domingo, 9 de octubre de 2011

Los porteros contra el narcotráfico ideal.es

El Servicio Marítimo de la Guardia Civil se ha incautado en los últimos seis años 25.000 kilos de droga que las mafias intentaban introducir por la Costa de Granada

Los porteros contra el narcotráfico
Servicio Marítimo de la Guardia Civil existe en Motril desde 2004 y tiene responsabilidad de todo lo que acontece en el mar :: SALVADOR RODRÍGUEZ

El 90% de las veces que los agentes salen al mar por un aviso, las operaciones acaban en una simple inspección rutinaria. Falsas alarmas a las que, por si acaso, hay que acudir. No se puede bajar la guardia ni un segundo porque los ‘malos’ están dispuestos a colarse en cualquier despiste. Y es que, aunque normalmente no ocurra nada grave, hay veces en que lo que era una salida para patrullar se transforma en una auténtica escena de película de acción, con persecución incluida. Embarcaciones que se dan a la fuga y a las que hay que intentar alcanzar sea como sea, incluso a base de embestidas. La lucha contra el narcotráfico es una de las misiones más importantes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Motril, que en los últimos seis años ha evitado la entrada de 25.000 kilos de droga por la Costa de Granada. Un equipo compuesto por una treintena de agentes controla desde elpuerto –su sede– que este negocio de las mafias tenga harto difícil meter su mercancía por alguno de los puntos del Mediterráneo que van desde Albuñol hasta La Herradura . Trabajo que, por supuesto, suele ir coordinado con los demás equipos de tierra de la Guardia Civil, así como del Servicio de Vigilancia Aduanera si se precisa. Hay operaciones que se realizan por completo en mitad del mar, pero, en otras muchas, se aguarda hasta que los traficantes arriban al destino que tienen pensado para rodearlos por los cuatro costados y proceder a su detención y al decomiso de todas sus mercancías.
«La manera más habitual para introducir la droga en Granada es a través del mar», apunta el teniente del Servicio Marítimo, que reconoce que este litoral es una puerta más de Europa. La posición frente a las costas de África, donde se encuentran las grandes plantaciones de hachís, hacen del enclave un blanco fácil para el narcotráfico, que cada vez diversifica más su ‘modus operandi’ para alcanzar tierra firme. Desde el Servicio Marítimo explican que, antes, la manera más usada por los traficantes para llegar a la Costa era a través de embarcaciones de alta velocidad, algunas hasta con cuatro motores. Con ellas, en apenas cuatro horas podían cruzar el Estrecho y cumplir satisfactoriamente este trámite si lograban no ser vistos o no levantar sospechas. Ahora resulta más complicado determinar en cuál de las centenares de embarcaciones que a diario recorren este ‘pasillo’ entre África y Europa pueden transportar droga porque usan barcos de lo más variado. Desde los de alta velocidad hasta pequeños navíos de recreo, de pesca, e incluso motos acuáticas.
Sospechas
La trayectoria que siguen, los distintivos que posea la embarcación, la bandera, la iluminación o la hora de navegación son indicios que pueden hacer sospechar a las fuerzas de seguridad. Existen radares y cámaras que vigilan en todo momento lo que ocurre en el mar. Si se detecta algún movimiento extraño, inmediatamente desde la central dan la voz de alarma al Servicio Marítimo, que se aventura mar adentro. En muchas ocasiones, son otras embarcaciones las que avisan de que algo en las aguas no está dentro de la cotidianidad.
Con las intervenciones que han realizado este año ya se han incautado cerca de 4.000 kilos de hachís, cifra que en el mercado de la droga alcanzaría los seis millones de euros. El año pasado se obtuvo en total una cantidad muy similar, se contabilizaron cinco toneladas, igual que en 2007. Los dos últimos años ha habido un fuerte incremento con respecto a los dos anteriores, cuando requisaron alrededor de mil kilos cada año. El material decomisado se multiplicó por cinco desde 2009 a 2010 y este año se mantiene en esa última línea.
Para superar estas cifras hay que retroceder hasta 2006, cuando se obtienen los números más elevados de este tiempo. Entonces, el Servicio Marítimo coordinado con el resto de unidades de la Guardia Civil evitó que entraran en Granada por mar 9.000 kilos de droga. Ese mismo año se realizó una de las mayores operaciones contra el narcotráfico en la provincia: se incautaron de una vez cinco toneladas que los narcotraficantes trataron de introducir por Albuñol.
El responsable de Servicio Marítimo en Motril sostiene que anualmente son detenidos una media de diez ó doce personas por estas causas. Aunque las cifras se triplican cuando se añaden las detenciones realizadas por la Guardia Civil de tierra, que es la que se hace cargo de la investigación.
La labor realizada por los agentes de Servicio Marítimo en este ámbito es sin duda la más ardua. Habitualmente son intervenciones que se realizan por la noche en las que, obviamente, el traficante por norma intenta darse a la fuga. Es ahí cuando los cuatro miembros que habitualmente van en la patrullera Río Aragón, –la que suele intervenir en este tipo de operaciones– se olvidan de cualquier tipo temor y se centran en su cometido: detener a la otra embarcación. Si el mar está en calma, y descontando la velocidad y la oscuridad, no hay más trabas en el camino. Sin embargo, cuando hay el más mínimo oleaje, la dificultad y el peligro se multiplica. El trabajo de los perseguidores en esos instantes supera con creces cualquier ficción. No hay tiempo para titubeos. «Cuando hemos acabado es cuando comenzamos a pensar lo que hemos hecho, a analizar si las decisiones que hemos tomado en ese instante han sido las correctas», comentan el alférez y el sargento mientras están al mando de la embarcación.
Servicio Marítimo afronta cada día de trabajo como una incógnita. No hay ni horarios ni rutas fijas. El ritmo lo marcan las emergencias. Si el mar está bravo, quizá sea un día tranquilo, pero de cualquier manera, en el atraque del muelle de Costa, durante las 24 horas del día y los 365 días del año, hay alguien dispuesto a actuar. Ya sea en una operación antidroga o para el rescate de un pescador.

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