdad. ¿Es partidario de incluirlo en los cuadros macroeconómicos del Gobierno?

-Tendría que ser obligatorio porque es uno de los principales indicadores de salud social y de una política económica justa.

-¿Y por qué tantas reticencias?

-Asusta porque aquellos números que hablan sobre desigualdad luego implican unas medidas de política económica y fiscal que atacan los intereses de los más poderosos.

-Volvamos al juego del inicio. Riesgo sistémico.

-Mayor riesgo sistémico que la creciente exclusión social no existe.

-Agencias de rating.

-Parcialidad.

-La troika.

-Las mismas recetas fracasadas de hace décadas. Se aplicaron en América Latina, por ejemplo, o en el Este de Asia.

-Vinculado a lo anterior: austeridad.

-La pescadilla que se muere la cola: una mayor depresión de la economía que genera menores ingresos fiscales.

-Obama ha fracasado en su intento de regular los mercados. Wall Street cabalga con tanta libertad como siempre.

-Esa ola de cambio en el casino financiero global, que fue el generador de la crisis mundial, y que causó una fuerte determinación por ponerle coto, se ha diluido precisamente porque las élites tienen una enorme influencia. Otro ejemplo: el bloqueo a la tasa a las transacciones financieras, que es marginal pero serviría para regular, obtener dinero para los más pobres y ganar en transparencia, para que se conozcan mejor todas las operaciones financieras especulativas. Ahí ya nos topamos con la City y Wall Street, con los mercados, con el casino global, con la excusa manida del no, aquí no lo podemos hacer porque entonces las operaciones se van a ir a otro sitio... y eso que la tasa es algo menor, nada que ver con las grandes reformas del capitalismo financiero especulativo.

-¿Ha visto El Lobo de Wall Street? ¿Estamos rodeados?

-Por desgracia, esto sigue plagado de lobos. Tanto la película de Scorsese como algunos muy buenos documentales que hemos visto en este tiempo lo que reflejan es una adicción al dinero que lleva ya no sólo al egoísmo personal y societario sino que tiene, aquí sí, efectos sistémicos sobre la población que se calculan en vidas, en un empobrecimiento efectivo de seres humanos.

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