domingo, 2 de febrero de 2014

Patidifuso granadahoy.com

OPINION
SEÑALES DE HUMO
JOSÉ IGNACIO LAPIDO / 
ÚLTIMAMENTE uno tiene la impresión de que escribir sobre economía es hacerlo sobre una novedosa rama del gnosticismo. Parece como si el conocimiento de las verdades trascendentales en la materia sólo estuviera al alcance de los iniciados. 

Desde el poder y sus aledaños se repite una letanía monocorde: "Estamos en el buen camino. La recuperación ha comenzado". Yo, como gnóstico aficionado que soy, he probado con la experimentación introspectiva para alcanzar a comprender lo que de verdad hay en esas palabras y, qué quieren que les diga, no lo consigo. Ante mis incrédulos ojos se produce un baile de cifras y datos en apariencia reales que la misma realidad se empeña en desmentírmelos. Es cierto que los grandes bancos ya han anunciado sus multimillonarios beneficios: Santander, Caixa Bank, BBVA, Popular...7.674 millones de euros, cuatro veces más que en el año anterior. Pero no es menos cierto que la banca ha acelerado el ritmo de los desahucios. Sólo en la primera mitad de 2013, 35.000 familias tuvieron que entregar sus viviendas. Es evidente que la banca se ha pasado el código de buenas prácticas por el mismo sitio por donde algunos nos pasamos los informes de la FAES. 

La controversia con el tema de la recuperación económica se asemeja a la que se produjo con el de la divinidad de Cristo y que tanto dividió a los gnósticos primigenios. Recurramos pues a la mayéutica para encontrar un poco de luz en tanta confusión. ¿Podemos hablar de recuperación si un reciente estudio de la organización Save the Children afirma que casi tres millones de niños españoles están en riesgo de pobreza o exclusión social? ¿Por qué si las cosas empiezan a ir bien empresas como Coca Cola, que no es sospechosa de tener pérdidas, anuncia el despido de mil y pico trabajadores y el cierre de tres factorías? Emilio Botín ha declarado que "España se ha convertido en un ejemplo por sus reformas". Si estas reformas consisten en recortar derechos sociales y reducir drásticamente los salarios, convendremos que ni el mismísimo Sócrates dejaría de hacerse esta pregunta: ¿Es China el ejemplo a seguir por nuestros gobernantes, banqueros y empresarios? 

El panorama se nos presenta más desolador aún al comprobar que quienes tendrían que defendernos de tanta bonanza económica y tanta recuperación milagrosa, los grandes sindicatos españoles, andan sumidos en el mayor de los descréditos. 

Uno se esfuerza en la búsqueda de la verdad pero sólo consigue sentirse patidifuso, que según el diccionario es aquel que se queda parado por el asombro.

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