Células del corazón creadas a partir de células madre 
embrionarias humanas restauran satisfactoriamente los músculos del 
corazón dañados en monos, según un estudio. Los resultados del 
experimento, que aparecen en la edición digital de este miércoles de 
'Nature', sugieren que el enfoque debe ser viable en los seres humanos, 
según resaltan los propios autores.
 
"Antes de este estudio, no se sabía si es posible producir un número 
suficiente de estas células y utilizarlas con éxito para regenerar los 
músculos de corazones dañados en un animal grande cuyo tamaño y 
fisiología del corazón son similares a los del corazón humano", afima el
 director del equipo que llevó a cabo el experimento, Charles Murry, 
profesor de Patología y Bioingeniería de la Universidad de Washington 
(UW), en Estados Unidos. Murry, también director del Centro para la 
Biología Cardiovascular en la UW, espera que este enfoque pueda estar listo para los ensayos clínicos en humanos dentro de unos cuatro años.
 En el estudio, este experto, junto a otros colegas del Instituto de 
Células Madre y Medicina Regenerativa de la Universidad de Washington, 
indujeron experimentalmente infartos de miocardio controlados, una forma
 de ataque al corazón, en macacos de cola de cerdo anestesiados.
Se crearon los infartos bloqueando la arteria coronaria de macaco 
durante 90 minutos, un modelo establecido para el estudio del infarto de
 miocardio en los primates. En los seres humanos, los infartos 
de miocardio suelen estar causados por la enfermedad de las arterias 
coronarias, de forma que la falta del flujo sanguíneo adecuado 
resultante puede dañar el músculo cardiaco y otros tejidos, 
privándoles de oxígeno. Como el músculo del corazón infartado no vuelve a
 crecer, el infarto de miocardio hace que el corazón sea menos capaz de 
bombear sangre y, a menudo, conduce a la insuficiencia cardiaca, la 
principal causa de muerte cardiovascular. El objetivo de la terapia de células madre es reemplazar el tejido dañado con nuevas células del corazón
 y conseguir que el corazón que falla funcione con normalidad. Dos 
semanas después de los infartos de miocardio experimentales, científicos
 de Seattle inyectaron mil millones de células musculares cardiacas 
derivadas de células madre embrionarias humanas, llamadas cardiomiocitos
 derivados de células madre embrionarias humanas, en el músculo 
infartado. Esto fue una cantidad diez veces mayor de estos tipos de 
células que la que los investigadores han sido capaces de generar antes.
Se administró a todos los monos terapia inmunosupresora para prevenir el rechazo de las células humanas trasplantadas.
 Los investigadores encontraron que semanas después, las células 
musculares del corazón derivadas de células madre se infiltraron en el 
tejido cardiaco dañado, maduraron, se ensamblaron en las fibras 
musculares y comenzaron a latir en sincronía con las células del corazón
 de los macacos y, después de tres meses, las células parecían haberse integrado plenamente en el músculo del corazón del animal.
 En promedio, las células madre trasplantadas regeneraron el 40 por 
ciento del tejido cardiaco dañado, señala otro de los autores de este 
estudio, el doctor Michael Laflamme, profesor asistente de Patología en 
la UW y cuyo equipo fue el principal responsable fabricar las células 
musculares del corazón de reemplazo.
"Los resultados muestran que ahora podemos producir el número de células necesarias para la terapia humana y obtener formación de nuevo músculo cardiaco
 en una escala que es necesaria para mejorar la función del corazón 
humano", afirma Laflamme. Los estudios de ultrasonido de los corazones 
de los macacos mostraron que la fracción de eyección, una indicación de 
la capacidad de los corazones para bombear sangre, mejoró en algunos de 
los animales tratados, pero no en todos. Los investigadores 
también vieron que las arterias y venas de los corazones de los macacos 
se convirtieron en el nuevo tejido del corazón, por lo que es 
la primera vez que se demuestra que los vasos sanguíneos de un animal 
huésped se convierten en y nutren un gran injerto derivado de células 
madre de este tipo.
Las complicaciones más preocupantes fueron episodios de latidos irregulares o arritmias,
 que se produjeron semanas después de que los macacos recibieran las 
inyecciones de células madre, señala Murry. Sin embargo, ninguno de los 
macacos parecía tener síntomas durante estos episodios, los cuales 
desaparecieron tras dos o tres semanas conforme las células madre 
maduraron y se hicieron más eléctricamente estables. En el futuro, estos
 investigadores de la UW trabajarán para reducir el riesgo de arritmias,
 tal vez mediante el uso de células madre eléctricamente más maduras. También tratarán de demostrar de forma definitiva que las células madre realmente fortalecen el poder de bombeo del corazón. "Estas células han mejorado la función mecánica en todas las otras especies en las que se han probado, por lo que eramos optimistas con que lo harían en este modelo también", concluye Murry.
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