domingo, 27 de noviembre de 2011

"Ni la Obra Social ni el Museo están en riesgo" granadahoy.com

Antonio Jara. Presidente de CajaGranada


-La Obra Social de Caja Granada es el único reducto de lo que fue la entidad antes de su integración en BMN y parece que sólo quedarán cinco empleados. ¿Está en peligro?

-Tengo que matizar algo. BMN es un banco a través del cual cuatro cajas de ahorros, entre ellas CajaGranada, desarrollan su actividad financiera y operan en los mercados. Por tanto, la naturaleza jurídica de la Caja como entidad financiera permanece intacta y, en Andalucía, la marca con la que actúa y opera BMN es CajaGranada. Hecha la aclaración, debo añadir que la Obra Social, que es parte de nuestro ADN y de nuestra esencia fundacional, no está ni en riesgo ni en cuestión. Es verdad que con el descenso de márgenes hay menos recursos disponibles, pero lo suplimos con más trabajo, más imaginación y más colaboración entre instituciones y con los particulares. CajaGranada y su Obra Social siguen y seguirán estando plenamente operativas en Andalucía. Contamos con un excelente plantel de profesionales, tanto en la Obra Social como en las Fundaciones desde las que desarrolla su actividad: CajaGranada, Memoria de Andalucía y Desarrollo Solidario.

-¿Desaparecerá por imposición de los socios del BMN y los sucesivos recortes?

-Las cajas de ahorros son indisociables de su Obra Social y ésta es, sin duda, uno de sus activos más importantes. No podemos concebir el trabajo económico y financiero sin su conexión con la Obra Social. Es lo que hemos venido haciendo desde hace más de cien años y la razón última de nuestra integración en BMN. Si llega un momento en que no hay beneficios no habrá reparto, y si desaparece la Obra Social habrán desaparecido las cajas de ahorros como tales. Confío en que nunca llegue ese día.

-Usted entró en la caja garantizando la continuidad de la marca y de la Obra Social. Si las circunstancias obligan a dar marchas atrás ¿cuál sería su respuesta?

-En la actualidad la marca CajaGranada está garantizada y la continuidad de nuestra Obra Social, también. No hay marcha atrás. Somos una entidad financiera con personalidad jurídica propia y CajaGranada es la marca de BMN en Andalucía. Si esta situación cambiase y el marco normativo viniese a alterar ese estatus jurídico-financiero, podría decirse que el actual acoso al modelo de las cajas habría acabado, definitivamente, en derribo. En ese escenario tendríamos que hablar de nuevo, sacar conclusiones y dilucidar las responsabilidades de cada uno. A día de hoy es un escenario que no contemplo y que, conceptualmente, rechazo.

-El presupuesto de la Obra Social ha bajado. ¿Seguirá esa tendencia?

-Toda nuestra actividad ha experimentado ajustes y la Obra Social no podía ser una excepción. El futuro dependerá de los beneficios que obtenga nuestro Banco y de la confianza de nuestros clientes. No obstante, la actividad que hacemos en la Obra Social no ha decaído. Estamos siendo más austeros, intentando priorizar mejor nuestras acciones. Que haya menos recursos nos obliga a ser más creativos, más imaginativos y a colaborar para optimizar recursos.

-¿Seguirán los apoyos al deporte, a la cultura, a las clases más desfavorecidas?

-En estos momentos, la acción social debe ser la prioridad y es lo que demandan nuestros clientes. Seguiremos ayudando a las ONG y a los colectivos que más lo necesitan, así como ofreciendo microcréditos. Daremos continuidad al fomento de la solidaridad internacional. Desde CajaGranada defendemos la transversalidad de la Obra Social y tratamos de usar el Centro Cultural para hacer actividades de carácter social. Queremos seguir "ayudando a los que ayudan".

-Una de las medidas más drásticas de este año ha sido eliminar el Premio de Novela. ¿Consecuencia de la situación de ajustes actual o realmente no creía en el proyecto?

-También es un buen ejemplo de la nueva política social de la Caja. No se trata de una medida drástica sino de un ajuste de presupuestos a las nuevas necesidades y requerimientos de la sociedad a la que va dirigida nuestra Obra Social. La Obra Social ha de adaptarse a cada tiempo y hemos decidido invertir recursos en otras actividades. Pero no desdeñamos la importancia que tiene la creación literaria y, por ejemplo, seguimos firmemente comprometidos con los Premios Literarios de Jaén.

-Otro asunto delicado es el futuro del Museo de la Memoria. ¿Se ha convertido en un lastre?

-Se trata, efectivamente, de proyectos que han de acomodarse a una situación bien distinta de aquella en la que se concibieron. Pero eso no les invalida ni les resta valor. El Centro Cultural CajaGranada y el Museo de la Memoria de Andalucía son proyectos ambiciosos de los que nos sentimos orgullosos, en los que seguimos creyendo y que tenemos que seguir potenciando. Para ello, contamos con el apoyo y la confianza de las instituciones. Es un gran centro de referencia en Andalucía, por el que pasan miles de niños cada año, que aprenden historia de una forma dinámica, ágil y a través de tecnologías de vanguardia. Es un proyecto que seguiremos manteniendo.

-Granada sigue siendo una de las provincias más retrasadas desde el punto de vista de las infraestructuras. ¿Hay agravio como denuncia el actual alcalde?

-Yo nunca he negado la existencia de agravios, pero también he reconocido y denunciado actitudes sociales y políticas propias, que dificultan y lastran nuestro despegue socioeconómico. Andalucía sigue teniendo un serio problema de vertebración territorial, que amenaza con convertirse en una cuestión de articulación social. Pienso que sería conveniente abrir un diálogo político interterritorial, desapasionado y generoso, que apacigüe tensiones y corrija desequilibrios. Frecuentemente, la invocación sistemática del agravio esconde una cierta indolencia y sirve de coartada para la elusión de responsabilidades. En Granada necesitamos proyecto propio, consenso, concertación social y unidad. Y, sobre todo, trabajo. Mucho trabajo. Mi percepción es que, mientras vamos perdiendo altura y peso relativo en la comunidad andaluza, el tiempo se nos va en polémicas estériles y lamentos que no conducen a ninguna parte.

-¿Qué opina de los indignados?

-Hay mucha gente con motivos de sobra para estar indignada. Y este movimiento me parece una clara llamada de atención sobre los déficits de nuestra democracia y sobre la distancia que hay entre la realidad de las personas y los discursos imperantes en la vida pública e institucional. Un movimiento que demuestra que la sociedad no está tan dormida y acomodada, como a veces tendemos a pensar. No comparto alguna de las acciones que han llevado a cabo, y pienso que hay un problema de organización-articulación que puede acabar malogrando una iniciativa ciudadana pública de indudable oportunidad y de utilidad política incalculable.

MAGDA TRILLO

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