Antonio Mansilla exhibe lo mejor de
 su producción artística en una muestra en Alhama en la que rinde 
homenaje al poeta Pedro Garfias
ANTONIO ARENAS  | GRANADA
 El autor, ante de las obras de gran formato que dedica al poeta andaluz. :: A. ARENAS
A Antonio Mansilla muchos lo conocen por sus labores 
periodísticas en este diario, pero muy pocos saben de su faceta 
artística y, sin embargo, lleva más de 25 años en el mundo de las artes.
 Es posible que en esta labor sea más conocido fuera de España que en la
 ciudad de los cármenes. El origen de esta faceta artística hay que 
buscarlo en los años 80, cuando de la mano de José Rodríguez Tabasco 
entró en el Área de Cultura de la Diputación de Granada. Por entonces 
tuvo la oportunidad de contactar con artistas como Miquel Barceló, José 
María Sicilia, José Manuel Broto, integrantes del Equipo Crónica, por 
citar algunos nombres. A ello hay que unir su interés desde la infancia 
por la pintura, pues reconoce que con 8 años ya estaba pintando e, 
incluso, ganaba algún que otro premio con un dibujo a plumilla. A la 
edad de 15 años se inicia con el óleo y llega a exponer en la Casa de la
 Cultura de Maracena, con 20 obras en la Galería del Aeropuerto de Ibiza
 y con 22 en la Universidad Iberoamericana de Puerto Rico. A ellas le 
sucederían innumerables colectivas e individuales en distintas partes de
 España y el extranjero.
Nueva técnica y tamaño 
En estos momentos sus deseos son exponer en las cabezas de 
partido de la provincia granadina como Alhama, Loja o Montefrío a las 
que está vinculada familiarmente «para mostrar una pintura que no está 
vista» por la técnica empleada y tamaño. La muestra, que se inaugura en 
Alhama el lunes, 5 de mayo, se denomina 'Miradas del Mediterráneo' y 
tiene dos vertientes. La primera se compone de los 15 cuadros de 60 
figuras en formato de 130x100 cm, en la que busca la fusión desde el 
propio marco en la que empieza a construirse el cuadro. Se trata de 
telas que cada una de ellas representa un cuadro que posteriormente ha 
sido cosido con máquina industrial para que toda componga una pintura. 
Una vez montado se ha vuelto a plasmar esas imágenes de las 32 ciudades 
de 10 países distintos que recorre el Festival 7 Soles, 7 lunas cuyo 
presidente de honor fue José Saramago al que tuvo la oportunidad de 
conocer en Castril. Según informa, su obra recorrerá en los próximos 
años diez países vinculados al poeta (Brasil, Cabo Verde, Croacia, 
España, Francia, Grecia, Israel, Italia y Portugal) a los que es muy 
posible que se incorporen otros tres más, entre ellos Marruecos y Túnez.
Por otra parte, la exposición es un homenaje a Pedro 
Garfias, poeta andaluz del Partido Comunista exiliado en México, Premio 
Nacional de Poesía en 1939, otorgado por Antonio Machado, y fallecido 
prácticamente en la miseria en Monterrey (México). Nos comenta que «a él
 le dedico estas obras de gran formato, de hasta dos metros de altura 
que luego se expondrán en una galería de Guanajuato y en otros museos en
 el año 2015». Así mismo, que en el año 90 conoció su obra «y desde 
entonces está enganchado a ella».
En Andalucía también podrá ser contemplada en Puente Genil,
 Écija, Osuna, así como en Salamanca, Valencia, y fuera del territorio 
nacional en París, «es decir en las 11 ciudades en las que estuvo 
vinculado. Previamente podrá verse también en el Centro de Iniciativas 
de Loja, en el Museo Arqueológico de Baza durante el mes de octubre, en 
el Museo del Olivo de Montefrío o en la Casa de la Cultura de Guadix, 
entre otras localidades granadinas.
«He tardado en algunos de los cuadros más de tres meses en 
conseguir ese puntillismo que hay trabajar día a día, barajando el moho,
 la propia humedad del ambiente con distintos pigmentos naturales 
obtenidos con cortezas de árboles, hojas y plantas con los que consigo 
las distintas veladuras en los distintas telas que componen mis cuadros 
para que cada una tenga un peso y una relación en la obra». Nos explica 
que «todo está muy estudiado y estructurado para que la forma, el color y
 el sentimiento vayan todos en un mismo camino». A continuación comenta 
estos elementos en su obra denominada 'Árbol de la vida', alguna de 
cuyas partes ha estado más de tres meses enterrado entre plantas del 
tabaco procedente de las plantaciones de su padre en Santa Fe.
Pigmentos naturales 
Papeles de seda, esmaltes sintéticos, laca industrial y 
carboncillo son los materiales que utiliza, entre otros, para los 
grandes cuadros dedicados a Garfias, en cuyo fondo y estructura del 
cuadro empleó tres jornadas y una hora en la figura, siguiendo las 
recomendaciones que a principios de los 90 le dieron Luis Gordillo, 
Ángel Horcajo y Juan Genovés y que le han permitido obtener esta 
original «fotografía» del poeta, que se puede apreciar mejor conforme 
nos vamos alejando. «Para desgracia de las tiendas -nos confiesa- yo 
fabrico todo, desde el marco hasta las pinturas obtenidas con pigmentos 
naturales». A continuación nos comenta y destaca el cuadro que ha 
dedicado a Montefrío -que en realidad son siete cuadros en uno- o a 
Puente Vera en Italia en el que llama la atención la fusión de un cuadro
 clásico (guitarristas) con la cabeza de un animal conseguido a base de 
un pimiento seco trabajado con productos químicos para que perdure en el
 tiempo.
Otros homenajes 
En otras ofrece un homenaje a su madre incluyendo como 
pieza un bordado a mano sobre la que ha estampado una mancha roja en 
torno a la cual gira todo el cuadro. En otro recoge un poema manuscrito 
de Garfias y una piel de lubina que ha podido incluir gracias a las 
indicaciones de un amigo químico. Cuando contemplamos estas obras juntas
 nos llama la atención el contraste entre los colores fríos y cálidos. 
En algunos casos estos últimos conseguidos de una forma singular ya que 
ha sido a partir del colorante del arroz que no puede darle «ninguna 
marca comercial. Por lo inusual, el resultado es bastante impactante», 
concluye.


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