Las familias gastan más de 12.000 euros en un niño sordo los primeros años de vida
DANIEL ROLDÁN  | MADRID
Baterías que duren diez años, como los marcapasos. Aparatos
 completamente internos o con solo una enana parte en el exterior. 
Implantes que puedan aguantar al agua. Son algunos de los pasos que la 
industria está realizando para mejorar la vida de las personas sordas a 
través de los implantes cocleares, que en España llevan unas 10.500 
personas, según la Federación de Asociaciones de Implantados Cocleares 
de España. Una tecnología que va a permitir que en el futuro los sordos 
de nacimiento tengan una vida mejor, aunque siempre habrá otro tipo de 
sordos (accidente, degeneración auditiva.), gracias al desarrollo de los
 audífonos y de los implantes.
Esta última operación, creada por André Djourno en 1957, 
consiste en un aparato con dos partes, una exterior y otra intracraneal,
 que ejerce de transductor, es decir, que transforma todas las señales 
acústicas en señales eléctricas a través del nervio auditivo. Estas 
partes traducen los sonidos para que las personas con una sordera 
profunda puedan escuchar y descubrir en qué mundo viven. Estos aparatos 
se colocan en los bebés antes del primer año de vida. A los seis meses 
se hace un diagnóstico y antes de llegar a los 12 meses se realiza la 
operación. Antes había que esperar entre 24 y 28 meses para poder 
introducir el implante, un tiempo perdido para el aprendizaje de los más
 pequeños que se ha solventado con la introducción en todas las 
comunidades de un programa de detección precoz. La incorporación de este
 dispositivo está financiada por el Sistema Nacional de Salud (SNS), 
pero con matices: solo se subvenciona la primera operación, o la primera
 pareja de audífonos, y nunca el mantenimiento.
Un implante cuesta sobre los 10.000 euros y una pareja de 
audífonos sobre los 6.000 euros. Pero, ¿qué pasa si un niño pierde un 
audífono o se estropea y necesita una reparación? «Las comunidades 
autónomas solo pagan 725 euros por audífono, algunas un poco más. No 
llega ni a la tercera parte de su coste y es factible que un niño 
pequeño lo pierda», comenta José Luis Aedo, presidente de la 
Confederación Española de Familias de Personas Sordas (Fiapas). Además, 
la situación de muchas familias se complica debido a la vida útil de los
 audífonos, cuatro años, y que la SNS solo aporta una ayuda hasta los 16
 años. Una familia con un niño sordo puede pagar más de 12.000 euros 
antes de esa edad y, a partir de entonces, unos 3.000 euros por cada 
audífono.
Tres pilas cada dos días 
La situación de los implantes cocleares es similar en 
cuanto al gasto que se debe realizar, en este caso por su mantenimiento.
 Las baterías de estos sistemas se componen de tres pilas que apenas 
usan dos días, con lo que el gasto se dispara. «El último paquete de 60 
pilas me ha costado 15 euros», asevera Aedo, que gasta unos 140 euros al
 año. Pero, además, hay que añadir el coste de los cables del implante 
coclear, que pueden llegar a costar 80 euros cada uno y se deben cambiar
 cada dos meses. «Y si alguien opta por un implante con una batería, 
esta cuesta más de 400 euros», añade Aedo.
Pero además, hay que añadir más gastos eventuales. Por 
ejemplo, algunas reparaciones. El SNS paga, según las comunidades, la 
totalidad o parte de la sustitución de la antena (cada año), del 
micrófono (cada cuatro años) y el procesador (cada siete años) siempre y
 cuando haya prescripción médica. «Si no se rompen, la pagamos 
nosotros», comenta el presidente de Fiapas.
Tanto esta organización como la Confederación Estatal de 
Personas Sordas (CNSE) coinciden en señalar que esta situación causa 
problemas graves a muchas familias que, con la crisis, se han visto 
seriamente afectadas. «La brecha económica crece entre las familias de 
niños sordos. Hay una clara discriminación económica en el acceso a 
estas ayudas técnicas», apunta la CNSE. «Las baterías de otras prótesis 
están pagadas y un funcionario, por ejemplo, no tendría nada 
subvencionado», añade Aedo.


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